Scott comienza a moverse
sobre mí haciendo que mi cuerpo se clave aún más contra el suelo. El dolor se
hace sordo con el peso de su cuerpo y siento que no puedo gritar. Sus labios
fuertemente contra los míos me hacen perder el aire. No puedo respirar. No
puedo gritar. Solo puedo… llorar.
-Y ahora jodida
bastarda, voy a follarte para que aprendas a ser una buena chica.
Tras esta última frase
el pánico cunde sobre mí y comprendo que ha llegado demasiado lejos. Sé que
estoy jodida. En medio de la nada y con un violador deseando venganza por una
humillación pública. Y sé que lo hará, claro que va a hacerlo… a él nunca le ha
importado hacerme daño.
Intento zafarme de su
agarre como puedo, lucho contra sus manos pero el peso de su cuerpo me bloquea.
Ahora su mano abandona mi pecho para bajar hasta mis shorts e intentar encontrar el botón. Está histérico
y es torpe. En un momento de descuido logro sacar una de mis manos de encima de
mi cabeza y por instinto la convierto en un puño, estampándolo con todas mis
fuerzas sobre su cara. Scott recibe un golpe sordo y se echa hacia atrás
llevándose consigo las manos sobre el lugar golpeado, por lo que vuelvo a estar
libre. Sin pensarlo me levanto y me dispongo a correr, pero una vez más soy
demasiado lenta y su mano agarra mi pierna tirándome hacia atrás.
-Eres una pequeña puta
–está furioso- voy a matarte.
Me arrastro como puedo
hasta topar de espaldas con el tronco, que me impide retroceder.
-¡Déjame! –Grito
histérica- ¡no me toques!
Scott extiende su mano
al aire convirtiéndola en un puño. Un puño que apunta directamente sobre mi
cara, y entonces me veo en un Déjà vu,
una situación que ya he vivido antes. Este mismo instante. Solo que esta vez no
hay nadie para salvarme… ¿o si?
En un acto reflejo tapo
mi cara con las manos para protegerme del golpe. Cierro los ojos y rezo para
que acabe rápido, sea lo que sea que vaya a pasar no quiero verlo, quiero que
todo acabe, que me mate, pero rápido. Que haga lo que quiera… que se termine de
una vez. Pero el golpe nunca llega. En su lugar escucho un ruido sordo y noto
movimiento delante de mí. Pasan unos segundos hasta que logro reaccionar y
entonces todo se queda en silencio ¿Qué?
Abro los ojos para
encontrarme a Justin enfrente de mí, con los ojos muy abiertos, la respiración
agitada y su mano convertida en puño. Miro a mi derecha y veo a Scott tirado en
el suelo con las manos sobre la cara. Hay sangre, sangre en la mano de Justin y
también en la cara de ese desarmado bastardo. Sin poder creer lo que veo me
quedo inmóvil, no sé qué hacer y tampoco si es real o solo estoy inconsciente.
No he sentido nada ¿puede ser? ¿Cómo? Y entonces escucho su voz… y todo encaja.
-Creo que dijo que no la
tocaras, hijo de puta –escupe con desprecio Justin.
Le miro sin creer lo que
veo pero él no me devuelve la mirada. Sus ojos están clavados en Scott. Arden,
buscan saciar el hambre de venganza que desde hace mucho tiempo reclaman.
-No deberías haberla
tocado nunca, no sabes lo que has hecho, jodido cabrón –su voz es un siseo
envenenado que choca contra mis oídos. Nunca había visto así a Justin. Parece…
otro.
Scott se levanta de
repente aturdido y logra mantenerse de pié. Mira al chico que tiene delante
todavía desconcertado y entonces sonríe.
-Has llegado a tiempo
para el banquete –ríe- podemos disfrutar juntos de ella –me señala con la mano
manchada de sangre que mana de su cara. Está desvariando.
Justin dirige la mirada
un segundo hacia mí y nuestros ojos se encuentran. Su mirada es dura, fría… la
misma que la de Scott. ¿Es ese Justin realmente? ¿Ese es el chico del que estoy
enamorada? De repente noto una luz que se abre paso en lo más hondo de sus ojos
miel y se queda parado. Es él.
Quiero levantarme.
Correr y abrazarlo, pero de repente pasa algo, demasiado rápido para que mis
sentidos puedan asimilarlo. Veo a Justin tirado en el suelo, Scott sobre él.
Ambos ruedan y escucho golpes. Justin grita y Scott le maldice. Sangre. Veo
sangre y después de unos segundos solo a Justin sobre él, dándole golpes una y
otra vez. Scott no se mueve. Me abalanzo
sobre él y le agarro por la espalda.
-¡Justin, para! –le
abrazo por detrás- ¡Por favor, para! –no me hace caso- ¡Justin joder, detente!
–y las lagrimas comienzan a caer de nuevo por mis mejillas- Para… -susurro- por
favor…
Y de repente deja de
moverse. Se da la vuelta buscando mi cara y me mira perdido. Miro su expresión
y veo que de su labio sale sangre.
-Justin…
-Vámonos –su voz es
dura. Aún no es él.
-Pero…
-He dicho que nos vamos
de aquí –coge mi mano y tira de ella. Su agarre me recuerda a Scott, a un Scott
furioso… y tengo miedo.
-No –me zafo de su mano.
-¿Qué?
-No –susurro.
Su mirad ahora cambia,
se ablanda de repente y noto su incredulidad en los ojos, aunque aún hay algo
extraño en ellos.
-Sweden… -murmura, y se
acerca a mí despacio.
Yo no retrocedo, pero
tampoco intento encontrarlo. Simplemente me quedo inmóvil. Esto es demasiado.
Demasiado para mí.
-Sweden –posa su mano sobre mi cara- vámonos a casa
¿vale? –Sonríe tenso durante un segundo y después se relaja un poco- por favor…
vámonos de aquí.
-Está bien –murmuro.
Coge mi mano y comenzamos a andar.
En silencio recorremos
el camino de vuelta a casa, ninguno de los dos habla y me doy cuenta de que es
una mala señal. Mientras atravesamos una de las calles miro de reojo a Justin y
noto su expresión fría. Agarra mi mano con fuerza y la mantiene junto a la
suya, pero en ese agarre no hay ningún rastro de amor. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha
cambiado? Tras abandonar el parque entramos en una de las plazas, y al bajar
unos escalones de repente noto un gran pinchazo en el costado.
-Agr –gimo deteniéndome.
Justin se para en seco
en el acto y se vuelve para mirarme con preocupación.
-¿Qué pasa? –su mirada
está vacía.
-Nada –intento buscar el
brillo que antes había en sus ojos pero ha desaparecido- no es nada.
-Vamos –dice sin más, y
seguimos andando esta vez un poco más despacio.
No lo entiendo. No
entiendo cómo ha podido pasar esto. No comprendo por qué ahora estoy caminando
de la mano con alguien a quien parece no importarle nada. Acaba de pelearse
para salvarme la vida y todavía sale sangre de su labio como prueba, pero en
cambio su comportamiento es neutro. No está enfadado pero tampoco ha mostrado
ningún tipo de empatía hacia mí. Algo raro ocurre.
Llegamos a casa y Justin
suelta mi mano para quedarse plantado frente a la puerta. Le miro durante un
momento y tras ver que no parece estar a favor de hablar conmigo me limito a
meter la mano en el bolsillo de mis shorts en busca de las llaves.
-Mierda –murmuro. Justin
me dirige una mirada pero sigue sin decir nada- he perdido las llaves…
Ni una sola palabra. Él
gira la cabeza y mira hacia otro lado. Estupendo. Está enfadado y ni siquiera
sé por qué.
Me adelanto unos
escalones más y me agacho para sacar una copia de las que mamá esconde siempre
tras la segunda piedra del lado derecho del jardín. Al inclinarme noto otro
pinchazo en el costado y me estremezco, aunque esta vez no digo nada puesto que
sé que lo más seguro es que Justin me ignore. Agarro el juego de llaves y me
vuelvo a incorporar para meterlas en el agujero, abro la puerta y me aparto a
un lado para que él entre.
Todo está apagado y en
silencio a pesar de que ya es tarde. Mamá debe estar a punto de llegar. Cierro
la puerta detrás de mí y sigo a Justin hasta que se sienta en uno de los sofás
en silencio. Me quedo de pié junto a él esperando algún tipo de reacción, pero
no hay nada. Ni una mirada, ni una palabra, absolutamente nada. Pasan los
minutos y ni siquiera es capaz de mirarme.
Esto es demasiado.
-¿Piensas decir algo?
–exijo.
Él gira la cabeza en mi
dirección. Por fin sus ojos se encuentran con los míos.
-¿Qué quieres que diga?
–susurra.
¿Qué? Esto es el colmo.
-No te reconozco Justin,
lo digo en serio –me acerco unos pasos acortando nuestra distancia.
Este me sigue con la
mirada en silencio hasta que estoy lo bastante cerca como para observar que
delante de mí, sobre el suelo, hay gotas de sangre.
-Tienes el labio roto
–le digo al ver que no hay respuesta a mi anterior pregunta.
-No es nada.
-Estás manchando el
suelo, tienes la boca llena de sangre y las manos… -bajo la mirada hasta ellas,
que se encuentran cerradas en dos puños- ¿Qué pasa, Justin?
Éste aparta la mirada de
mí posándola sobre el punto más lejano del salón, junto a la puerta.
-Justin…
No hay respuesta. Su
comportamiento me irrita. No lo entiendo. Ahora estoy realmente cabreada. ¿Por
qué se niega a hablar conmigo? ¿A caso es todo esto culpa mía? Tal vez si…
-Haz lo que quieras
–suelto, y doy la vuelta sobre mis talones en dirección al piso de arriba.
Subo las escaleras
dejándole tras de mí y cierro la puerta de mi habitación. Esto es jodidamente
increíble. Surrealista. Toda esta situación es ridícula. ¿Qué demonios le pasa
a Justin? Coge un avión hasta aquí para verme y cuando está a centímetros de mi
ni siquiera me mira.
Entro al baño dando un
portazo y me quedo parada frente al espejo. Miro mi reflejo intentando
averiguar si esa chica soy yo. Ya no estoy segura. Me tiemblan las manos y
estoy pálida. Tengo la camiseta rota y estoy llena de tierra. Me la saco con
cuidado por encima de la cabeza y observo los moratones que empiezan a pasar de
rojo oscuro a azul claro en mi vientre. Miro mi costado y veo las heridas
provocadas por haberme arrastrado y también por el golpe contra el tronco. Me
duelen las muñecas. Pero todo podría haber sido peor… ¿no?
Abro el grifo y dejo que
el agua caiga con fuerza contra el mármol, me recojo el pelo y mojo mi cara
para borrar las manchas. Abro uno de los cajones y saco un bote de alcohol y
algodones, los mojo y comienzo a pasarlos por los arañazos de mi costado.
De repente la puerta se
abre.
-¿Puedo pasar? –murmura
Justin.
-Estoy en sujetador
–digo seca.
-Bueno, lo tomaré como
un sí –asoma la cabeza y entonces me topo de lleno con su sonrisa. Otro giro de
180 grados, no logro seguirle ¿Esto es algún tipo de broma? Definitivamente va
a matarme.
Justin entra y cierra la
puerta tras él, toma asiento en uno de los bancos que hay en un extremo y cruza
sus brazos.
-¿De qué va esto? –me
giro hacia él.
-Me he pasado un poco
ahí abajo –dice- quería pedirte disculpas.
-Como quieras –murmuro,
y vuelvo a darme la vuelta dándole la espalda.
-Oye ¿Qué… -de repente
se queda callado, miro su reflejo y observo que su sonrisa ha vuelvo a
desaparecer.
-¿Qué pasa ahora? –murmuro
sin posar mis ojos en él.
Justin mira mi espalda.
-Estás herida –susurra
tenso- ven aquí.
Ruedo una vez más sobre
mi misma para enfrentarme a él.
-Y tú tienes el jodido
labio roto, Justin –le señalo- esto no es nada.
-Ven aquí –extiende su
mano.
-Solo si me dejas
curarte –suelto el algodón y lo dejo sobre el lavabo.
Éste me mira durante un
momento en silencio y entonces suspira.
-Como quieras, pero ven
aquí de una vez.
Abro uno de los cajones
y saco más algodones y botes de primeros auxilios. Arrastro otro de los bancos
frente a él y me siento cara a cara. Nuestras miradas se encuentran durante un
segundo y entonces Justin vuelve a transformarse.
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RT aquí si habéis leído el capítulo. Gracias.
Siguiente eeeee
ResponderEliminarsigueeee
ResponderEliminarSiguiente pero ya! jajajaj:) Me encanta, en serio...
ResponderEliminarVas a seguir o se supone que acaba aqui?? Porque estamos a 29 de mayo y llevas sin escribir desde el 2 de abril... Iba a recomendar tu novela a unas amigas, pero si no vas a seguila me lo ahorro... Pues eso, siguiente!! :)
ResponderEliminarsiguelaaaaaa
ResponderEliminar¿vas a dejar la novela?
ResponderEliminarSiguieeente plsss :))
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