-Te quiero, princesa -susurra Justin al otro lado del teléfono.
Y así, ambos volvemos a
cobrar vida. Noto como la voz de Justin se vuelve dulce y ahora sé que estoy
preparada para afrontarme a esto. Y que el también lo está. Hablamos. Le cuento
todo lo que ha pasado desde la última vez y lo mucho que le extraño. Le digo
que mientras ambos sigamos llevando esos collares nadie va a separarnos. Que le
quiero como no quise a nadie en mi vida y que no voy a dejar que nos separen.
Solo nosotros decidimos nuestro destino, y el mío es estar junto a él.
-Supongo que no me harás
caso si te digo que no hagas esto –reprocha- si te pido que dejes a Scott y no
te acerques a él.
-No, no lo haré.
-¿Y si te lo suplico? –Su
voz se vuelve tierna- no es la mejor solución.
-Es la única solución
ahora.
-Esa foto me da igual
Sweden –ahora se pone serio- lo digo enserio, no me importa que la gente se
entere de que tengo a la persona más increíble a mi lado.
-Esto no es solo por esa
foto Justin, lo sabes.
-Si –asiente al otro
lado- lo sé.
-Voy a devolverle todas
y cada una de las putadas que me ha hecho.
Y el silencio vuelve a
inundarlo todo.
-No dejes que te enamore
–me pide.
-No pienso hacerlo.
Acordamos que pronto
acabaremos con todo esto y podremos volver a abrazarnos. Como aquel día. Como
nuestro primer día.
Esa noche tengo un
sueño. Un sueño que por primera vez en mucho tiempo hace que sienta mariposas
en el estomago. Mis pesadillas se hunden en lo más profundo para dejar a la luz
uno de los mejores sueños de mi vida. Y Justin está en el.
##
Habían pasado ya seis
días desde la cita con Scott, y desde entonces no había vuelto a saber nada de él.
Puede que se lo hubiera pensado mejor y hubiera decidido que toda esta historia
es una tontería. O puede que mi conversación con él le hubiera abierto los ojos
y por fin comprendiera que jamás volvería con él. Por nada del mundo. En la
vida.
Desde nuestra llamada de
reconciliación, Justin prometió que muchas cosas iban a cambiar, y comenzó a
llamarme cada día. Al levantarme veía un mensaje de texto deseándome buenos
días y cada vez que tenía un hueco me llamaba para asegurarse de que todo
seguía bien. En una de nuestras conversaciones a altas horas de la madrugada,
como solíamos hacer en aquellos tiempos en los que todo era fácil, comenzamos a
buscar soluciones en cuanto al tema de Scott e ideamos un plan de venganza al
que Justin llamó “efecto orco”. El plan aún no estaba del todo acabado, pues yo
estaba esperando la llamada de Scott para una segunda cita en la que
supuestamente aclararíamos las condiciones y funcionamiento de esta historia de
locos absurda. Prometí a Justin que le mantendría informado, y así fue.
Esa mañana me levanto
con un mal presentimiento. Miro el reloj y veo que las agujas no marcan más de
las cinco. Me he desvelado. Un escalofrío recorre mi cuerpo y doy por seguro de
que hoy será un día difícil. Me levanto de la cama como puedo y me envuelvo en
una manta. Bajo al salón y me sorprende ver que mi madre está viendo la
televisión en el sofá.
-Buenos días –murmura
tirada boca arriba.
-Todavía no es de día
–contesto.
-¿Qué hora es?
-Las cinco.
-¿Y qué haces despierta?
–gira la cabeza en mi busca.
-Bueno… -me acerco al
sofá y me dejo caer a su lado- últimamente no duermo demasiado bien.
-¿Y eso es debido a…
-Nada en particular
–miento.
-Vamos Sweden –sonríe
irónicamente- soy tu madre. Recuerda que estamos conectadas por algo extraño
que me activa el instinto.
Ella se incorpora para
poder hablar mejor y yo la miro durante un instante preguntándome si debería o
no contarle toda la historia. Supongo que no es necesario dar muchos detalles,
así que accedo.
-Problemas con los
chicos –suspiro.
Mi madre me mira
fijamente.
-¿Justin?
-Bueno…
-Creía que Justin era un
buen chico, parece muy simpático –mira la televisión sin ver demasiado- además
parecía que estaba loquito por ti.
-No mamá –sonrío- no es
Justin el problema. El es… -cojo aire y lo expulso detenidamente- él es muy
bueno conmigo.
-¿Entonces?
Mi mirada se fija en el
suelo mientras intento buscar las palabras adecuadas que cuenten mi historia
sin decir nada en realidad.
-¿Ves esas películas en
las que la protagonista se enamora de un chico que cree su príncipe azul, con
el cual todo es perfecto… hasta que aparece el malo de la película con su
caballo negro y su espada envenenada?
-¿Ajam? –mi madre parece
interesada en lo que le digo, que en realidad es la historia de mi vida.
-Pues bien, la chica y
su príncipe azul creen que todo es tan fácil como amarse, y que el amor todo lo
puede. Ellos creen que mientras estén juntos nada más puede entrometerse entre
ellos. Pero lo que el príncipe no sabe es que hay un hombre malvado que antes
le hizo daño a la chica, y que como no consiguió lo que quería volvió para estropear
su historia de amor.
-¿Y que busca
exactamente el chico malo?
-Busca separarlos y
llevarse presa a la chica para impedir que sea feliz.
-¿Y no hay un hada
madrina en la historia que pueda ayudarla? –pregunta.
-No… en esta historia
solo hay tres personajes.
-Pero recuerda que el
bien siempre triunfa en las películas, y a pesar de que hayan obstáculos el
príncipe siempre consigue a la princesa y el malo acaba desapareciendo. El
destino está en manos de la chica.
-No es tan fácil cuando
el protagonista es el malo –suspiro.
-Cariño… -mi madre me
acaricia la cara con su mano dulcemente- creo que el problema de esta película
es que la chica no sabe aún lo importante que es ella en esa historia –sonríe-
creo que ella tiene la clave para que todo salga como espera, pero aún no ha
descubierto como conseguir tomar los mandos de ese cuento.
Miro fijamente los ojos
vivos de mi madre y me doy cuenta de que ha entendido mucho más de lo que me
hubiera gustado. Me sonríe tiernamente y
después me da un beso en la mejilla.
-Recuerda que el bien
vence siempre al mal.
Ella se levanta y, así,
sin más… se dirige dando pequeños saltitos hacia la cocina en busca de una taza
de chocolate muy caliente. Vuelve con dos, y uno de ellos me lo entrega. Pasa
el tiempo mientras miramos entretenidas la televisión y cuando quiero darme
cuenta ya son las diez.
Subo a mi habitación y
me meto a la ducha. Mientras me visto mi móvil suena y me acerco para leer el
mensaje que hay en mi pantalla.
“Segunda cita. A las
doce en el parque frente al arroyo. No llegues tarde”.
Y ha llegado el día. Mis
ilusiones se pierden. Scott sigue vivo, no ha muerto repentinamente como yo
esperaba, y tampoco se ha pensado mejor toda esta locura. Sigue empeñado en
jugar a un juego que no tiene un final coherente. No sé cómo va a acabar esto y
tampoco sé que pretende en realidad.
Cinco minutos antes de
la hora prevista me encuentro sentada en un banco al fondo del paseo, con los
cascos puestos y la música a tope. Cierro los ojos mientras el sol me da en la
cara y calienta mis parpados, aprieto fuerte los puños deseando despertar al
lado de Justin y que todo esto haya sido solo una pesadilla.
Alguien toca mi
hombro y estoy tan sumida en mis pensamientos que creo que es él quien estará
junto a mí, pero al mirar a esa persona a la cara la sonrisa se borra de mi
rostro y vuelvo a fijar la vista en la pantalla de mi móvil.
-Hola –Scott se sienta a
mi lado.
Le miro en silencio y
apago la música.
-¿Qué tal estas hoy?
–pregunta cauto, sin acercarse demasiado a mí.
-Estaba bien –respondo
seca- pero ahora tengo unas tremendas ganas de vomitar.
-Veo que no has hecho
caso a lo que te dije el otro día –sonríe amargo.
-¿En cuanto a lo de ser
simpática contigo? –río- déjame pensar… hmmm… no.
-Peor para ti.
-Seguro que no puede
haber nada mucho peor que estar aquí en compañía de ti –sonrío irónica.
Scott me mira receloso
unos segundos y después se recuesta sobre el respaldo del banco cruzando los
brazos sobre su pecho, se acerca un poco más a mí y mira al cielo pensativo.
-Está bien, esto es lo
que haremos –gira la cabeza hacia mi- tu quieres la foto y yo quiero que seas
mía.
-Un trato algo injusto,
por cierto –espeto.
-Bien, mirémoslo de otro
modo más profundo –se frota la barbilla con las puntas de los dedos- tu quieres
una relación con Justin sin obstáculos, quieres ser feliz con el sin que nadie
se entrometa –su cara se vuelve divertida ante mi expresión de ira al escuchar
que le nombra- yo quiero que todos sepan que Scott consigue lo que quiere. Y lo
que quiero es que la gente sepa que vuelves a estar conmigo, después diremos
que te dejé porque me aburriste y así todos estaremos contentos.
Mis puños se aprietan
bruscamente y los meto en los bolsillos de mi sudadera para evitar estamparlos
en su cara.
-Tu retraso mental es
bastante importante –escupo.
-El trato –me ignora- es
que tendremos cuatro citas, y después de eso yo te daré la foto y tú harás con
ella lo que quieras.
-¡¿Cuatro?! –le miro con
odio.
-Cuatro, si pones de tu
parte y te portas como una buena chica. Si no serán muchas más… y créeme que no
me importa estar con esto todo el tiempo que haga falta.
-Tres.
-Estoy siendo demasiado
bueno contigo teniendo en cuenta que en la primera cita me insultaste y ahora
estas a punto de pegarme –ríe.
Guardo silencio durante
unos minutos y después hablo.
-Cuatro citas y después
desaparecerás de mi vida para siempre.
-Trato echo –extiende su
mano.
La miro y retrocedo instintivamente.
No quiero tocarlo ni con un palo.
-Recuerda que cuatro
pueden ser diez –sonríe maliciosamente.
-Trato….echo… -le
estrecho la mano sin ganas.
El resto de la cita es
bastante repulsiva y desesperante, pero intento concentrarme en imaginar que no
es el con quien estoy, y cuando eso no funciona comienzo a repasar los detalles
sobre el plan “efecto orco”. Scott me lleva a tomar un helado y después
caminamos por el parque a la vista de todos. La gente me mira impresionada e
intrigada al mismo tiempo. Puedo leer en sus ojos lo que están pensando.
Incluso llego a escuchar algunos murmullos claros. “¿Por qué está otra vez con él?”,“Esa
chica es tonta, no aprende”, “Oh dios, Sweden y Scott juntos”. Pasan las horas y Scott decide ir a comer a
un McDonals. Un plan con el mismo romanticismo que él, cero. Después damos un
par de vueltas más por la plaza para que todos se aseguren de ver el gran
espectáculo, mientras yo tengo que aguantar que esa babosa repugnante me sujete
la mano.
-Sonríe, nos están
mirando –se burla Scott.
-Te escupiría en la cara
–bufo.
-Cuatro… diez…
Y pongo la más falsa de
mis sonrisas vista nunca.
Al llegar a casa Scott
intenta acercarse pero decido que eso es llegar demasiado lejos. Puede que
aguante que me toque con su sudorosa y asquerosa mano, pero jamás llegará más
lejos que eso.
-Eh –me separo- nada de
contacto físico, gusano.
Parece que va a decir
algo, pero en su lugar se limita a mirarme en silencio unos segundos, y después
se aleja murmurando un “nos volveremos a ver pronto”.
Y así, supero una nueva página de la historia de mi vida.
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Espero que os haya gustado este capítulo, Dad RT a esto si leísteis. Gracias.
Amor, me encanta tu novela al igual que todas las que has echo, llevo leyéndote desde la primera novela que has escrito y me haces desconectar de una manera impresionante. También decirte que no quiero que te sientas sola ni nada de eso, que aqui donde me ves te quiero muchisimo y te echo muchisimo de menos, que tienes todo mi apoyo y mi fuerza aunque estemos lejitos y que te aseguro que ese 16 de marzo tan esperado, no te vas a librar de mi tan fácilmente. Recuerda, continuo deseando que seas tu la OLLG.
ResponderEliminarEspero que no me hayas olvidado, te quiero Nur<3
PD: No tardes en subir