El resto de la cita es
bastante repulsiva y desesperante, pero intento concentrarme en imaginar que no
es el con quien estoy, y cuando eso no funciona comienzo a repasar los detalles
sobre el plan “efecto orco”. Scott me lleva a tomar un helado y después
caminamos por el parque a la vista de todos. La gente me mira impresionada e
intrigada al mismo tiempo. Puedo leer en sus ojos lo que están pensando.
Incluso llego a escuchar algunos murmullos claros. “¿Por qué está otra vez con él?”,“Esa
chica es tonta, no aprende”, “Oh dios, Sweden y Scott juntos”. Pasan las horas y Scott decide ir a comer a
un McDonals. Un plan con el mismo romanticismo que él, cero. Después damos un
par de vueltas más por la plaza para que todos se aseguren de ver el gran
espectáculo, mientras yo tengo que aguantar que esa babosa repugnante me sujete
la mano.
-Sonríe, nos están
mirando –se burla Scott.
-Te escupiría en la cara
–bufo.
-Cuatro… diez…
Y pongo la más falsa de
mis sonrisas vista nunca.
Al llegar a casa Scott
intenta acercarse pero decido que eso es llegar demasiado lejos. Puede que
aguante que me toque con su sudorosa y asquerosa mano, pero jamás llegará más
lejos que eso.
-Eh –me separo- nada de
contacto físico, gusano.
Parece que va a decir
algo, pero en su lugar se limita a mirarme en silencio unos segundos, y después
se aleja murmurando un “nos volveremos a ver pronto”.
Entro en casa y me
encuentro a mi madre en la cocina haciendo uno de sus famosos bizcochos.
-¿Qué tal te fue con el
malvado villano? –pregunta de espaldas a mi.
-Bien… -digo, intentando
ocultar el sarcasmo de mi voz- supongo.
Ella sabe más de lo
que parece, y eso me inquieta.
-Dale recuerdos al
príncipe de mi parte.
Subo a mi habitación sin
decir nada más y me tiro sobre la cama intentando repasar lo ocurrido en las
últimas horas. “Plan efecto orco” repito para mis adentros, y comienzo a pensar
en cómo llevarlo a cabo para lograr que desaparezca el susodicho. Por la tarde
mientras leo uno de los nuevos libros que encontré en la nueva sección de la
librería, mi teléfono suena y doy un salto sobre mi misma asustada por el
volumen del móvil. Creía que lo tenía en vibración. Miro la pantalla. “Justin”.
Sonrío y en menos de tres toques descuelgo y lo llevo sobre mi oreja.
-Hola pequeña –dice una
voz tierna al otro lado.
-Hola Justin –susurro
dejándome caer de nuevo sobre la cama, con una sonrisa tonta que nace de algún
lugar.
-¿Qué tal te fue hoy?
–se que sonríe.
-Interesante… -hago una
mueca.
-Cuéntame.
-Tuve… -guardo silencio
un instante- una cita con… -se que a Justin no le va a gustar esto- Scott.
Silencio al otro lado.
La tensión comienza a notarse.
-¿Justin? –le llamo.
-Estoy aquí –responde
ahora más seco, después de unos segundos.
-Bueno… -busco rápidamente algo que decir que logre descargar la tensión creada en un momento.
Más silencio.
-Tú fuiste quien me hizo
prometer que te contaría todo lo que ocurriera con él.
-Y sigo queriendo que lo
hagas –su voz vuelve a sonar rápidamente.
-Pues entonces no
reacciones… así –suspiro.
-No esperes que me
parezca bien que ese imbécil pueda estar cerca de ti y yo esté a miles de
jodidos kilómetros sin poder hacer nada al respecto. Estoy harto. Esto me
supera.
-Justin…
-Lo siento –baja su
tono- se que no es culpa tuya, pero… compréndeme.
-Lo hago.
-Estoy tan frustrado
Sweden… necesito ir a verte pero tú no
me dejas. ¿Cómo crees que me siento? –el dolor se nota en su voz ahora.
-Sabes que eso no es así
–el pecho comienza a dolerme.
-Pero… quiero ir.
-Te conozco y sé que si
vienes no podrás estarte quieto y todo lo que estoy haciendo se acabará yendo
a… –suspiro- he avanzado mucho y el plan está en marcha.
Justin guarda silencio resignado,
respira e inspira unas cuantas veces intentando recomponerse y después vuelve a
intervenir.
-Y bien… cuéntame que te
dijo.
-Quiere cuatro citas
–respiro lentamente- quiere que salgamos para que todo el mundo vea que Scott
Perks siempre gana y después dirá a todos que me ha dejado porque se aburrió de
mi, y entonces conseguirá lo que quiere.
-Maldito bastardo hijo
de puta –su voz suena dura, su mandíbula está muy tensa.
-Después de eso me dará
la foto y todo se habrá acabado. Para siempre.
-Juro que voy a matarlo
–Justin está alterado.
-Eh… recuerda que
tenemos un plan –sonrío ahora- juré que iba a hacerle pagar todo lo que me hizo
y sigo manteniéndolo.
-¿Qué quieres hacer?
-Cuando consiga la foto voy
a destrozar de tal manera su orgullo que meterá la cabeza en su culo y
desaparecerá durante mucho, mucho tiempo. Se va a arrepentir de haber jugado
conmigo. Te lo aseguro.
-Hmmm –suelta un gemido
divertido- me gusta cuando te pones de chica mala –ríe.
-Tonto –río con él.
Tras unas bromas Justin
vuelve a ponerse serio.
-¿Y que hicisteis en la…
cita?
-Paseamos, comimos en un
McDonals y… me trajo a casa.
-¿Y?
-Y nada más.
-¿Y…
-Sé lo que intentas
saber, y no… no me besó y tampoco hubo ningún contacto.
El suspira al otro lado.
-Solo cogió mi mano en
la calle… -hago una mueca.
Silencio.
-No sabe donde se está
metiendo –asegura.
-Justin, tranquilo. No
voy a dejar que me ponga una mano encima.
-No, no lo harás –gruñe-
porque si me entero de que te toca o se acerca a ti a menos de dos metros voy a
cortarle las pelotas y me haré un collar.
-Justin…
-Sweden, no sé qué le
pasa a ese bastardo por la cabeza, pero para mí no es un juego, y créeme –hace
una pausa- estoy luchando jodidamente duro para intentar mantener la calma y no
coger un avión para darle una patada. Eres mía Sweden -suspira- no quiero que
nadie más te toque.
La sangre se drena de mi
cara ante su revelación y siento que las manos comienzan a temblarme. “Eres
mía”. Oh dios mío. Esto es de verdad.
-Te quiero, Justin.
Oigo un suspiro al otro
lado.
-Yo también te quiero,
pequeña –y ahora sé que sonríe.
Tras unas horas intensas
de conversación Justin se vuelve a cenar y yo decido acostarme ya que es
bastante tarde. Deduzco que los siguientes días Scott me dejará tranquila, ya
que el plan es que todos se enteren de que estamos juntos y para ellos los
rumores deben correr con seguridad, por lo que pasarán unos días hasta que
vuelva a querer hacerse ver para asegurarse de que todos siguen expandiendo la
noticia. Cierro los ojos evadiéndome de pensar en él y mis sueños me llevan de
nuevo al lado del chico que realmente quiere estar a mi lado. El que lucha día
a día para conseguir que todo funcione y el que de verdad daría lo que fuera
por estar cerca de mí.
{#Justin}
Con los ojos cerrados y
tirado sobre el césped noto el viento rozar mi pelo y el sol calentar mi cara. Sumido
en mis pensamientos deseo que ella este a mi lado al abrirlos, y aunque creo
estar solo, como por arte de magia una piel suave acaricia mi cara tiernamente.
Abro los ojos y lo primero que veo es una sonrisa que me ciega. Miro un poco
más arriba y me topo con sus ojos que me miran intensamente. Unos ojos color
verde intenso. Una mirada penetrante pero a la vez dulce que me hace querer
seguir mirando más allá de ellos y no volver a salir nunca. Una mirada que me
hace perderme, sumido en ella. Sus ojos se cierran y se acerca a mí para darme
un beso. Aunque todavía no he reconocido a la persona, sin saber porque ni como
me dejo llevar y mis labios esperan los suyos con deseo. Unos instantes después
nuestras bocas se juntan y mis labios se funden con los suyos en un beso lento
y apasionado. Poco después su lengua se abre paso en mi boca buscando su
compañera y juntas, juegan disfrutando del momento. Mantengo mis ojos cerrados
e intento esforzarme en reconocer a la dueña de esos labios carnosos que se han
adueñado de mi. De repente muerde la parte inferior del mío y un gemido ahogado
sale de mi boca. Una risa la delata y entonces se que solo puede ser ella.
Sweden está aquí. La chica se aleja unos centímetros dejándome ver su cara y
entonces confirmo que la persona que me ha robado ese intenso beso es la misma
que robó mi corazón hace mucho tiempo.
-Justin –susurra
sentándose a mi lado y posando una de sus manos sobre mi pierna mientras con la
otra acaricia mi mejilla- te eché de menos.
-Yo también a ti
–respondo perdiéndome de nuevo en su mirada- no sabes cuánto pequeña.
Extiendo mi mano y
comienzo a jugar con un mechón del pelo castaño que cae sobre su cara. Sweden
vuelve a sonreír y se acerca de nuevo dándome un beso en la cara. Ambos nos
miramos después de eso y el deseo comienza a crecer dentro de mí. Ella se
levanta para sentarse después sobre mis piernas y con sus brazos rodea mi
espalda. Yo paso mis manos por sus caderas hasta llegar al final y la estrecho
más contra mi pecho. Ambos sonreímos y comienzo a sentirme excitado, pero
cuando nuestros labios están a punto de reencontrarse una voz la hace alejarse
de mí.
De repente miro mis
manos caer sobre mis piernas y veo que ya no está conmigo. La voz vuelve a
llamarme y escucho una risa, esta vez amarga, que me hace mirar hacia arriba.
Lo que me encuentro me deja helado.
Scott abraza por detrás
a Sweden y esta le corresponde entrelazando sus dedos. Ambos sonríen a la vez
que me miran. Yo no puedo creer lo que está pasando. Intento levantarme para
correr hacia ella pero las piernas no me responden.
-Oh, creo que te
quedaste solo –Scott sonríe de nuevo.
Miro a la chica, quien me devuelve unos ojos
fríos e inexpresivos sin separarse de él.
-Sweden… -murmuro.
-Lo siento Justin –dice
seca- pero creo que no serías capaz de darme lo que Scott me ofrece.
-¿Qué? –una punzada en
el corazón.
-No me malinterpretes,
eres buen chico… pero creo que no lo bastante hombre como para hacerme feliz
–ella hace una mueca de burla y después se gira para besarle.
Y ahí estoy yo, viendo
como la chica a la que amo me abandona por el que la hizo sufrir. No lo
entiendo. Esto no puede ser real.
De repente los dos se
separan y Scott se acerca hacia mí serio.
-Pobre Justin… tan
ocupado con sus conciertos que no supo ver que su chica se alejaba de el –ríe-
a tantos kilómetros de su cuerpo que no pudo darse cuenta de que otro la poseía
–una carcajada hace que mi corazón se parta en dos.
Miro a Sweden de nuevo
esperando que ella me diga que es una broma, pero en su lugar esta se acerca a mí
y me da una bofetada.
-Me dejaste escapar y
ahora has perdido lo que más querías –sonríe- no vales para nada.
Me llevo las manos a la
cara para evitar que mis lágrimas corran pero ya casi no puedo ver nada. Scott
se para frente a mí y nuestras miradas se cruzan. Deseo intensamente matarlo.
-Ah, por cierto… una
última cosa –se frota la barbilla.
Le miro esperando otro golpe.
-Levántate, llegaremos
tarde al ensayo y Dan se enfadará –sonríe.
Le miro sin comprender
lo que acaba de decir y entonces noto algo raro. Su voz a cambiado. Es algo
familiar pero no logro saber el que. ¿y Dan? ¿Qué quiere decir con que Dan se
enfadara? ¿A dónde llegaré tarde? No lo entiendo.
-¿Qué?
-Eh Justin –dice ahora
Sweden- vístete y coge tu guitarra.
La misma voz.
-¿Mi… guitarra?
Entonces los dos vuelven
a besarse delante de mí y todo se vuelve negro.
Abro los ojos
desesperado y observo que me encuentro en mi habitación, sobre mi cama. Llevo
las manos sobre mi frente y al frotarlas se empapan de sudor. Al girarme hacia la puerta veo a Scooter mirarme
fijamente.
-Justin levanta, vas a
llegar tarde –otra vez la voz.
Era todo una pesadilla.
-----------------------------------------------------------------------
Espero que os haya gustado, dad RT aquí si leísteis el capítulo. Gracias.
Ooooootrooo
ResponderEliminar