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martes, 2 de abril de 2013

•"Tan solo una salida" {Capítulo 22}.


Scott comienza a moverse sobre mí haciendo que mi cuerpo se clave aún más contra el suelo. El dolor se hace sordo con el peso de su cuerpo y siento que no puedo gritar. Sus labios fuertemente contra los míos me hacen perder el aire. No puedo respirar. No puedo gritar. Solo puedo… llorar.

-Y ahora jodida bastarda, voy a follarte para que aprendas a ser una buena chica.

Tras esta última frase el pánico cunde sobre mí y comprendo que ha llegado demasiado lejos. Sé que estoy jodida. En medio de la nada y con un violador deseando venganza por una humillación pública. Y sé que lo hará, claro que va a hacerlo… a él nunca le ha importado hacerme daño.

Intento zafarme de su agarre como puedo, lucho contra sus manos pero el peso de su cuerpo me bloquea. Ahora su mano abandona mi pecho para bajar hasta mis shorts  e intentar encontrar el botón. Está histérico y es torpe. En un momento de descuido logro sacar una de mis manos de encima de mi cabeza y por instinto la convierto en un puño, estampándolo con todas mis fuerzas sobre su cara. Scott recibe un golpe sordo y se echa hacia atrás llevándose consigo las manos sobre el lugar golpeado, por lo que vuelvo a estar libre. Sin pensarlo me levanto y me dispongo a correr, pero una vez más soy demasiado lenta y su mano agarra mi pierna tirándome hacia atrás.

-Eres una pequeña puta –está furioso- voy a matarte.

Me arrastro como puedo hasta topar de espaldas con el tronco, que me impide retroceder.

-¡Déjame! –Grito histérica- ¡no me toques!

Scott extiende su mano al aire convirtiéndola en un puño. Un puño que apunta directamente sobre mi cara, y entonces me veo en un Déjà vu, una situación que ya he vivido antes. Este mismo instante. Solo que esta vez no hay nadie para salvarme… ¿o si?

En un acto reflejo tapo mi cara con las manos para protegerme del golpe. Cierro los ojos y rezo para que acabe rápido, sea lo que sea que vaya a pasar no quiero verlo, quiero que todo acabe, que me mate, pero rápido. Que haga lo que quiera… que se termine de una vez. Pero el golpe nunca llega. En su lugar escucho un ruido sordo y noto movimiento delante de mí. Pasan unos segundos hasta que logro reaccionar y entonces todo se queda en silencio ¿Qué?

Abro los ojos para encontrarme a Justin enfrente de mí, con los ojos muy abiertos, la respiración agitada y su mano convertida en puño. Miro a mi derecha y veo a Scott tirado en el suelo con las manos sobre la cara. Hay sangre, sangre en la mano de Justin y también en la cara de ese desarmado bastardo. Sin poder creer lo que veo me quedo inmóvil, no sé qué hacer y tampoco si es real o solo estoy inconsciente. No he sentido nada ¿puede ser? ¿Cómo? Y entonces escucho su voz… y todo encaja.

-Creo que dijo que no la tocaras, hijo de puta –escupe con desprecio Justin.

Le miro sin creer lo que veo pero él no me devuelve la mirada. Sus ojos están clavados en Scott. Arden, buscan saciar el hambre de venganza que desde hace mucho tiempo reclaman.

-No deberías haberla tocado nunca, no sabes lo que has hecho, jodido cabrón –su voz es un siseo envenenado que choca contra mis oídos. Nunca había visto así a Justin. Parece… otro.

Scott se levanta de repente aturdido y logra mantenerse de pié. Mira al chico que tiene delante todavía desconcertado y entonces sonríe.

-Has llegado a tiempo para el banquete –ríe- podemos disfrutar juntos de ella –me señala con la mano manchada de sangre que mana de su cara. Está desvariando.

Justin dirige la mirada un segundo hacia mí y nuestros ojos se encuentran. Su mirada es dura, fría… la misma que la de Scott. ¿Es ese Justin realmente? ¿Ese es el chico del que estoy enamorada? De repente noto una luz que se abre paso en lo más hondo de sus ojos miel y se queda parado. Es él.

Quiero levantarme. Correr y abrazarlo, pero de repente pasa algo, demasiado rápido para que mis sentidos puedan asimilarlo. Veo a Justin tirado en el suelo, Scott sobre él. Ambos ruedan y escucho golpes. Justin grita y Scott le maldice. Sangre. Veo sangre y después de unos segundos solo a Justin sobre él, dándole golpes una y otra vez. Scott no se mueve.  Me abalanzo sobre él y le agarro por la espalda.

-¡Justin, para! –le abrazo por detrás- ¡Por favor, para! –no me hace caso- ¡Justin joder, detente! –y las lagrimas comienzan a caer de nuevo por mis mejillas- Para… -susurro- por favor…

Y de repente deja de moverse. Se da la vuelta buscando mi cara y me mira perdido. Miro su expresión y veo que de su labio sale sangre.

-Justin…
-Vámonos –su voz es dura. Aún no es él.
-Pero…
-He dicho que nos vamos de aquí –coge mi mano y tira de ella. Su agarre me recuerda a Scott, a un Scott furioso… y tengo miedo.
-No –me zafo de su mano.
-¿Qué?
-No –susurro.

Su mirad ahora cambia, se ablanda de repente y noto su incredulidad en los ojos, aunque aún hay algo extraño en ellos.

-Sweden… -murmura, y se acerca a mí despacio.

Yo no retrocedo, pero tampoco intento encontrarlo. Simplemente me quedo inmóvil. Esto es demasiado. Demasiado para mí.

-Sweden  –posa su mano sobre mi cara- vámonos a casa ¿vale? –Sonríe tenso durante un segundo y después se relaja un poco- por favor… vámonos de aquí.
-Está bien –murmuro. Coge mi mano y comenzamos a andar.


En silencio recorremos el camino de vuelta a casa, ninguno de los dos habla y me doy cuenta de que es una mala señal. Mientras atravesamos una de las calles miro de reojo a Justin y noto su expresión fría. Agarra mi mano con fuerza y la mantiene junto a la suya, pero en ese agarre no hay ningún rastro de amor. ¿Qué ha pasado? ¿Qué ha cambiado? Tras abandonar el parque entramos en una de las plazas, y al bajar unos escalones de repente noto un gran pinchazo en el costado.

-Agr –gimo deteniéndome.

Justin se para en seco en el acto y se vuelve para mirarme con preocupación.

-¿Qué pasa? –su mirada está vacía.
-Nada –intento buscar el brillo que antes había en sus ojos pero ha desaparecido- no es nada.
-Vamos –dice sin más, y seguimos andando esta vez un poco más despacio.

No lo entiendo. No entiendo cómo ha podido pasar esto. No comprendo por qué ahora estoy caminando de la mano con alguien a quien parece no importarle nada. Acaba de pelearse para salvarme la vida y todavía sale sangre de su labio como prueba, pero en cambio su comportamiento es neutro. No está enfadado pero tampoco ha mostrado ningún tipo de empatía hacia mí. Algo raro ocurre.

Llegamos a casa y Justin suelta mi mano para quedarse plantado frente a la puerta. Le miro durante un momento y tras ver que no parece estar a favor de hablar conmigo me limito a meter la mano en el bolsillo de mis shorts en busca de las llaves.

-Mierda –murmuro. Justin me dirige una mirada pero sigue sin decir nada- he perdido las llaves…

Ni una sola palabra. Él gira la cabeza y mira hacia otro lado. Estupendo. Está enfadado y ni siquiera sé por qué.

Me adelanto unos escalones más y me agacho para sacar una copia de las que mamá esconde siempre tras la segunda piedra del lado derecho del jardín. Al inclinarme noto otro pinchazo en el costado y me estremezco, aunque esta vez no digo nada puesto que sé que lo más seguro es que Justin me ignore. Agarro el juego de llaves y me vuelvo a incorporar para meterlas en el agujero, abro la puerta y me aparto a un lado para que él entre.

Todo está apagado y en silencio a pesar de que ya es tarde. Mamá debe estar a punto de llegar. Cierro la puerta detrás de mí y sigo a Justin hasta que se sienta en uno de los sofás en silencio. Me quedo de pié junto a él esperando algún tipo de reacción, pero no hay nada. Ni una mirada, ni una palabra, absolutamente nada. Pasan los minutos y ni siquiera es capaz de mirarme.
Esto es demasiado.

-¿Piensas decir algo? –exijo.

Él gira la cabeza en mi dirección. Por fin sus ojos se encuentran con los míos.

-¿Qué quieres que diga? –susurra.

¿Qué? Esto es el colmo.

-No te reconozco Justin, lo digo en serio –me acerco unos pasos acortando nuestra distancia.

Este me sigue con la mirada en silencio hasta que estoy lo bastante cerca como para observar que delante de mí, sobre el suelo, hay gotas de sangre.

-Tienes el labio roto –le digo al ver que no hay respuesta a mi anterior pregunta.
-No es nada.
-Estás manchando el suelo, tienes la boca llena de sangre y las manos… -bajo la mirada hasta ellas, que se encuentran cerradas en dos puños- ¿Qué pasa, Justin?

Éste aparta la mirada de mí posándola sobre el punto más lejano del salón, junto a la puerta.

-Justin…

No hay respuesta. Su comportamiento me irrita. No lo entiendo. Ahora estoy realmente cabreada. ¿Por qué se niega a hablar conmigo? ¿A caso es todo esto culpa mía? Tal vez si…

-Haz lo que quieras –suelto, y doy la vuelta sobre mis talones en dirección al piso de arriba.

Subo las escaleras dejándole tras de mí y cierro la puerta de mi habitación. Esto es jodidamente increíble. Surrealista. Toda esta situación es ridícula. ¿Qué demonios le pasa a Justin? Coge un avión hasta aquí para verme y cuando está a centímetros de mi ni siquiera me mira.

Entro al baño dando un portazo y me quedo parada frente al espejo. Miro mi reflejo intentando averiguar si esa chica soy yo. Ya no estoy segura. Me tiemblan las manos y estoy pálida. Tengo la camiseta rota y estoy llena de tierra. Me la saco con cuidado por encima de la cabeza y observo los moratones que empiezan a pasar de rojo oscuro a azul claro en mi vientre. Miro mi costado y veo las heridas provocadas por haberme arrastrado y también por el golpe contra el tronco. Me duelen las muñecas. Pero todo podría haber sido peor… ¿no?

Abro el grifo y dejo que el agua caiga con fuerza contra el mármol, me recojo el pelo y mojo mi cara para borrar las manchas. Abro uno de los cajones y saco un bote de alcohol y algodones, los mojo y comienzo a pasarlos por los arañazos de mi costado.

De repente la puerta se abre.

-¿Puedo pasar? –murmura Justin.
-Estoy en sujetador –digo seca.
-Bueno, lo tomaré como un sí –asoma la cabeza y entonces me topo de lleno con su sonrisa. Otro giro de 180 grados, no logro seguirle ¿Esto es algún tipo de broma? Definitivamente va a matarme.

Justin entra y cierra la puerta tras él, toma asiento en uno de los bancos que hay en un extremo y cruza sus brazos.

-¿De qué va esto? –me giro hacia él.
-Me he pasado un poco ahí abajo –dice- quería pedirte disculpas.
-Como quieras –murmuro, y vuelvo a darme la vuelta dándole la espalda.
-Oye ¿Qué… -de repente se queda callado, miro su reflejo y observo que su sonrisa ha vuelvo a desaparecer.
-¿Qué pasa ahora? –murmuro sin posar mis ojos en él.

Justin mira mi espalda.

-Estás herida –susurra tenso- ven aquí.

Ruedo una vez más sobre mi misma para enfrentarme a él.

-Y tú tienes el jodido labio roto, Justin –le señalo- esto no es nada.
-Ven aquí –extiende su mano.
-Solo si me dejas curarte –suelto el algodón y lo dejo sobre el lavabo.

Éste me mira durante un momento en silencio y entonces suspira.

-Como quieras, pero ven aquí de una vez.

Abro uno de los cajones y saco más algodones y botes de primeros auxilios. Arrastro otro de los bancos frente a él y me siento cara a cara. Nuestras miradas se encuentran durante un segundo y entonces Justin vuelve a transformarse. 
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RT aquí si habéis leído el capítulo. Gracias. 

7 comentarios:

  1. Siguiente pero ya! jajajaj:) Me encanta, en serio...

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  2. Vas a seguir o se supone que acaba aqui?? Porque estamos a 29 de mayo y llevas sin escribir desde el 2 de abril... Iba a recomendar tu novela a unas amigas, pero si no vas a seguila me lo ahorro... Pues eso, siguiente!! :)

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