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martes, 14 de agosto de 2012

•"Tan solo una salida" {Capítulo 7}.

-Siento mucho lo de Scott.
-No pasa nada, tú no tienes la culpa de que sea un imbécil –noto que su mandíbula se tensa al recordarle, pero sonríe de todas formas- además, yo soy el que tiene que pedirte perdón.
-¿Por qué?
-No debería haber actuado así. Cuando nos encaramos y tú te metiste en medio, debería haber parado de inmediato. Podría haberte hecho daño.
-No lo hiciste.
-Ya sé que no lo hice, pero tuve miedo –traga saliva- por ti.
-No tienes que tenerlo, Justin.
-No quiero que ese tipo se acerque a ti. No quiero que vuelva a hacerte daño nunca más. No quiero que te mire, porque si me entero de que vuelve a ponerte una mano encima yo mismo le arrancaré la cabeza.
-Solo vino porque tú estabas conmigo –le aseguro- hace meses que no se acercaba a mí.
-No me gusta.
-Lo sé –pongo mi mano sobre la suya, que descansa apoyada en el césped y noto que está tenso de nuevo.
-Si te pasara algo… -ahora baja la mirada hacia mí, y yo la alzo para encontrarme con sus ojos- no sé qué haría.
-Mientras tu estés aquí no va a pasarme nada –sonrío.
-Porque no voy a dejar que te pase –y sus labios vuelven a dejar ver dos filas de perfectos dientes blancos que relucen al sol.

Y ya no hay más palabras. Ninguno de los dos intenta llenar el vacío que ahora se ha formado. Ninguno de los dos se molesta en intentar cambiar el mas mínimo detalle de ese momento. Justin me mira intensamente mientras sonríe de la forma más dulce que se pueda imaginar, y yo le miro mientras intento no perderme en sus ojos. Pero no funciona.

Ambos estamos sobre el césped, prácticamente estoy perdida en los brazos de Justin, que me rodean. Su mano derecha reposa sobre la mía y ahora noto como Justin comienza a acercarse despacio. Se lo que intenta, y yo también lo quiero, pero no estoy segura de que todo esto esté bien.

-Justin… -susurro casi en su boca. Estamos muy cerca, de nuevo.

Este no dice nada, simplemente se limita a seguir avanzando hacia mí, estoy segura de que en cualquier momento nuestros labios se rozarán, y yo estaré perdida.

-Justin, no… -repito, pero casi no puedo hablar.

Veo como él retrocede apenas unos centímetros y me observa.

-Haz lo que tu corazón te pida –susurra- solo eso.
-Pero…
-No pienses –dice.

Y ahí decido dejarme llevar. Llevo demasiado tiempo soñando con este momento. 

Demasiado tiempo esperando que algo como esto me pasase, y ahora tengo miedo.

-Tranquila –susurra, y esa es su última palabra antes de besarme.


Al principio tengo miedo. Miedo de que algo pueda salir mal, miedo de que no le guste, de que no sepa reaccionar a esto. Pero cuando sus labios rozan los míos, como por instinto… responden. Noto la respiración de Justin y sé que no puede aguantar un minuto más. Ha alargado demasiado este momento intentando que sea perfecto, y lo ha conseguido.

-Bésame –le pido.

Y así lo hace.

Ahora más fuerte, más rápido. Ahora más ardiente.

Nuestros labios se chocan y logran unirse de una vez por todas, pero ya no se vuelven a separar. Puedo notar sus labios húmedos y cálidos sobre los míos. Me dejo llevar y es como si esto hubiera pasado millones de veces. Y lo ha hecho… en mis sueños.
Siento a Justin ahora más cerca de mí, el miedo que antes sentía se convierte en deseo. Deseo por él, por su boca. Noto su lengua abrirse paso hasta encontrar la mía y ambas se acarician una y otra vez. A partir de ese momento el tiempo se para y no sé donde estoy. Solo le siento a él.

Sé que Justin desea lo mismo que yo, porque puedo notar el calor que desprende su cuerpo y también oigo los latidos de su corazón a mil por hora. Su aliento se hace cada vez más fuerte. Sus manos ahora agarran mis caderas llevándome sobre él. Queda entonces él tendido sobre el césped, y yo sobre sus caderas. Me agarra más fuerte, haciendo que nuestros cuerpos solo sean uno. Intensifica el movimiento de nuestros labios a medida que pasa el tiempo y los dos sentimos que el calor sube. Y es ahí, entonces, en ese momento… cuando lo noto. Algo debajo de mi se vuelve duro justo en la entrepierna de Justin. Y sin poder evitarlo se me escapa un gemido. Pienso que todo esto es una locura. Justin está excitado. Yo lo estoy. Me aprieta aún más hacia él y sé que si no hago algo acabaremos en la comisaría por escándalo público. Cualquiera diría que estamos fuera de control. Y es que así es. Y Justin cada vez está más y más excitado, o eso me dicen sus pantalones. Esto es una locura. Llevábamos demasiado tiempo deseándolo. Y cuando estoy a punto de perder el control, como si Justin lo notase, como si supiera que si no nos separamos acabaremos haciéndolo aquí mismo, el beso acaba.

El no dice nada. Yo tampoco. Le miro y él me mira también. El aliento sale entrecortado de su boca y cierra los ojos un momento para volver a retomar el control de sus actos, sin separarse ni un centímetro de mi. Yo sigo inmóvil.

-¿Estás bien? –logro murmurar entre sus brazos.

Sus ojos se abren y vuelvo a ver su sonrisa.

-Estoy bien.

Y puedo ver en su cara que a pesar de que ambos hemos deseado más, estamos felices de haber podido por fin tomar lo que estábamos buscando. Extiendo mis brazos sobre el césped para levantarme pero Justin me lo impide. Al principio pienso que no quiere dejarme, pero cuando sus ojos se desplazan hasta sus pantalones y sonríe avergonzado, lo comprendo.

-Lo siento –puedo ver el rubor en sus mejillas mientras me mira.
-¿Por qué? –sonrió.
-Yo…
-No tenemos tres años –le digo- tranquilo.

Me levanto dejándole tirado ahí, y me sacudo el césped de mis shorts vaqueros recién estrenados. Justin también se levanta pasados unos minutos, y vuelve a mirarme sin saber muy bien qué hacer. Ese típico momento incómodo que te invade cuando acabas de besar a la persona que tanto tiempo habías buscado. Cuando todo está dicho y las palabras no bastan para expresar lo que sientes. Se hace el silencio. Un silencio que no queremos romper, y que tampoco sabemos cómo hacerlo. Justin me mira y extiende sus brazos llamándome. Me abraza y sonrío de nuevo.

-¿Tienes hambre? –digo, volviendo a la realidad.
-La verdad es que si –me suelta- ¿Qué quieres hacer?

Ambos estamos aún nerviosos por lo que ha pasado, pero nos sentimos bien.

-Podríamos ir a comer a algún sitio...
-¿Restaurante? –se muerde el labio.
-¿Chino? –le imito.
-Me encanta el chino.
-Conozco un restaurante que está a las afueras, pero tendremos que ir en coche.
-No hay problema –coge mi mano y comienza a andar- vamos a por el mío.

Al entrar a su coche, tras haber repetido el trayecto de esa misma mañana sin ningún incidente, noto un olor a frutas frescas.

-Huele muy bien –le digo, cerrando la puerta.
-Tú también hueles muy bien –ríe.
-Me refería al coche –bufo.
-Si, bueno –arranca y se pone sus gafas de sol- ¿Dónde hay que ir?
-Pon música –le pido.
-Está bien, pero dime donde hay que ir.
-Primero pon música –insisto.

El enciende la radio y vuelve a mirarme.

-¿Y bien? –pone sus manos sobre el volante.
-Quiero escuchar mi canción.
-¿Tu canción? –Hace una mueca- no sé de qué me hablas. Yo no he hecho ninguna canción para ti.
-Si, ya –río.

Justin mete un disco, puedo leer “believe” en la carátula, y selecciona una canción antes de darle al Play. ¿Quién lleva su propio disco en el coche? La canción empieza a sonar y yo sonrío antes de susurrarle un “gracias”. Justin se inclina hacia mí y me da un breve beso en la mejilla, antes de que yo le indique el camino hacia el restaurante.

{Bueno, déjenme contarles una historia,
De una chica y un chico,
El se enamoró de su mejor amiga,
Cuando ella está cerca, el no siente otra cosa que felicidad,
Pero ella había sido dañada, y eso la hizo ciega,
Pero ella nunca hubiera podido creer que el amor tocaría a su puerta,
Pero ¿sabes que te amo? ¿o no eras consciente de ello?
Eres la sonrisa en mi rostro, y no me iré a ningún lado,
Estoy aquí para hacerte feliz, estoy aquí para verte sonreír,
He estado esperando mucho durante tiempo para poder decirte esto}

Mientras escucho la canción que Justin escribió para mí, cierro los ojos e intento no ponerme a llorar.

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