✖️

Podemos leernos también en http://nsgritandoensilencio.blogspot.com.es/, donde hablo de todo sobre nada y gritamos un poco en silencio.

sábado, 26 de enero de 2013

•"Tan solo una salida" {Capítulo 19}.


El resto de la cita es bastante repulsiva y desesperante, pero intento concentrarme en imaginar que no es el con quien estoy, y cuando eso no funciona comienzo a repasar los detalles sobre el plan “efecto orco”. Scott me lleva a tomar un helado y después caminamos por el parque a la vista de todos. La gente me mira impresionada e intrigada al mismo tiempo. Puedo leer en sus ojos lo que están pensando. Incluso llego a escuchar algunos murmullos claros. “¿Por qué está otra vez con él?”,“Esa chica es tonta, no aprende”, “Oh dios, Sweden y Scott juntos”.  Pasan las horas y Scott decide ir a comer a un McDonals. Un plan con el mismo romanticismo que él, cero. Después damos un par de vueltas más por la plaza para que todos se aseguren de ver el gran espectáculo, mientras yo tengo que aguantar que esa babosa repugnante me sujete la mano.

-Sonríe, nos están mirando –se burla Scott.
-Te escupiría en la cara –bufo.
-Cuatro… diez…

Y pongo la más falsa de mis sonrisas vista nunca.


Al llegar a casa Scott intenta acercarse pero decido que eso es llegar demasiado lejos. Puede que aguante que me toque con su sudorosa y asquerosa mano, pero jamás llegará más lejos que eso.

-Eh –me separo- nada de contacto físico, gusano.

Parece que va a decir algo, pero en su lugar se limita a mirarme en silencio unos segundos, y después se aleja murmurando un “nos volveremos a ver pronto”.


Entro en casa y me encuentro a mi madre en la cocina haciendo uno de sus famosos bizcochos.

-¿Qué tal te fue con el malvado villano? –pregunta de espaldas a mi.
-Bien… -digo, intentando ocultar el sarcasmo de mi voz- supongo.

Ella sabe más de lo que parece, y eso me inquieta.

-Dale recuerdos al príncipe de mi parte.

Subo a mi habitación sin decir nada más y me tiro sobre la cama intentando repasar lo ocurrido en las últimas horas. “Plan efecto orco” repito para mis adentros, y comienzo a pensar en cómo llevarlo a cabo para lograr que desaparezca el susodicho. Por la tarde mientras leo uno de los nuevos libros que encontré en la nueva sección de la librería, mi teléfono suena y doy un salto sobre mi misma asustada por el volumen del móvil. Creía que lo tenía en vibración. Miro la pantalla. “Justin”. Sonrío y en menos de tres toques descuelgo y lo llevo sobre mi oreja.

-Hola pequeña –dice una voz tierna al otro lado.
-Hola Justin –susurro dejándome caer de nuevo sobre la cama, con una sonrisa tonta que nace de algún lugar.
-¿Qué tal te fue hoy? –se que sonríe.
-Interesante… -hago una mueca.
-Cuéntame.
-Tuve… -guardo silencio un instante- una cita con… -se que a Justin no le va a gustar esto-  Scott.

Silencio al otro lado. La tensión comienza a notarse.

-¿Justin? –le llamo.
-Estoy aquí –responde ahora más seco, después de unos segundos.
-Bueno… -busco rápidamente algo que decir que logre descargar la tensión creada en un momento.

Más silencio.

-Tú fuiste quien me hizo prometer que te contaría todo lo que ocurriera con él.
-Y sigo queriendo que lo hagas –su voz vuelve a sonar rápidamente.
-Pues entonces no reacciones… así –suspiro.
-No esperes que me parezca bien que ese imbécil pueda estar cerca de ti y yo esté a miles de jodidos kilómetros sin poder hacer nada al respecto. Estoy harto. Esto me supera.
-Justin…
-Lo siento –baja su tono- se que no es culpa tuya, pero… compréndeme.
-Lo hago.
-Estoy tan frustrado Sweden…  necesito ir a verte pero tú no me dejas. ¿Cómo crees que me siento? –el dolor se nota en su voz ahora.
-Sabes que eso no es así –el pecho comienza a dolerme.
-Pero… quiero ir.
-Te conozco y sé que si vienes no podrás estarte quieto y todo lo que estoy haciendo se acabará yendo a… –suspiro- he avanzado mucho y el plan está en marcha.

Justin guarda silencio resignado, respira e inspira unas cuantas veces intentando recomponerse y después vuelve a intervenir.

-Y bien… cuéntame que te dijo.
-Quiere cuatro citas –respiro lentamente- quiere que salgamos para que todo el mundo vea que Scott Perks siempre gana y después dirá a todos que me ha dejado porque se aburrió de mi, y entonces conseguirá lo que quiere.
-Maldito bastardo hijo de puta –su voz suena dura, su mandíbula está muy tensa.
-Después de eso me dará la foto y todo se habrá acabado. Para siempre.
-Juro que voy a matarlo –Justin está alterado.
-Eh… recuerda que tenemos un plan –sonrío ahora- juré que iba a hacerle pagar todo lo que me hizo y sigo manteniéndolo.
-¿Qué quieres hacer?
-Cuando consiga la foto voy a destrozar de tal manera su orgullo que meterá la cabeza en su culo y desaparecerá durante mucho, mucho tiempo. Se va a arrepentir de haber jugado conmigo. Te lo aseguro.
-Hmmm –suelta un gemido divertido- me gusta cuando te pones de chica mala –ríe.
-Tonto –río con él.

Tras unas bromas Justin vuelve a ponerse serio.

-¿Y que hicisteis en la… cita?
-Paseamos, comimos en un McDonals y… me trajo a casa.
-¿Y?
-Y nada más.
-¿Y…
-Sé lo que intentas saber, y no… no me besó y tampoco hubo ningún contacto.

El suspira al otro lado.

-Solo cogió mi mano en la calle… -hago una mueca.

Silencio.

-No sabe donde se está metiendo –asegura.
-Justin, tranquilo. No voy a dejar que me ponga una mano encima.
-No, no lo harás –gruñe- porque si me entero de que te toca o se acerca a ti a menos de dos metros voy a cortarle las pelotas y me haré un collar.
-Justin…
-Sweden, no sé qué le pasa a ese bastardo por la cabeza, pero para mí no es un juego, y créeme –hace una pausa- estoy luchando jodidamente duro para intentar mantener la calma y no coger un avión para darle una patada. Eres mía Sweden -suspira- no quiero que nadie más te toque.

La sangre se drena de mi cara ante su revelación y siento que las manos comienzan a temblarme. “Eres mía”. Oh dios mío. Esto es de verdad.

-Te quiero, Justin.

Oigo un suspiro al otro lado.

-Yo también te quiero, pequeña –y ahora sé que sonríe.


Tras unas horas intensas de conversación Justin se vuelve a cenar y yo decido acostarme ya que es bastante tarde. Deduzco que los siguientes días Scott me dejará tranquila, ya que el plan es que todos se enteren de que estamos juntos y para ellos los rumores deben correr con seguridad, por lo que pasarán unos días hasta que vuelva a querer hacerse ver para asegurarse de que todos siguen expandiendo la noticia. Cierro los ojos evadiéndome de pensar en él y mis sueños me llevan de nuevo al lado del chico que realmente quiere estar a mi lado. El que lucha día a día para conseguir que todo funcione y el que de verdad daría lo que fuera por estar cerca de mí.



{#Justin}
Con los ojos cerrados y tirado sobre el césped noto el viento rozar mi pelo y el sol calentar mi cara. Sumido en mis pensamientos deseo que ella este a mi lado al abrirlos, y aunque creo estar solo, como por arte de magia una piel suave acaricia mi cara tiernamente. Abro los ojos y lo primero que veo es una sonrisa que me ciega. Miro un poco más arriba y me topo con sus ojos que me miran intensamente. Unos ojos color verde intenso. Una mirada penetrante pero a la vez dulce que me hace querer seguir mirando más allá de ellos y no volver a salir nunca. Una mirada que me hace perderme, sumido en ella. Sus ojos se cierran y se acerca a mí para darme un beso. Aunque todavía no he reconocido a la persona, sin saber porque ni como me dejo llevar y mis labios esperan los suyos con deseo. Unos instantes después nuestras bocas se juntan y mis labios se funden con los suyos en un beso lento y apasionado. Poco después su lengua se abre paso en mi boca buscando su compañera y juntas, juegan disfrutando del momento. Mantengo mis ojos cerrados e intento esforzarme en reconocer a la dueña de esos labios carnosos que se han adueñado de mi. De repente muerde la parte inferior del mío y un gemido ahogado sale de mi boca. Una risa la delata y entonces se que solo puede ser ella. Sweden está aquí. La chica se aleja unos centímetros dejándome ver su cara y entonces confirmo que la persona que me ha robado ese intenso beso es la misma que robó mi corazón hace mucho tiempo.

-Justin –susurra sentándose a mi lado y posando una de sus manos sobre mi pierna mientras con la otra acaricia mi mejilla- te eché de menos.
-Yo también a ti –respondo perdiéndome de nuevo en su mirada- no sabes cuánto pequeña.

Extiendo mi mano y comienzo a jugar con un mechón del pelo castaño que cae sobre su cara. Sweden vuelve a sonreír y se acerca de nuevo dándome un beso en la cara. Ambos nos miramos después de eso y el deseo comienza a crecer dentro de mí. Ella se levanta para sentarse después sobre mis piernas y con sus brazos rodea mi espalda. Yo paso mis manos por sus caderas hasta llegar al final y la estrecho más contra mi pecho. Ambos sonreímos y comienzo a sentirme excitado, pero cuando nuestros labios están a punto de reencontrarse una voz la hace alejarse de mí.

De repente miro mis manos caer sobre mis piernas y veo que ya no está conmigo. La voz vuelve a llamarme y escucho una risa, esta vez amarga, que me hace mirar hacia arriba.

 Lo que me encuentro me deja helado.

Scott abraza por detrás a Sweden y esta le corresponde entrelazando sus dedos. Ambos sonríen a la vez que me miran. Yo no puedo creer lo que está pasando. Intento levantarme para correr hacia ella pero las piernas no me responden.
-Oh, creo que te quedaste solo –Scott sonríe de nuevo.

 Miro a la chica, quien me devuelve unos ojos fríos e inexpresivos sin separarse de él.

-Sweden… -murmuro.
-Lo siento Justin –dice seca- pero creo que no serías capaz de darme lo que Scott me ofrece.
-¿Qué? –una punzada en el corazón.
-No me malinterpretes, eres buen chico… pero creo que no lo bastante hombre como para hacerme feliz –ella hace una mueca de burla y después se gira para besarle.

Y ahí estoy yo, viendo como la chica a la que amo me abandona por el que la hizo sufrir. No lo entiendo. Esto no puede ser real.

De repente los dos se separan y Scott se acerca hacia mí serio.

-Pobre Justin… tan ocupado con sus conciertos que no supo ver que su chica se alejaba de el –ríe- a tantos kilómetros de su cuerpo que no pudo darse cuenta de que otro la poseía –una carcajada hace que mi corazón se parta en dos.

Miro a Sweden de nuevo esperando que ella me diga que es una broma, pero en su lugar esta se acerca a mí y me da una bofetada.

-Me dejaste escapar y ahora has perdido lo que más querías –sonríe- no vales para nada.

Me llevo las manos a la cara para evitar que mis lágrimas corran pero ya casi no puedo ver nada. Scott se para frente a mí y nuestras miradas se cruzan. Deseo intensamente matarlo.

-Ah, por cierto… una última cosa –se frota la barbilla.

Le miro esperando otro golpe.

-Levántate, llegaremos tarde al ensayo y Dan se enfadará –sonríe.

Le miro sin comprender lo que acaba de decir y entonces noto algo raro. Su voz a cambiado. Es algo familiar pero no logro saber el que. ¿y Dan? ¿Qué quiere decir con que Dan se enfadara? ¿A dónde llegaré tarde? No lo entiendo.

-¿Qué?
-Eh Justin –dice ahora Sweden- vístete y coge tu guitarra.

La misma voz.

-¿Mi… guitarra?

Entonces los dos vuelven a besarse delante de mí y todo se vuelve negro.
Abro los ojos desesperado y observo que me encuentro en mi habitación, sobre mi cama. Llevo las manos sobre mi frente y al frotarlas se empapan de sudor. Al girarme  hacia la puerta veo a Scooter mirarme fijamente.

-Justin levanta, vas a llegar tarde –otra vez la voz.

Era todo una pesadilla. 
-----------------------------------------------------------------------
Espero que os haya gustado, dad RT aquí si leísteis el capítulo. Gracias.

miércoles, 2 de enero de 2013

•"Tan solo una salida" {Capítulo 18}.


-Te quiero, princesa -susurra Justin al otro lado del teléfono.

Y así, ambos volvemos a cobrar vida. Noto como la voz de Justin se vuelve dulce y ahora sé que estoy preparada para afrontarme a esto. Y que el también lo está. Hablamos. Le cuento todo lo que ha pasado desde la última vez y lo mucho que le extraño. Le digo que mientras ambos sigamos llevando esos collares nadie va a separarnos. Que le quiero como no quise a nadie en mi vida y que no voy a dejar que nos separen. Solo nosotros decidimos nuestro destino, y el mío es estar junto a él.

-Supongo que no me harás caso si te digo que no hagas esto –reprocha- si te pido que dejes a Scott y no te acerques a él.
-No, no lo haré.
-¿Y si te lo suplico? –Su voz se vuelve tierna- no es la mejor solución.
-Es la única solución ahora.
-Esa foto me da igual Sweden –ahora se pone serio- lo digo enserio, no me importa que la gente se entere de que tengo a la persona más increíble a mi lado.
-Esto no es solo por esa foto Justin, lo sabes.
-Si –asiente al otro lado- lo sé.
-Voy a devolverle todas y cada una de las putadas que me ha hecho.

Y el silencio vuelve a inundarlo todo.

-No dejes que te enamore –me pide.
-No pienso hacerlo.

Acordamos que pronto acabaremos con todo esto y podremos volver a abrazarnos. Como aquel día. Como nuestro primer día.


Esa noche tengo un sueño. Un sueño que por primera vez en mucho tiempo hace que sienta mariposas en el estomago. Mis pesadillas se hunden en lo más profundo para dejar a la luz uno de los mejores sueños de mi vida. Y Justin está en el.


##
Habían pasado ya seis días desde la cita con Scott, y desde entonces no había vuelto a saber nada de él. Puede que se lo hubiera pensado mejor y hubiera decidido que toda esta historia es una tontería. O puede que mi conversación con él le hubiera abierto los ojos y por fin comprendiera que jamás volvería con él. Por nada del mundo. En la vida.

Desde nuestra llamada de reconciliación, Justin prometió que muchas cosas iban a cambiar, y comenzó a llamarme cada día. Al levantarme veía un mensaje de texto deseándome buenos días y cada vez que tenía un hueco me llamaba para asegurarse de que todo seguía bien. En una de nuestras conversaciones a altas horas de la madrugada, como solíamos hacer en aquellos tiempos en los que todo era fácil, comenzamos a buscar soluciones en cuanto al tema de Scott e ideamos un plan de venganza al que Justin llamó “efecto orco”. El plan aún no estaba del todo acabado, pues yo estaba esperando la llamada de Scott para una segunda cita en la que supuestamente aclararíamos las condiciones y funcionamiento de esta historia de locos absurda. Prometí a Justin que le mantendría informado, y así fue.


Esa mañana me levanto con un mal presentimiento. Miro el reloj y veo que las agujas no marcan más de las cinco. Me he desvelado. Un escalofrío recorre mi cuerpo y doy por seguro de que hoy será un día difícil. Me levanto de la cama como puedo y me envuelvo en una manta. Bajo al salón y me sorprende ver que mi madre está viendo la televisión en el sofá.

-Buenos días –murmura tirada boca arriba.
-Todavía no es de día –contesto.
-¿Qué hora es?
-Las cinco.
-¿Y qué haces despierta? –gira la cabeza en mi busca.
-Bueno… -me acerco al sofá y me dejo caer a su lado- últimamente no duermo demasiado bien.
-¿Y eso es debido a…
-Nada en particular –miento.
-Vamos Sweden –sonríe irónicamente- soy tu madre. Recuerda que estamos conectadas por algo extraño que me activa el instinto.

Ella se incorpora para poder hablar mejor y yo la miro durante un instante preguntándome si debería o no contarle toda la historia. Supongo que no es necesario dar muchos detalles, así que accedo.

-Problemas con los chicos –suspiro.

Mi madre me mira fijamente.

-¿Justin?
-Bueno…
-Creía que Justin era un buen chico, parece muy simpático –mira la televisión sin ver demasiado- además parecía que estaba loquito por ti.
-No mamá –sonrío- no es Justin el problema. El es… -cojo aire y lo expulso detenidamente- él es muy bueno conmigo.
-¿Entonces?

Mi mirada se fija en el suelo mientras intento buscar las palabras adecuadas que cuenten mi historia sin decir nada en realidad.

-¿Ves esas películas en las que la protagonista se enamora de un chico que cree su príncipe azul, con el cual todo es perfecto… hasta que aparece el malo de la película con su caballo negro y su espada envenenada?
-¿Ajam? –mi madre parece interesada en lo que le digo, que en realidad es la historia de mi vida.
-Pues bien, la chica y su príncipe azul creen que todo es tan fácil como amarse, y que el amor todo lo puede. Ellos creen que mientras estén juntos nada más puede entrometerse entre ellos. Pero lo que el príncipe no sabe es que hay un hombre malvado que antes le hizo daño a la chica, y que como no consiguió lo que quería volvió para estropear su historia de amor.
-¿Y que busca exactamente el chico malo?
-Busca separarlos y llevarse presa a la chica para impedir que sea feliz.
-¿Y no hay un hada madrina en la historia que pueda ayudarla? –pregunta.
-No… en esta historia solo hay tres personajes.
-Pero recuerda que el bien siempre triunfa en las películas, y a pesar de que hayan obstáculos el príncipe siempre consigue a la princesa y el malo acaba desapareciendo. El destino está en manos de la chica.
-No es tan fácil cuando el protagonista es el malo –suspiro.
-Cariño… -mi madre me acaricia la cara con su mano dulcemente- creo que el problema de esta película es que la chica no sabe aún lo importante que es ella en esa historia –sonríe- creo que ella tiene la clave para que todo salga como espera, pero aún no ha descubierto como conseguir tomar los mandos de ese cuento.

Miro fijamente los ojos vivos de mi madre y me doy cuenta de que ha entendido mucho más de lo que me hubiera gustado.  Me sonríe tiernamente y después me da un beso en la mejilla.

-Recuerda que el bien vence siempre al mal.

Ella se levanta y, así, sin más… se dirige dando pequeños saltitos hacia la cocina en busca de una taza de chocolate muy caliente. Vuelve con dos, y uno de ellos me lo entrega. Pasa el tiempo mientras miramos entretenidas la televisión y cuando quiero darme cuenta ya son las diez.

Subo a mi habitación y me meto a la ducha. Mientras me visto mi móvil suena y me acerco para leer el mensaje que hay en mi pantalla.

“Segunda cita. A las doce en el parque frente al arroyo. No llegues tarde”.

Y ha llegado el día. Mis ilusiones se pierden. Scott sigue vivo, no ha muerto repentinamente como yo esperaba, y tampoco se ha pensado mejor toda esta locura. Sigue empeñado en jugar a un juego que no tiene un final coherente. No sé cómo va a acabar esto y tampoco sé que pretende en realidad.



Cinco minutos antes de la hora prevista me encuentro sentada en un banco al fondo del paseo, con los cascos puestos y la música a tope. Cierro los ojos mientras el sol me da en la cara y calienta mis parpados, aprieto fuerte los puños deseando despertar al lado de Justin y que todo esto haya sido solo una pesadilla.

Alguien toca mi hombro y estoy tan sumida en mis pensamientos que creo que es él quien estará junto a mí, pero al mirar a esa persona a la cara la sonrisa se borra de mi rostro y vuelvo a fijar la vista en la pantalla de mi móvil.

-Hola –Scott se sienta a mi lado.

Le miro en silencio y apago la música.

-¿Qué tal estas hoy? –pregunta cauto, sin acercarse demasiado a mí.
-Estaba bien –respondo seca- pero ahora tengo unas tremendas ganas de vomitar.
-Veo que no has hecho caso a lo que te dije el otro día –sonríe amargo.
-¿En cuanto a lo de ser simpática contigo? –río- déjame pensar… hmmm… no.
-Peor para ti.
-Seguro que no puede haber nada mucho peor que estar aquí en compañía de ti  –sonrío irónica.

Scott me mira receloso unos segundos y después se recuesta sobre el respaldo del banco cruzando los brazos sobre su pecho, se acerca un poco más a mí y mira al cielo pensativo.

-Está bien, esto es lo que haremos –gira la cabeza hacia mi- tu quieres la foto y yo quiero que seas mía.
-Un trato algo injusto, por cierto –espeto.
-Bien, mirémoslo de otro modo más profundo –se frota la barbilla con las puntas de los dedos- tu quieres una relación con Justin sin obstáculos, quieres ser feliz con el sin que nadie se entrometa –su cara se vuelve divertida ante mi expresión de ira al escuchar que le nombra- yo quiero que todos sepan que Scott consigue lo que quiere. Y lo que quiero es que la gente sepa que vuelves a estar conmigo, después diremos que te dejé porque me aburriste y así todos estaremos contentos.

Mis puños se aprietan bruscamente y los meto en los bolsillos de mi sudadera para evitar estamparlos en su cara.

-Tu retraso mental es bastante importante –escupo.
-El trato –me ignora- es que tendremos cuatro citas, y después de eso yo te daré la foto y tú harás con ella lo que quieras.
-¡¿Cuatro?! –le miro con odio.
-Cuatro, si pones de tu parte y te portas como una buena chica. Si no serán muchas más… y créeme que no me importa estar con esto todo el tiempo que haga falta.
-Tres.
-Estoy siendo demasiado bueno contigo teniendo en cuenta que en la primera cita me insultaste y ahora estas a punto de pegarme –ríe.

Guardo silencio durante unos minutos y después hablo.

-Cuatro citas y después desaparecerás de mi vida para siempre.
-Trato echo –extiende su mano.

La miro y retrocedo instintivamente. No quiero tocarlo ni con un palo.

-Recuerda que cuatro pueden ser diez –sonríe maliciosamente.
-Trato….echo… -le estrecho la mano sin ganas.


El resto de la cita es bastante repulsiva y desesperante, pero intento concentrarme en imaginar que no es el con quien estoy, y cuando eso no funciona comienzo a repasar los detalles sobre el plan “efecto orco”. Scott me lleva a tomar un helado y después caminamos por el parque a la vista de todos. La gente me mira impresionada e intrigada al mismo tiempo. Puedo leer en sus ojos lo que están pensando. Incluso llego a escuchar algunos murmullos claros. “¿Por qué está otra vez con él?”,“Esa chica es tonta, no aprende”, “Oh dios, Sweden y Scott juntos”.  Pasan las horas y Scott decide ir a comer a un McDonals. Un plan con el mismo romanticismo que él, cero. Después damos un par de vueltas más por la plaza para que todos se aseguren de ver el gran espectáculo, mientras yo tengo que aguantar que esa babosa repugnante me sujete la mano.

-Sonríe, nos están mirando –se burla Scott.
-Te escupiría en la cara –bufo.
-Cuatro… diez…

Y pongo la más falsa de mis sonrisas vista nunca.



Al llegar a casa Scott intenta acercarse pero decido que eso es llegar demasiado lejos. Puede que aguante que me toque con su sudorosa y asquerosa mano, pero jamás llegará más lejos que eso.

-Eh –me separo- nada de contacto físico, gusano.

Parece que va a decir algo, pero en su lugar se limita a mirarme en silencio unos segundos, y después se aleja murmurando un “nos volveremos a ver pronto”. 
Y así, supero una nueva página de la historia de mi vida.
--------------------------------------------------------------------------
Espero que os haya gustado este capítulo, Dad RT a esto si leísteis. Gracias.