(Cap anterior abajo)
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Él asiente y
acompaña a sus dos amigos a fuera, yo no muevo un músculo hasta que escucho el
sonido de la puerta, y entonces Justin abre los ojos, que ahora parecen dos
tonos más oscuros que hace un segundo.
Me mira en
silencio y yo tampoco soy capaz de decir nada. Seguimos a escasos centímetros y
ahora puedo notar que su rostro es algo diferente. Dos medias lunas oscuras en
forma de ojeras le dan un aspecto cansado y abatido, su cara está más delgada y
al bajar la mirada hasta su cuerpo noto que también sus músculos han perdido
volumen.
-Justin… -murmuro
inconscientemente.
-No me dejes
–susurra.
-¿Qué?
Tardo un
momento en entender sus palabras y entonces noto un nudo en el estómago que me
estrangula.
-Vas a
dejarme… -musita.
-Tu…
-Lo siento
–su voz se quiebra y noto como sus ojos brillan- siento haber tardado en
sacarte de aquí. Siento haberte fallado…
-Justin, no…
-Perdóname
–susurra de nuevo casi contra mi boca, y en esta ocasión sus manos buscan las
mías a ciegas hasta que las envuelve entre las suyas- no puedes dejarme –la
forma en la que me mira hace que mi corazón quiera salirse del pecho. Duele.
-No voy a
dejarte –logro decir de la forma más convincente posible.
Él alza las
cejas y sus labios dejan de tensarse mientras aprieta más mis manos.
-¿No?
Tardo un
segundo en responder y otro pinchazo ataca mi pecho.
-No… a menos
que tú quieras hacerlo.
Justin me
mira sin comprender lo que estoy diciendo, como si fuera la primera vez que
escucha un nuevo idioma.
-¿Qué?
-No voy a
culparte si lo haces…
Él suelta
nuestras manos y ambas caen colgando a nuestros costados.
-¿Qué estás
diciendo, maldita sea?
-Yo…
-¿Cómo
puedes si quiera pensar que querría alejarme de ti?
Sus ojos se
oscurecen un tono más, casi parecen negros tras sus pestañas, y entonces
suspira dejando escapar una agonía interior.
-No lo sé.
-¿Qué pasó,
Sweden? –Alza ahora sus manos entre nosotros, pero sin llegar a tocarme- ¿Por
qué de repente… me dijiste que no querías que viniera? ¿Qué es lo que hice mal?
Yo… maldita sea. Te quiero.
Mis ojos se
llenan de lágrimas y lucho por mantenerlas dentro.
-Ni siquiera
sé que está pasando, Justin.
Él baja la
mirada hasta mis labios y un segundo después vuelve a alzarla hasta mis ojos.
-¿Quién es
ese tío?
Su pregunta
choca en mi subconsciente tan fuerte que me pierdo en la nada lo que parece una
eternidad.
-¿Ian? –hago
una mueca.
-Ian –repite
su nombre con asco.
-Es un
amigo…
-¿Ahora
tienes amigos aquí dentro, Sweden? –bufa.
-¿Qué te
pasa?
-Creía que
querías salir de aquí y de repente entro y te veo acostada en la cama con ese
imbécil –tuerce la boca, buscando contención- dime Sweden, ¿Qué me he perdido?
-No te has
perdido nada, maldita sea –espeto indignada comprendiendo lo que ocurre- ¿Crees
que Ian y yo…
-No lo sé,
dímelo tú –acusa.
Alzo la mano
para delimitar el espacio que nos separa y retrocedo otro paso más.
-Esto es
increíble –digo, intentando no perder la calma.
-¿Lo es?
-¡Justin! –Grito-
¡Somos amigos!
-¿Por eso no
querías que viniera, Sweden? –murmura.
-¿Estás
celoso? –pregunto, sacudiendo la cabeza en busca de algo de lógica.
-¡He venido
desde el jodido culo del mundo para buscarte a pesar de que me has mandado a la
mierda y te encuentro con ese tío… y además tiene los cojones de ponerse
delante de mí y decirme que no puedo hablar contigo! –Grita, perdiendo los
nervios- ¡Estoy malditamente celoso porque no sé lo que está pasando!
-¡Te lo he
dicho! –Grito intentando sonar por encima de él- ¡No se qué demonios te pasa!
–las lágrimas caen entonces por mis mejillas y Justin se queda en silencio al
darse cuenta de que esto se nos ha ido de las manos.
-Está bien…
-murmura ahora demasiado bajo- lo siento, solo… solo dime que no me has
olvidado.
Su mirada se
hace más tierna y suspira, recuperando el control perdido.
-No lo he
hecho. Nunca podría hacerlo.
-Entonces
dime, ¿Por qué no querías…
-Porque tú
no me necesitas –suelto, cortándolo.
Sus ojos se
abren como platos y me mira como su acabara de darle una bofetada.
-¿Qué estás
diciendo?
-Tu… esa…
Natalie… -espeto- parece que estás ocupado. Nueva gira, nuevos viajes, nuevas
compañías. Nunca contestas al teléfono porque ella lo hace por ti, eso está
bien. Pero yo… -las palabras se me atragantan e intento coger aire para
soltarlas- yo no puedo… simplemente…
-Eh, eh, eh
–alza las manos y las pone a ambos lados de mi cara para obligarme a mirarlo-
espera un momento.
-No, no
quiero esperar más, esto no va a ninguna parte, yo…
-Te estás
equivocando.
Sus manos
acarician mis mejillas húmedas y ahora una sonrisa ocupa su cara.
-¿Estás
riéndote? –digo, apartándome de golpe, por lo que sus manos quedan vacías.
-Sweden, escúchame
–intento darle la espalda pero Justin agarra mi mano y tira hacia él. Nuestra
nariz vuelve a rozarse y él susurra- Natalie trabaja para mí, está en el tour.
Lleva dentro del equipo aproximadamente un mes y aún no controla del todo las
cosas. Ella es quien tiene que concertar fechas y entrevistas y por eso tiene
mi teléfono y también el de Scooter –su sonrisa se hace más amplia al ver que
no intento alejarme y continúa- tu sabes que tengo dos teléfonos, ambos son
iguales. Estaba en los ensayos y ella lo escuchó sonar, simplemente descolgó
pensando que era el otro. –Sus ojos vuelven ahora a estar del color de la miel
y sé que no miente- Ahora he cambiado la
carcasa.
Proceso poco
a poco la información e intento reaccionar.
-Pero
estabas…
-He tenido que
trabajar en algo para no volverme loco, Swed –musita- joder, necesitaba
mantenerme ocupado para no pensar, no dormía, no podía comer, estaba muriéndome
sin saber qué pasaba. Moví cielo y tierra pero nadie me decía nada. Estabas
bajo los servicios sociales y no teníamos derecho a investigar. Contraté
abogados, detectives, incluso un jodido paparazzi para que siguiera a esos
perros –bufa- ¡Un paparazzi! ¡Yo odio a los paparazzis! –Mi mirada se relaja y
entonces suspira- simplemente estaba esperándote, sabía que ibas a encontrar la
manera de contactar.
El rubor
sube hasta mi cara y noto como mis mejillas se calientan. Esto es ridículo, una
vez más… estaba equivocada.
-Lo siento,
pensé que…
-¿Qué te
había olvidado? –Ríe- dios santo, nena, no tienes ni idea de lo que he pasado.
Me enamoré de ti. No sé cómo ni por qué pero me enamoré –susurra- y ahora te
necesito para vivir.
Da un paso
hacia mí y esta vez me quedo inmóvil. No me alejo ni tampoco intento detenerlo.
Él espera a que responda y entonces acorto la distancia que nos separa. Él
sonríe y pone las manos de nuevo sobre ambos lados de mi cara, junta su frente
contra la mía y susurra.
-Siempre
fuiste tú.
Sonrío,
incapaz de hacer otra cosa, el calor que su cuerpo me transmite me hace querer
abalanzarme sobre él, pero en vez de eso levanto los brazos y lo abrazo con
todas mis fuerzas, él posa una mano en mi cadera y con la otra levanta mi
barbilla para que nuestros labios se miren. Suspira una vez más y entonces me
besa, lenta y delicadamente. Saboreando cada instante. Noto la suavidad de su
boca contra la mía y no puedo evitar que una lágrima corra por mi mejilla
porque lo he echado de menos. Todo él. Cada parte de su ser. Su beso se hace
más intenso y entonces su respiración se agita, sé lo que quiere por lo que
abro mi boca para dejarle entrar en ella y cuando nuestras lenguas se rozan
deja escapar un gemido. Sonrío y entonces me aprieta más contra su pecho, como
si necesitara entrar, como si nunca fuera suficiente, como si quisiera acabar
con cada molécula de aire que se interpone entre nosotros. Quiero dejarme
llevar, quiero dejarle traspasar mi piel. Estoy a punto de pedírselo cuando de
repente la puerta se abre y me obligo a separarme a pesar de que él se resiste
al principio. Finalmente se aleja a regañadientes pero no deja de clavar sus
ojos en mí. Yo miro hacia la puerta y veo a los tres chicos nerviosos
observándonos.
-Sweden
–dice Tresh- están buscándolo.
Tardo un
segundo en comprender y entonces mi pecho se contrae.
-Mierda
–digo. Miro a Justin, pero él sigue observándome con una sonrisa.
-Tenéis que…
-¿Estás
bien? –dice Ian dando un paso hacia delante y cortando a Tresh, quien le lanza
una mirada de odio.
-Claro que
están bien, idiota –espeta ella- ¿no los ves?
Ian los
ignora y avanza hacia mí, pero al notar que Justin se tensa a mi lado extiendo
la mano para que se detenga. Éste lo hace y mira a Justin con cautela, que lo
mira con ira contenida sin ningún rastro de su anterior sonrisa.
-Chicos
–interviene Tresh rompiendo la tensión formada- vuestras peleas de gallitos
ahora mismo no son nuestro mayor problema –bufa- tenemos a tres guardias
buscando a este chalado y dudo que quieran invitarnos a una cerveza cuando nos
encuentren.
Yo la miro
pero ella sonríe. Treshboth, la que sabe quitar drama a los desastres
colosales. Justin coge mi mano y tira de mí hacia la puerta.
-Vamos, mi
madre y Scooter están esperando fuera –anuncia- solo hay que salir de aquí.
-Justin
–digo, tirando de él para que frene- espera.
-¿Qué
ocurre?
-No puedes
sacarme de aquí por la fuerza o mañana volveré a estar encerrada.
-Te dije que
vendría a por ti y he venido. Ahora voy a sacarte de esta jodida cloaca y te
llevaré conmigo.
-Todo es muy
emocionante –interviene ahora Mark- pero lo cierto es que Sweden tiene razón.
Si se escapa volverá, y entonces será peor.
Justin le
lanza una mirada asesina al chico pero después suspira.
-¿Y qué
hacemos?
Todos
guardamos silencio durante unos interminables minutos y entonces algo dentro de
mi cabeza se ilumina.
-Está bien
–digo, y automáticamente todos los ojos se clavan en mi- la única forma de
salir de aquí es con la autorización de un tutor ¿cierto? –Miro a Tresh- el
único modo es que alguien…
Intento
acabar la frase pero antes de poder hacerlo Justin suelta mi mano y la
introduce en el bolsillo de su pantalón. Extrae el móvil y marca un número.
Acto seguido comienza a caminar de un lado a otro de la habitación y tan solo
puedo escuchar algunas palabras de su conversación.
“Si… no…
necesito que entres… si… exacto… ¿lo tienes? Perfecto… avísame cuando esté
arreglado… gracias”.
-¿Qué está
pasando? –Murmura Mark, desorientado- todo esto es muy confuso.
-Está bien,
necesito algo de tiempo. Unos diez minutos. Creo que será suficiente –anuncia
Justin- ¿podéis mantenerles ocupados hasta entonces? –dice, dirigiéndose hacia
los tres, pero centrando su mirada en Tresh, tal vez porque salta a la vista
que es el cerebro del grupo, o tal vez porque es la única a la que no arde en
deseos de partirle la cara.
-¿Lo dudas?
–bufa ella.
Tresh agarra
a los dos chicos del brazo y los arrastra hasta el pasillo. Antes de cerrar la
puerta Ian se vuelve y me mira.
-Sweden…
-musita.
-Está bien
Ian, ve –sonrío para intentar darle tranquilidad.
Él suspira y
cierra la puerta dejándonos solos de nuevo. Justin y yo. Una vez más solo
nosotros y nadie más en el mundo.
-¿Qué has
hecho? –pregunto, cogiendo de nuevo su mano y tirando de él hasta llegar a la
cama, donde ambos nos sentamos, mirándonos de frente y a pocos centímetros.
-He llamado
a… -se detiene de golpe frunciendo el ceño- espera. No quiero volver a cagarla,
Swed, pero… -suspira- ¿puedes repetirme qué pasa con ese tío? Está pidiendo a
gritos que le patée el culo.
Yo sacudo la
cabeza y lo miro directamente a los ojos.
-¿Por qué no
puedes dejar los celos a un lado, Justin? Dentro de unos minutos nos iremos y
todo esto habrá acabado.
-¿Pero tú
quieres… irte?
-Quiero ir a
donde tú vayas.
Su rostro se
relaja y clava la mirada en nuestras manos entrelazadas.
-No soy
perfecto. Nunca lo he sido y nunca lo seré –murmura- pero te quiero como no
quise a nadie en mi vida, tanto que duele.
-¿Qué te
hace pensar que yo no siento lo mismo?
-¿Te ha
besado? –alza la vista cansado.
-Justin…
-Por favor…
solo responde. Si o no.
Noto que la
angustia lo llena desde dentro y siento la necesidad de quitársela. De que
vuelva a la paz. De que sonría.
-No.
Sus ojos
encuentran los míos y sonríe.
-Lo siento.
-Te dije que
solo somos amigos, ¿por qué lo dudas?
-Puede que
para ti solo sea eso, Swed, pero he visto como te mira –hace una mueca- y
también como me mira a mí. Me odia. Realmente me partiría la boca si pudiera
–sonríe- porque yo te tengo y él no.
-Nunca tuvo
una oportunidad –musito- tampoco lo intentó.
Mi mente
viaja durante un segundo en un repaso por los días que hemos compartido y me
doy cuenta de que lo que notaba raro en él era que siempre tenía una sonrisa
cuando estábamos juntos mientras que estando con los demás, pero…
-No puedo
culparlo –ríe para sus adentros- eres increíble.
-Justin…
-Me has
dicho que por qué estoy tan celoso si únicamente sois amigos.
-Sí.
-La
respuesta es… -Toma aire y lo expulsa lentamente- que tu y yo también empezamos
siendo solo amigos, y ahora te has convertido en mi vida.
Sus palabras me alcanzan desprevenida y me quedo mirándolo en silencio buscando algo que pueda tranquilizarlo, pero lo cierto es que tiene razón. En algún momento
nosotros no éramos nosotros, sino él… y yo. Sonrió ante la idea de que ahora seamos
una única palabra.
-Mírate ¿ves
a lo que me refiero? –Suspira- tantas sonrisas en el mundo y la tuya es la
única que me enamora.
-Por Dios,
Justin –murmuro- sabes que soy tuya.
Su sonrisa
se hace más amplia y se inclina dándome un beso sobre la frente.
-Me encanta
que digas eso.
-Bien,
porque es la verdad.
Él me mira
fijamente durante un rato y nadie dice nada. Finalmente pasa sus brazos hasta
mi espalda y me envuelve entre su pecho.
-Odio la
idea de que alguien más te tenga.
Cierro los
ojos y asiento, sabiendo perfectamente a qué quiere referirse, pues ese mismo
pensamiento me inundó la mente y arrancó la respiración de mis pulmones cuando
Natalie apareció.
-Eso es algo
por lo que no tienes que preocuparte, Justin.
-A veces me
pongo a pensar ¿sabes? –Dice, ignorándome, perdido dentro de su cabeza- y me da
miedo. Tengo miedo de que mires a otra persona y encuentres lo que no puedes
encontrar en mi –su voz suena rota- algo mejor.
-No hay nada
mejor que tú.
-Lo hay. Hay
normalidad, hay estabilidad, hay la opción de amar a alguien sin tener miedo a
lo que pasará cuando os despidáis, de si podrás verle al día siguiente, de cuál
será la próxima vez que tengas que pelear para que todo salga bien, para que no
os destruyan.
-Eh,
escúchame –digo, deshaciéndome de su abrazo y agarrando su cara entre mis manos
para obligarlo a que mire a mis ojos- No hay nada de interesante en lo normal.
Elegí amarte a ti sin importar lo que pasara. Sabía quien eras y sabia donde me
estaba metiendo, pero te quiero, a ti, simplemente tú.
Su sonrisa
aparece en su cara, esta vez con un atisbo de paz en sus ojos. Abre la boca
para decir algo, pero entonces la puerta vuelve a abrirse a la vez que su
teléfono suena. Ambos nos ponemos en pie, él descuelga el teléfono y comienza a
andar, pero se detiene cuando mi mano no avanza con él.
-¿Swed?
-¿Puedes
esperar un momento en el pasillo? –Digo, mirando a los tres chicos que me
observaban ahora serios en la entrada- necesito arreglar unos asuntos –Justin
sonríe y cierra la puerta tras él.
Y allí me
encuentro, plantada frente a las únicas personas que he podido considerar
alguna vez amigos. A los únicos que han estado ahí cuando hasta la esperanza me
abandonó. Avanzo hasta ellos y veo en sus ojos la tristeza. Saben que es el
final, pero a pesar de ello me niego a aceptarlo.
-Volveremos
a vernos –afirmo- lo prometo.
-Oh dios,
maldita chica nueva –musita Tresh echándose a llorar.
Acto seguido
ella se abalanza sobre mí envolviéndome entre sus brazos y los otros dos chicos
no dudan en seguirla. Y así, nos encontramos más juntos que nunca momentos
antes de estás más lejos de lo que podamos imaginar alguna vez. Me obligo a
separarme, pues odio las despedidas, y los miro por última vez.
-Os voy a
echar de menos –susurro- no me olvidéis ¿vale?
-Imposible,
nena –sonríe Mark.
Ian sin
embargo se mantiene alejado, en silencio y con la mirada fija en el suelo sobre
sus zapatos.
-Maldita
sea, no puedo con esto, –gime Tresh- llámame ¿quieres? O iré a buscarte y te
daré una patada en el culo.
-No tienes
mi número –río.
-Ian tiene
el de tu novio, que por cierto es Justin Bieber, maldita sea –bufa ahora- no sé
cuando pensabas decírmelo.
-¿Importaba?
-¡Es Justin
Bieber! –grita, indignada.
-Está bien,
vale –río, y volvemos a abrazarnos.
Tresh sale
de la habitación y Mark la sigue. En cambio Ian se queda donde estaba. Suspiro
y cuando escucho la puerta cerrarse me acerco hasta él.
-Eh, ya lo
has oído, estaremos en contacto.
Él alza los
ojos y me busca.
-Realmente
esto es una jodida mierda –se queja.
-Ian…
-Está bien
–murmura- ya que te vas… -se calla durante un momento y después vuelve a coger
aire, como si estuviera peleando con su cabeza- al diablo, voy a soltarlo –da
un paso adelante y agarra mi mano- Mira Sweden, antes de que pusieras un pie en
este maldito sitio era un desgraciado. No tenía esperanzas, no tenía ilusiones…
-sus labios se tensan y se detiene para aclarar las ideas- odio dar discursos
así que iré al grano. Me has devuelto las malditas ganas de vivir. Te debo
mucho ¿vale? Y… Dios mío, sé que soy un egoísta pero ahora mismo juro que
saldría ahí, mataría a tu novio y te mantendría aquí para siempre.
Sus
declaraciones hacen que mi cerebro entre en una explosión de ideas y
pensamientos y me quedo paralizada. No quiero creer que está diciendo lo que
está diciendo y rezo para que se detenga ahí, pero no lo hace.
-Me gustas
–susurra- me gustas mucho, pero creo que eso ya lo sabes.
Instintivamente
doy un paso hacia atrás al notar de repente nuestra proximidad y me pongo
tensa. Él se ríe y sacude la cabeza.
-Lo sé, lo
sé. No vas a quedarte por mi –musita- estás enamorada de él.
-Siempre fue
él, Ian.
Él junta las
cejas en una mueca y aprieta los labios.
-Es un
jodido idiota con suerte –suelta, y después avanza hasta acortar nuestra
distancia y extiende sus manos para envolverme en un abrazo. Al principio mi
cuerpo se tensa por la sorpresa y la cautela, pero entonces me doy cuenta de
que él es un verdadero amigo, de que es Ian.
-Sé feliz
¿vale? –me pide.
-Solo si tú
lo eres.
Cierro la
puerta a mi espalda y al escuchar el ruido Justin se incorpora. Guarda el
teléfono en su bolsillo, el cual permanecía apagado por lo que supongo que
únicamente daba vueltas entre sus dedos. Me mira y se acerca cautelosamente.
-Tardaste
mucho –dice.
-Fueron
buenos amigos –murmuro- tenía que despedirme.
Él coge mi
mano y comenzamos a caminar por el pasillo.
-¿Qué te
dijo él?
Lo miro con
el ceño fruncido pero sé perfectamente a quién se refiere y lo que quiere oír,
sin embargo lo pienso durante un momento y prefiero que Justin no sienta el
impulso de volver y darle un puñetazo ¿Para qué pelear si podemos matarnos a
besos? En su lugar, simplemente digo:
- Que tendrá
que enfrentarse solo a Mark y Tresh en Crash
Spot de aquí en adelante –sonrío- y es un coñazo porque yo era muy buena.
Recorremos
los viejos y desgastados pasillos del edificio sin señal de ningún guarda. Me
pregunto como habrán conseguido librarse de ellos y entonces suelto una
carcajada, porque al fin y al cabo… son mis chicos.
-No me
respondiste –digo, mientras cruzamos el último pasillo hasta la puerta.
-¿Sobre qué?
-No me has
dicho que piensas hacer para que podamos salir.
Él sonríe y
giramos una vez más. Llegamos al mostrador y Justin aprieta mi mano para
transmitirme tranquilidad. En ese momento observo que una mujer de baja
estatura y pelo castaño está rellenando unos papeles mientras la señora tras la
pantalla del ordenador la observa. Entonces la reconozco.
-Oh…
simplemente mi madre será tu tutora –dice, con una voz totalmente tranquila y
segura.
La mujer
entrega los papeles y se vuelve hacia nosotros con una sonrisa. Avanzamos hasta
ella y Justin le pone una mano sobre el hombro en señal de agradecimiento.
Entonces ella me mira directamente a los ojos y sonríe.
-Me alegro
de verte, cariño –dice ella con un tono dulce en su voz.
-Hola,
Pattie –sonrío- no sabes cuánto te eché de menos.
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RT aquí si leíste los dos nuevos capítulos de TSUS. Siento haber estado tanto tiempo sin publicar, pero intento escribir cuando puedo y últimamente me cuesta escaparme para hacerlo. Quería aclarar que no he dejado la novela y tampoco lo haré. Tendrá un final, así que solo... tened paciencia. Estaría bien que comentarais en twitter o aquí si os ha gustado, viene bien saber que seguís aquí. Gracias.
Ups te comenté en el anterior porque este no me salió hasta después jaja
ResponderEliminarHa sido un capítulo precioso, por fin los dos juntos de nuevo:) aunque me da penita Ian jaja pero bueno, seguro que él encontrará a otra chica.
Espero impaciente el siguiente capitulo ^^
mmm no me da buena espina Ian ¡¡ JAJA
ResponderEliminarAINSS QUE LINDOSSS ELLOS ¡¡
siguiente