-¿Quién es
Daniel? –pregunta intentando seguir con la cabeza hacia delante para que el
fotógrafo no le vea la cara.
-Cuando yo
te haga una señal, ve hacia allí –señalo el parque con el pequeño pasillo. El
callejón- tienes que separarte de mí antes de que Daniel te vea. Hazme caso.
Nos vemos en unos minutos.
Seguimos
andado hasta estar lo bastante cerca el callejón y de Daniel para que no sospeche.
Miro a Justin una última vez y le hago la señal. El comienza a andar más rápido
y se mete en el parque. Veo como se sube los pantalones. Sus bóxers vuelven a
asomar a pesar de todo. Este chico no cambia.
-¡Daniel!
–le llamo.
Al momento
el chico viene hacia mí. Sonríe, pero su sonrisa desaparece cuando ve mi cara.
-¿Qué pasa
Sweden? –se acerca.
-Mira hacia
atrás –le indico- no tengo mucho tiempo. ¿Ves al fotógrafo que viene hacia
aquí? –digo sin darme la vuelta.
-Si
–contesta el.
-Necesito
que te libres de el –le pido- lleva persiguiéndome todo el día.
-¿Qué?
–parece enfadarse.
-Me está
acosando. Creo que quiere sacarme fotos o algo así.
-Vale, vete,
déjame a mí.
-Solo
asústalo, Daniel. Nada más –le digo.
-Tranquila
–dice, y sigue andando como si nada.
Intento
andar deprisa y sigo los pasos de Justin, quien ya me espera dentro del
callejón. Antes de entrar al parque, veo de reojo como Daniel se mete la mano
al bolsillo y veo que saca una navaja. Se acerca al fotógrafo, que deja de
mirar hacia mi para centrar su mirada en Daniel, que se acerca enfadado. Antes
de perderlos de vista puedo escuchar algo.
-¿Estas
acosando a mi amiga? ¿Eh? –le corta el paso- ¿quieres que te mate? ¿Quieres? --A
eso me refería con que no es uno de esos amigos a los que llevas a casa- déjala
en paz, o te mato aquí mismo, viejo –pero es una buena persona, con quien
quiere.
-Está bien,
está bien, vale, tranquilo –dice el hombre asustado. Y veo que se aleja
definitivamente.
Al entrar al
callejón veo a un chico alto, con los pantalones caídos. Gafas y gorra. Es
Justin. Me acerco y el sonríe al instante.
-Hola –dice
dulce, y entonces me abraza.
-Cuanto
tiempo –susurro entre sus brazos.
-Para mi si
–me mira a los ojos. A pesar de que no hay mucha luz en ese pasillo, puedo ver
cómo le brillan- ya te echaba de menos –y coge mi mano, entrelazando nuestros
dedos de nuevo. Siento el calor.
-Yo también
–le digo, y comenzamos a andar.
-¿Te has
librado de el? –dice, obligado, aunque sé que eso no es lo que quería decirme.
-Si.
Al salir al
callejón, nos quedamos parados. Ahora estamos más lejos de nuestro destino. Nos
miramos durante un momento y el sigue con esa sonrisa en la cara que tanto me
gusta.
-Podemos ir
por allí –señalo- pero tardaremos más.
-No importa
–dice dulce. Aprieta mi mano fuerte mientras se acerca a mí, y comenzamos a
andar de nuevo.
Al llegar al
parque, como suponía, está vacío. El césped lo cubre casi todo, excepto el gran
camino de tierra que hay en el centro y que cruza todo el recinto. Justin
sonríe al ver que gracias a dios, estamos solos.
-Qué bonito
–dice.
-Si, lo es.
Vamos hacia
el final, donde está más escondido gracias a los árboles, y nos acostamos sobre
el césped. Justin aún sostiene mi mano.
-Creía que
aquí no habían paparazzis –dice cuando nos acomodamos bajo el calor del sol y
el césped fresco- en España, en este pequeño pueblo. Es raro.
-No era un
paparazzi.
-Nos
perseguía con una cámara. Era un paparazzi.
-Puede que
solo le gustaras –sonrío- ¿has visto como te ha mirado?
-O puede que
seas tú la que le gustaba. Eres más guapa –me devuelve la sonrisa picara.
-Yo no soy
famosa.
-Yo tampoco
–me mira- hoy no.
Nos
acostamos mirando hacia arriba. Justin me acerca más a el y pasa su brazo por
detrás de mi espalda para volver a posarla sobre mi cintura. Me abraza de nuevo
haciendo que nuestros cuerpos se rocen.
-Me alegro
de tenerte en mi vida –murmura.
-Yo también,
aunque es una amistad algo difícil –intento sonreír, pero lo digo enserio.
-¿Por qué?
-me mira. Veo como el sol ilumina su cara.
-Por muchas
razones.
-Dímelas –me
anima.
-Tú eres
famoso, yo no –le digo.
-Eso no es
importante.
-Tú vives en
California, yo en España.
-Puedo coger
un avión cada vez que quiera verte, ya lo sabes.
-Si, pero
algún día te cansaras de hacerlo y dejaremos de vernos –me duele al instante
decirlo.
-Eso no va a
pasar –dice serio.
-Justin
–alzo la cabeza para mirarle a los ojos- puede que ahora los dos seamos amigos,
pero dentro de un tiempo pasarán cosas. Puede que tu te canses, o puede que
simplemente no puedas venir.
-Ya te he
dicho que eso no va a pasar –insiste.
-¿Y cómo lo
sabes?
-Porque lo
nuestro no es solo una amistad –baja la vista y la posa sobre nuestras manos,
que se entrelazan formando una sola.
-Lo sé
–susurro, y vuelvo a apoyar mi cabeza sobre su pecho.
-Sabes que
te quiero. Solo estoy esperando a que estemos preparados para poder estar
juntos sin que nadie se nos eche encima –parece triste- ya has visto lo que ha
pasado con el fotógrafo. No quiero meterte en esta vida. Es un asco.
-Me da igual
tener que esconderme de las cámaras, Justin.
-A ti no te
gusta la fama –mira al cielo- no quiero castigarte con ella.
-A ti
tampoco te gusta –arranco un poco de césped del suelo- pero aún así sigues con
tu vida.
-Porque te
tengo a ti –asegura.
-No soy tan
importante, Justin.
-Para mi si
lo eres –busca mis ojos ahora- para mi eres mi válvula de escape. Eres en quien
pienso cuando todo me sobrepasa, eres a quien acudo cuando estoy a punto de
venirme abajo. Por ti.
-Ya lo sé
–murmuro entre sus brazos, que ahora me aprietan con fuerza contra el.
-Pero todo
eso me da igual –sonríe- yo quiero estar contigo.
-Yo también.
Todo parece
perfecto. Ambos estamos juntos, aunque sea una vez al mes Justin siempre se
escapa para verme. Sé que nuestra relación es complicada. Sé que muchas veces
las relaciones a distancia no funcionan. Pero ambos luchamos por ello. Ambos
estamos aquí, peleando.
Veo a
alguien acercarse desde lejos. Alzo la cabeza para ver de quien se trata y me
quedo helada al reconocerle.
No hay comentarios:
Publicar un comentario