✖️

Podemos leernos también en http://nsgritandoensilencio.blogspot.com.es/, donde hablo de todo sobre nada y gritamos un poco en silencio.

martes, 14 de agosto de 2012

•"Tan solo una salida" {Capítulo 1}.

Esta mañana me he levantado sabiendo que hoy va a ser un buen día. Me he levantado con una sonrisa en la cara porque sé que una vez más voy a verle. Hoy voy a ver a mi amigo, a Justin. Le echo de menos.
Me levanto y voy directamente al baño, enciendo la luz y me miro al espejo. Hoy tengo buena cara. Menos mal. Salgo y miro el reloj. Faltan dos horas. Me meto en la ducha y dejo que el agua caliente corra sobre mis hombros relajándolos. Hoy va a ser un día interesante, pero también agitado.
Justin Bieber está en la ciudad, y siento que tengo que protegerlo. Tengo que camuflarlo como a uno de esos bichos de los arboles, o al menos intentar que nadie le vea. No es difícil, ya que este es un pueblo pequeño y perdido. Casi todos los habitantes son mayores y los demás, bueno… no están muy puestos en cuanto a la música y esas cosas. A pesar de ello, Justin Bieber es conocido en todo el mundo. Hay que tener cuidado.
Rompo mis pensamientos y decido salir de la ducha. Después de buscar por todo mi armario, decido ponerme unos shorts ajustados y una camiseta de encaje con tirantes sencilla. Dejo que mi pelo se seque al aire, lo tengo largo y castaño. Y me maquillo, pero muy poco. Odio parecer una puerta.
Limpio mi habitación y bajo al salón para percatarme de que mis padres ya no están en casa. Si hay algo que me gusta y a la vez detesto de mi familia, es que solo pasan en casa unas diez horas, de las cuales ocho están durmiendo.
Vuelvo arriba y meto en mi bolso la cartera, unas gafas de sol y unas cuantas cosas más que presiento que hoy voy a necesitar. Me siento sobre la cama y abro el portátil. Espero unos diez minutos a que se caliente. Este trasto da pena. Mea cuerdo de que Justin me ha dicho unas mil veces que quiere comprarme un portátil nuevo, pero yo no le dejo.
Cuando se enciende me meto a twitter.
“Hoy va a ser un buen día”,
“¿Preparado, súper estrella?”,
“te estás retrasando, otra vez”.
Mi móvil vibra sobre la cama, tengo un mensaje de Justin. “Lo siento, llegaré en cinco minutos”. En ese momento comienza a dolerme el estómago y entonces me acuerdo de que no he desayunado. Hago unos cálculos para intentar averiguar si me da tiempo a preparar algo antes de que él llegue. Suena el timbre y pienso “no, no me da tiempo, no”.
Bajo al salón lo más deprisa que puedo y me arreglo un mechón de pelo antes de abrir la puerta. Cojo aire y abro. Ahí está. Más guapo que nunca, más alto y más sexi. Me mira sonriente esperando mi reacción. A pesar de que llevo enamorada de el casi un año, nunca se lo he dicho. Siento que todo desaparecería entre nosotros.

-Oh dios –me llevo las manos a la cabeza- ¿E-e-eres Justin Bieber? –ahogo un grito de excitación- ¿Justin Bieber está en mi casa? –comienzo a dar saltitos sobre mi- ¡Oh dios, es Justin Bieber! ¡No me lo puedo creer!
El me mira sin decir nada, guarda silencio durante unos minutos y entonces sonríe.
-Déjate de tonterías, creo que me ha seguido un paparazzi –susurra- tengo la impresión de que ellos te espían.
Los dos reímos y entonces le dejo pasar.
-¿Has venido en tu coche? –digo mientras me dirijo a la cocina.
-Si –contesta el detrás de mi.
-¿Scooter sabe que has venido? –pregunto.
-No –dice seco.
-¿Y tu madre? –insisto.
-Si.
Le miro un momento para percatarme de que está frente a mi, serio y con los brazos sobre el pecho.
-¿Qué te pasa? ¿superestrella? –adopto su misma posición.
-No me has saludado.
Pienso durante un momento y me acuerdo de que, efectivamente, no le he dado un abrazo.
-Quería que fuera intimo –pongo cara pícara.
-Si, claro –bufa.
Sin decir nada más me acerco a el lentamente. Veo que al principio se resiste pero a medida que avanzo abre sus brazos y una sonrisa aparece en la cara. Los dos nos fundimos en un intenso y largo abrazo. Me pego un poco más a el y noto que su respiración se agita. Le echaba de menos.
-Cada día estas más guapa –dice finalmente cuando nos separamos.
-Habló el chico más feo de Canadá.
-Bueno, tomo mucho el sol –ríe.
Nos sentamos en el sofá y comienzo a mirarle fijamente. Pongo la televisión y su nuevo videoclip sale en MTV, nos miramos y después sonrío.
-Sales muy guapo ahí –le miro- aunque un poco descoordinados esos pasos de baile, y tu pelo demasiado puntiagudo. ¿Y esa pose? Eres un chulito.
-Eh, eh, eh –me frena- creía que te gustaba –ríe.
-Y me gusta.
-Tu también a mi –dice pícaro.
-Ya –me levanto intentando que no se fije en que me he puesto nerviosa de repente- ¿tienes hambre?
-La verdad es que si –se lleva la mano a la barriga- me obligas a coger un avión desde California y no me ofreces nada de desayunar.
Ignoro su último comentario, aunque en realidad me gusta. Voy a la cocina y preparo el desayuno para los dos. Hablamos de cómo va todo, excepto de su trabajo. Intento no sacar mucho el tema, ya que se que le agobia. Me dice que solo su madre sabe que está aquí y que Scooter le montará una buena por haberse ido sin decir nada.
-Pero es tu semana libre –digo mientras doy un sorbo a mi café.
-Si, por eso estoy aquí –se burla- pero a Scooter no le gusta que viaje sin decirle nada. Incluso intentó quitarme el pasaporte –ríe- pero eso no funcionó.
-Si, porque estás aquí –río imitándole.
Justin me hace prepara una cafetera más. Abro otro paquete de galletas y se las paso. Es increíble cómo puede comer tanto y estar tan…
-Y bueno –sonríe- ¿Qué cuentas tu?
-Nada del otro mundo.
-El otro día, por teléfono me dijiste algo sobre Scott –se pone serio- ¿Qué le pasa a ese idiota ahora?
-Nada, puede que solo sean cosas mías, pero últimamente le veo demasiado –yo tambien me pongo seria- es como si por casualidad siempre estuviera ahí. Está ahí cuando voy a comprar el pan, cuando vuelvo a casa por la noche, cuando salgo por la mañana. –un escalofrío me llena de repente- es siniestro.
-Es un estúpido –ahora Justin parece molesto- dile a tu ex novio que si no deja de acosarte tendré que acosarle yo a el.
-Déjale, es igual –intento quitarle importancia.
-Sweden –ahora su voz parece haber bajado una octava- salisteis hace dos años y sigue detrás de ti.
-Cree que somos amigos –le digo- pero ya le he dicho que no somos nada.
-Más le vale mantenerse alejado –me mira intensamente- y bien –de repente su expresión cambia y como si quisiera eliminar la tensión que se ha creado por momentos, sonríe sin mas- ¿Dónde vas a llevarme hoy?
-Ya sabes que aquí no hay mucho que ver –sonrío ante su cálida voz- podemos pasear.

-Pasear –repite- me encanta pasear.

No hay comentarios:

Publicar un comentario