Me levanto y
cojo una toalla de la segunda estantería dentro del armario. Me dirijo al baño
y antes de cerrar la puerta me vuelvo para ver sus ojos, que me han seguido
todo el camino.
-¿Vas a
irte?
-Solo unos minutos
–murmuro- y creo que a ti tampoco te vendría mal una ducha de agua fría.
El me mira
sin entender mi comentario y yo río para mis adentros. Señalo sus pantalones
con mi dedo índice y el sigue el trayecto con su mirada. Sus ojos se quedan
fijos en su entrepierna y entonces sonríe.
-Exacto
–bufo, y cierro la puerta detrás de mí.
Sin poder
creer todavía todo lo que ha pasado e intentando alejar lo más posible los
recuerdos malos del día de hoy me quedo con lo ocurrido hace unos minutos y entro
en la ducha dejando caer el agua directamente sobre mis hombros. Me estremezco
al notar que está fría pero no me muevo. Diez minutos después me enrollo en una
toalla y salgo de nuevo a la habitación. Él está tirado sobre la cama mirando
fijamente el techo.
Su expresión
no me gusta.
Agarro un
conjunto de ropa interior del cajón, unos shorts y una camisa. Entro al baño y
me visto rápido sin ni siquiera peinarme. Salgo esperando encontrarme a un
Justin feliz de nuevo como ahora lo estaba yo, pero su cara es la misma de
antes. Me acerco a la cama y me siento a su lado.
-¿Qué pasa
ahora? –murmuro, pero él no me mira.
Pasan unos
minutos y no hay respuesta.
-Justin, no
empieces esa mierda otra vez.
-¿Esa
mierda? –gira su cabeza hacia mí, sus ojos no son los de esta tarde pero
tampoco los de hace un rato.
Lo he vuelto a perder.
-Por favor.
-Te quise
más de lo que debía y ahora ya no sé lo que realmente somos ni lo que hacemos
–murmura- me pongo a pensar en todo y me siento perdido.
Y de nuevo
un giro de 180 grados. ¿Jamás podremos estar bien por más de dos horas
seguidas? Esto es demasiado frustrante.
-Perdido
–repito la última palabra sin querer escucharlo por más tiempo. Estoy cansada
de toda esta situación. Solo quiero girar las agujas hasta hace veinte minutos
atrás y olvidar todo lo que ha pasado.
-¿Sabes?
–Busca mi mano a ciegas sobre la sábana- no hay peor guerra que la de la cabeza
contra el corazón.
La
respiración se me para de repente.
-¿Y qué dice
tu cabeza?
-Mi cabeza
–suspira- dice que me olvide de ti y deje de intentar estar juntos cuando
claramente somos demasiado diferentes –y de nuevo siento como mi alma se rompe-
pero mi corazón grita que si lo hago no podré seguir viviendo.
-Tienes dos
opciones –me levanto zafándome de su agarre, estoy harta de verdad- Te rindes o
luchas por lo que quieres.
El vuelve a
mirarme.
-Si fuera
tan sencillo como eso te cogería ahora mismo en brazos y te llevaría a donde
nadie pudiera encontrarnos, pero tu pareces ver solo el lado bonito de las
cosas.
-¿Y tú que
ves? –espeto. Estoy cabreada. Me cansé.
-Yo –ríe
amargo- yo veo a una jodida superestrella con las cámaras a cada momento pegadas
a su trasero, veo a un chico demasiado complicado que se ha enamorado de una
chica… normal.
-Te
arrepientes –murmuro, notando la sangre bombear bajo mi piel.
-¿Si me
arrepiento? –Ahora suena sarcástico- podría tener a cualquier jodida chica en
mi cama pero sin embargo me enamoré de ti.
Una punzada
en mi pecho.
-Sé claro de
una vez ¿quieres? –Clavo la mirada en el suelo de madera bajo mis pies- me
estás haciendo mierda con tus trastornos de personalidad.
-¡He cogido
un avión para sorprenderte porque no podía seguir un jodido día más sin verte y
cuando llego te veo con otro –voy a hablar pero él me lo impide continuando
atropellado. Las palabras salen de su boca arrebatadas y sé que no está
pensando lo que dice- si, si, ya sé que tu no querías y que era por el bien de
los dos –suspira pesado- pero no te haces una idea de lo jodido que he estado
las últimas semanas por toda esta locura. He estado a punto de mandarlo todo a
la mierda ¿y qué pasa entonces? Que tengo que partirle la cara a ese hijo de puta
porque quería violarte –me señala sin ni siquiera mirarme. Ha perdido la
cabeza- te hace daño y tu solo dices que quieres olvidarlo. Me besas y te metes
a la ducha como si un día más se hubiera acabado y todo estuviera bien –pasa su
mano por la nuca desesperado- y el jodido caso es que yo también lo creía hasta
hace un momento –bufa- te tengo a mi lado y pienso que todo está bien y podemos
estar juntos, que podemos con todo porque somos dos adolescentes dispuestos a
comernos el mundo pero entonces me quedo solo de nuevo –cierra los ojos- y
pienso que tendré que volver a irme y tu no vendrás conmigo. Y me duele a
horrores pensar que te quedarás aquí y no estaré si él vuelve a venir a por ti.
Dos lágrimas
caen y chocan contra el suelo porque mi cabeza está agachada hasta el punto en
el que intenta meterse dentro de mí para no tener que seguir escuchando nada
más. Esto significa que todo está roto.
Significa que él ya no quiere seguir
peleando.
-¿Eso es lo
que quieres? –susurro sin levantar la cabeza. No quiero mirarle.
-Solo he
sido claro –espeta- ya sabes lo que yo quiero.
-No, no lo
sé –cierro mis puños- y ya me estoy cansando de tener que averiguarlo a cada
instante porque primero te escapas para venir a verme –levanto la vista y busco
sus ojos furiosa- después me agarras y me traes arrastrando hasta aquí como si
estuvieras sacando a tu perro a pasear. No me miras, no me hablas, ni siquiera
he sentido que quisieras venir –me duele
el pecho- te pregunto pero tú no dices nada, no me miras a los ojos y te
limitas a clavar la vista en la nada esperando yo que sé qué cosa –otra lagrima
moja mi mejilla- después me sigues hasta el baño y parece que todo está bien
pero entonces vuelves a clavar los ojos en el infinito y me ignoras. Después
vuelves a interesarte en mi y diez minutos más tarde te encuentro de nuevo así.
Yo ya no sé lo que quieres.
-Te quiero a
ti, pero no así.
-Si me
quisieras te importaría una mierda todo esto y te limitarías a venir y abrazarme
porque sabes que estoy jodida y lo único que necesito ahora es estar a tu lado.
El hace un
amago de incorporarse pero le paro.
-No. Ya no
importa –extiendo mi mano hacia delante para cortarle el paso- ya da igual. Has
dejado claro todo lo que piensas.
-No…
-Has
escogido rendirte.
-Sweden.
-Puedes
tener a todas las chicas que quieras en tu cama ¿no? –bufo recordando su
anterior comentario- pues vuelve a tu super vida y deja a esta chica normal en
paz.
Y ya no
puedo sentir más dolor porque mi alma ha salido corriendo y mi corazón solo son
pedazos de algo que ya está tan harto de resquebrajarse que ni siquiera sé si
sigue ahí dentro. Me mareo y creo que voy a caerme pero saco fuerzas de donde
no las hay para terminar con todo esto. Voy a pasarlo mal, lo sé. Voy a sufrir
y tal vez ni siquiera consiga volver a sentir algo como lo que siento por él de
nuevo en toda mi vida pero lo ha dejado claro. Él es una superestrella y yo una
simple chica de pueblo. No lo merezco, siempre lo había sabido pero parece que
ahora él también se ha dado cuenta. Estoy cansada de luchar por algo que no
tiene remedio. Los finales felices son para las novelas y el cine. Esto es
imposible y tuve que verlo antes, quise cerrar los ojos y dejarme llevar pero
supongo que no quería verlo porque sentí que él quería estar conmigo. Ahora ya
no sé lo que busca.
-Sweden
–susurra intentando no llorar. Sus labios están apretados para reprimir sus
emociones y entonces veo que se ha dado cuenta de que lo que dijo… no lo sé,
tal vez… pero es tarde.
-Déjalo
¿quieres? –me doy la vuelta para no tener que mirarlo y abro la puerta de mi
habitación.
-¿Qué haces?
-Quiero que
te vayas.
-¿Qué? –su
mandíbula cae y se queda inmóvil.
-Supongo que
tendrás dinero para pasar la noche en el mejor hotel. Mañana puedes coger un
avión y volver a tu maravillosa vida.
-¿Qué estás
diciendo? –sus preguntas me taladran.
-Ahora no
intentes arreglarlo todo Justin –espeto- yo pretendía dejar todo esto a un lado
y simplemente… estar contigo todo el tiempo que pudiera, pero fuiste tú quien
decidió acabar con lo que había. No yo.
-Yo solo
dije…
-Me quedó
muy claro lo que dijiste –suspiro pesada, voy a caerme al suelo en cualquier
momento- mira, creo que deberíamos darnos un tiempo… o acabar de una vez con
todo de raíz, simplemente… yo… estoy cansada, no sé qué…
-Eh, Sweden
–logra reaccionar al ver cómo me derrumbo y entonces se acerca a mí para
abrazarme pero una vez más hago que mi brazo esté por delante para impedirlo.
-No Justin.
-Escúchame
–me pide- lo siento.
-Si dejo que
te acerques estaré perdida y vas a volver a enredarme en toda tu historia –le
miro, pero sus ojos están vacíos al igual que los míos- y ahora quiero que te
vayas.
-Quieres que
me vaya –bufa, nuevo cambio de rumbo. Ahora suelta una carcajada- quieres que
me vaya ¿enserio? –Se lleva las manos a la cabeza y las pasa fuerte por su
pelo- ¿Para qué? ¿Para que vuelvas a irte con ese… Scott? –le miro inmóvil ante
su comentario y entonces veo en su cara que ha perdido la razón por completo-
es eso, quieres que desaparezca para estar con él ¿no?
-No seas
idiota.
-Ahora soy
un idiota. Siempre he sido yo quien ha venido a buscarte y parece que yo solo
tiro de la cuerda. Solo era tu juguete ¿no? –no se qué pretende, se ha vuelto
loco- en realidad si querías estar con ese hijo de puta y yo solo no me daba
cuenta.
-Justin –le
paro.
-No soy
suficiente ¿verdad? –Me mira ahora desafiante- no sabes quién soy ¿no? –su
mirada se hace más dura, sus ojos son ahora negros, está roto- ¿O es que solo quieres ir a follártelo?
-¡Basta ya!
–grito desesperada.
Él se calla
de repente y vuelve a estampar las manos sobre su cara. Esto es demasiado para mí.
-Vete –digo,
con los ojos congelados.
-Sw…
-¡Que te
vayas! –Grito- ¡Quiero que te vayas de aquí! –traspaso la puerta y bajo las
escaleras a oscuras, las lágrimas caen ahora deprisa sobre mi cara y ya no me
importa detenerlas. No me importa nada de esto.
Llego a la
puerta de la calle y la abro. Noto pasos detrás de mí y su mano se posa sobre
mi hombro en señal de disculpa pero no quiero seguir escuchándolo. Ha llegado
demasiado lejos.
-Fuera.
-Sweden
déjame pe….
-Justin
fuera de mi casa. No quiero hablar más contigo –mi voz suena seca y sin vida.
Rota. Hecha pedazos. Como yo.
Él deja caer
una lágrima y lanza una última mirada de súplica. Siento el repentino instinto
de lanzarme sobre sus brazos porque sé que si traspasa esa puerta posiblemente
ya no volveré a verle más, pero me ha hecho demasiado daño. Está fuera de sí y
lo mejor ahora es que nos alejemos el uno del otro. Bajo la mirada al suelo
para no tener que verlo marchar y arrastrando los pies atraviesa la puerta. Se
para frente a mí de nuevo una vez en la calle e intenta decir algo pero vuelve
a callarse y cierra los ojos. Y yo, sin más… pongo la puerta de por medio.
Los ojos
comienzan a quemarme y las piernas me tiemblan. Pierdo el equilibro y caigo al
suelo. Esto es demasiado duro. Demasiado complicado. No sé qué va a pasar
ahora, pero he perdido mis fuerzas por completo.
Pasan lo que
calculo que serán unas dos o tres horas y yo sigo tirada en el suelo. Me he
quedado durmiendo mientras lloraba durante unos minutos pero después volví a
despertarme con un espasmo. Todo sigue oscuro y en silencio. Los ojos me pesan,
la cara me duele. En realidad me duele todo el cuerpo y la cabeza parece que va
a explotarme de un momento a otro. No escucho ningún ruido por lo que supongo
que mi madre estará durmiendo pero pongo mis ideas en claro y de repente me doy
cuenta de que si ella me hubiera visto ahí tirada no habría pasado de largo.
Miro el reloj. Son las 4:35 de la madrugada. ¿Dónde está mi madre? Creí
escuchar esta mañana que hoy era el cumpleaños de una de sus amigas por lo que
supongo que habrá salido a celebrarlo. Pero… ¿ni una llamada?
Me arrastro
hasta el mueble en el que está la televisión y saco una caja de pastillas. El
dolor de cabeza me está matando. Me dirijo al sofá y literalmente me dejo caer
sobre él. Estoy abatida. Estoy destrozada, y ni siquiera tengo ganas de seguir
con todo esto. Es demasiado. Ahora necesito a alguien a mi lado y sin embargo
estoy sola. Completamente sola. Recuerdos de todo el día vienen a mi cabeza y
ésta me da un fuerte pinchazo en la parte posterior. Creo que voy a volverme
loca. Enciendo la televisión y bajo el volumen hasta dejarla muda. Cualquier
ruido ahora mismo sería para mí como taladrar directamente mi frente. Estiro el
brazo para agarrar el bote y lo abro. Dejo caer una pastilla y sin pensar me la
meto a la boca. Dios, me duele demasiado. Cojo otra y la arrastro hasta el
fondo de mi garganta. Todo esto es ridículo. Las últimas palabras de Justin
antes de salir por la puerta vienen a mi mente y siento deseos de tirarme al
suelo y golpearme la cabeza contra él.
“Solo quieres estar con él”
Maldita sea Bieber, daría mi jodida
vida por estar contigo.
“Yo no soy
suficiente ¿verdad?”
¿Suficiente? Eres un verdadero imbécil, realmente no
te das cuenta de que eres todo lo que algún día habría deseado tener.
“¿O es que solo quieres ir a follártelo?”
¿Enserio? ¿De verdad? Vi en sus ojos negros que estaba fuera de sí y
quiero pensar que no sabía lo que estaba diciendo, pero de una manera u otra
sus palabras volvieron a rajarme por dentro. Es ridículo como pasamos la vida dándole
importancia a cosas que realmente no lo son y dejamos escapar lo que de verdad
es necesario. Joder Justin, ¿Cómo podemos ser tan diferentes y sentirnos tan
parecidos? Tu mismo lo dijiste, somos demasiado extraños. Ahora te has ido y
siento un agujero enorme en el pecho, justo en el lugar en el que antes estaba
mi corazón. Y sé por qué, sé que es porque tú te lo llevaste y ahora estoy
vacía. Maldito Justin, te odio. Odio el mundo y me odio a mí.
Odio ese momento
en el que te acostumbras a hablar con alguien cada día y se convierte en algo imprescindible
en tu vida. Lo necesitas para respirar hasta el punto en el que cuando esa
persona se va todo pierde sentido y nada importa.
Me has roto, y esto me está
matando.
---------------------------------------------------------------------------------------
Haz click aquí y da RT a este tweet si leíste el capítulo. Muchas gracias a todos.
no no no no diosss pero que as echo ?¡¡ jajaja
ResponderEliminarnecesito siguiente capitulo ,donde haya la reconciliación ¡¡ jaja
ah hola nueva lectora siguelaaaaa
ResponderEliminaratt:Bel
siguela porfa
ResponderEliminarno la dejes así