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viernes, 3 de enero de 2014

•"Tan solo una salida" {Capítulo 34}.

(Cap anterior abajo) 

...}

Él asiente y acompaña a sus dos amigos a fuera, yo no muevo un músculo hasta que escucho el sonido de la puerta, y entonces Justin abre los ojos, que ahora parecen dos tonos más oscuros que hace un segundo.
Me mira en silencio y yo tampoco soy capaz de decir nada. Seguimos a escasos centímetros y ahora puedo notar que su rostro es algo diferente. Dos medias lunas oscuras en forma de ojeras le dan un aspecto cansado y abatido, su cara está más delgada y al bajar la mirada hasta su cuerpo noto que también sus músculos han perdido volumen.

-Justin… -murmuro inconscientemente.
-No me dejes –susurra.
-¿Qué?

Tardo un momento en entender sus palabras y entonces noto un nudo en el estómago que me estrangula.

-Vas a dejarme… -musita.
-Tu…
-Lo siento –su voz se quiebra y noto como sus ojos brillan- siento haber tardado en sacarte de aquí. Siento haberte fallado…
-Justin, no…
-Perdóname –susurra de nuevo casi contra mi boca, y en esta ocasión sus manos buscan las mías a ciegas hasta que las envuelve entre las suyas- no puedes dejarme –la forma en la que me mira hace que mi corazón quiera salirse del pecho. Duele.
-No voy a dejarte –logro decir de la forma más convincente posible.

Él alza las cejas y sus labios dejan de tensarse mientras aprieta más mis manos.

-¿No?

Tardo un segundo en responder y otro pinchazo ataca mi pecho.

-No… a menos que tú quieras hacerlo.

Justin me mira sin comprender lo que estoy diciendo, como si fuera la primera vez que escucha un nuevo idioma.

-¿Qué?
-No voy a culparte si lo haces…

Él suelta nuestras manos y ambas caen colgando a nuestros costados.

-¿Qué estás diciendo, maldita sea?
-Yo…
-¿Cómo puedes si quiera pensar que querría alejarme de ti?

Sus ojos se oscurecen un tono más, casi parecen negros tras sus pestañas, y entonces suspira dejando escapar una agonía interior.

-No lo sé.
-¿Qué pasó, Sweden? –Alza ahora sus manos entre nosotros, pero sin llegar a tocarme- ¿Por qué de repente… me dijiste que no querías que viniera? ¿Qué es lo que hice mal? Yo… maldita sea. Te quiero.

Mis ojos se llenan de lágrimas y lucho por mantenerlas dentro.

-Ni siquiera sé que está pasando, Justin.

Él baja la mirada hasta mis labios y un segundo después vuelve a alzarla hasta mis ojos.

-¿Quién es ese tío?

Su pregunta choca en mi subconsciente tan fuerte que me pierdo en la nada lo que parece una eternidad.

-¿Ian? –hago una mueca.
-Ian –repite su nombre con asco.
-Es un amigo…
-¿Ahora tienes amigos aquí dentro, Sweden? –bufa.
-¿Qué te pasa?
-Creía que querías salir de aquí y de repente entro y te veo acostada en la cama con ese imbécil –tuerce la boca, buscando contención- dime Sweden, ¿Qué me he perdido?
-No te has perdido nada, maldita sea –espeto indignada comprendiendo lo que ocurre- ¿Crees que Ian y yo…
-No lo sé, dímelo tú –acusa.

Alzo la mano para delimitar el espacio que nos separa y retrocedo otro paso más.

-Esto es increíble –digo, intentando no perder la calma.
-¿Lo es?
-¡Justin! –Grito- ¡Somos amigos!
-¿Por eso no querías que viniera, Sweden? –murmura.
-¿Estás celoso? –pregunto, sacudiendo la cabeza en busca de algo de lógica.
-¡He venido desde el jodido culo del mundo para buscarte a pesar de que me has mandado a la mierda y te encuentro con ese tío… y además tiene los cojones de ponerse delante de mí y decirme que no puedo hablar contigo! –Grita, perdiendo los nervios- ¡Estoy malditamente celoso porque no sé lo que está pasando!
-¡Te lo he dicho! –Grito intentando sonar por encima de él- ¡No se qué demonios te pasa! –las lágrimas caen entonces por mis mejillas y Justin se queda en silencio al darse cuenta de que esto se nos ha ido de las manos.
-Está bien… -murmura ahora demasiado bajo- lo siento, solo… solo dime que no me has olvidado.

Su mirada se hace más tierna y suspira, recuperando el control perdido.

-No lo he hecho. Nunca podría hacerlo.
-Entonces dime, ¿Por qué no querías…
-Porque tú no me necesitas –suelto, cortándolo.

Sus ojos se abren como platos y me mira como su acabara de darle una bofetada.

-¿Qué estás diciendo?
-Tu… esa… Natalie… -espeto- parece que estás ocupado. Nueva gira, nuevos viajes, nuevas compañías. Nunca contestas al teléfono porque ella lo hace por ti, eso está bien. Pero yo… -las palabras se me atragantan e intento coger aire para soltarlas- yo no puedo… simplemente…
-Eh, eh, eh –alza las manos y las pone a ambos lados de mi cara para obligarme a mirarlo- espera un momento.
-No, no quiero esperar más, esto no va a ninguna parte, yo…
-Te estás equivocando.

Sus manos acarician mis mejillas húmedas y ahora una sonrisa ocupa su cara.

-¿Estás riéndote? –digo, apartándome de golpe, por lo que sus manos quedan vacías.
-Sweden, escúchame –intento darle la espalda pero Justin agarra mi mano y tira hacia él. Nuestra nariz vuelve a rozarse y él susurra- Natalie trabaja para mí, está en el tour. Lleva dentro del equipo aproximadamente un mes y aún no controla del todo las cosas. Ella es quien tiene que concertar fechas y entrevistas y por eso tiene mi teléfono y también el de Scooter –su sonrisa se hace más amplia al ver que no intento alejarme y continúa- tu sabes que tengo dos teléfonos, ambos son iguales. Estaba en los ensayos y ella lo escuchó sonar, simplemente descolgó pensando que era el otro. –Sus ojos vuelven ahora a estar del color de la miel y sé que no miente-  Ahora he cambiado la carcasa.

Proceso poco a poco la información e intento reaccionar.

-Pero estabas…
-He tenido que trabajar en algo para no volverme loco, Swed –musita- joder, necesitaba mantenerme ocupado para no pensar, no dormía, no podía comer, estaba muriéndome sin saber qué pasaba. Moví cielo y tierra pero nadie me decía nada. Estabas bajo los servicios sociales y no teníamos derecho a investigar. Contraté abogados, detectives, incluso un jodido paparazzi para que siguiera a esos perros –bufa- ¡Un paparazzi! ¡Yo odio a los paparazzis! –Mi mirada se relaja y entonces suspira- simplemente estaba esperándote, sabía que ibas a encontrar la manera de contactar.

El rubor sube hasta mi cara y noto como mis mejillas se calientan. Esto es ridículo, una vez más… estaba equivocada.

-Lo siento, pensé que…
-¿Qué te había olvidado? –Ríe- dios santo, nena, no tienes ni idea de lo que he pasado. Me enamoré de ti. No sé cómo ni por qué pero me enamoré –susurra- y ahora te necesito para vivir.

Da un paso hacia mí y esta vez me quedo inmóvil. No me alejo ni tampoco intento detenerlo. Él espera a que responda y entonces acorto la distancia que nos separa. Él sonríe y pone las manos de nuevo sobre ambos lados de mi cara, junta su frente contra la mía y susurra.

-Siempre fuiste tú.

Sonrío, incapaz de hacer otra cosa, el calor que su cuerpo me transmite me hace querer abalanzarme sobre él, pero en vez de eso levanto los brazos y lo abrazo con todas mis fuerzas, él posa una mano en mi cadera y con la otra levanta mi barbilla para que nuestros labios se miren. Suspira una vez más y entonces me besa, lenta y delicadamente. Saboreando cada instante. Noto la suavidad de su boca contra la mía y no puedo evitar que una lágrima corra por mi mejilla porque lo he echado de menos. Todo él. Cada parte de su ser. Su beso se hace más intenso y entonces su respiración se agita, sé lo que quiere por lo que abro mi boca para dejarle entrar en ella y cuando nuestras lenguas se rozan deja escapar un gemido. Sonrío y entonces me aprieta más contra su pecho, como si necesitara entrar, como si nunca fuera suficiente, como si quisiera acabar con cada molécula de aire que se interpone entre nosotros. Quiero dejarme llevar, quiero dejarle traspasar mi piel. Estoy a punto de pedírselo cuando de repente la puerta se abre y me obligo a separarme a pesar de que él se resiste al principio. Finalmente se aleja a regañadientes pero no deja de clavar sus ojos en mí. Yo miro hacia la puerta y veo a los tres chicos nerviosos observándonos.

-Sweden –dice Tresh- están buscándolo.

Tardo un segundo en comprender y entonces mi pecho se contrae.

-Mierda –digo. Miro a Justin, pero él sigue observándome con una sonrisa.
-Tenéis que…
-¿Estás bien? –dice Ian dando un paso hacia delante y cortando a Tresh, quien le lanza una mirada de odio.
-Claro que están bien, idiota –espeta ella- ¿no los ves?

Ian los ignora y avanza hacia mí, pero al notar que Justin se tensa a mi lado extiendo la mano para que se detenga. Éste lo hace y mira a Justin con cautela, que lo mira con ira contenida sin ningún rastro de su anterior sonrisa.

-Chicos –interviene Tresh rompiendo la tensión formada- vuestras peleas de gallitos ahora mismo no son nuestro mayor problema –bufa- tenemos a tres guardias buscando a este chalado y dudo que quieran invitarnos a una cerveza cuando nos encuentren.

Yo la miro pero ella sonríe. Treshboth, la que sabe quitar drama a los desastres colosales. Justin coge mi mano y tira de mí hacia la puerta.

-Vamos, mi madre y Scooter están esperando fuera –anuncia- solo hay que salir de aquí.
-Justin –digo, tirando de él para que frene- espera.
-¿Qué ocurre?
-No puedes sacarme de aquí por la fuerza o mañana volveré a estar encerrada.
-Te dije que vendría a por ti y he venido. Ahora voy a sacarte de esta jodida cloaca y te llevaré conmigo.
-Todo es muy emocionante –interviene ahora Mark- pero lo cierto es que Sweden tiene razón. Si se escapa volverá, y entonces será peor.

Justin le lanza una mirada asesina al chico pero después suspira.

-¿Y qué hacemos?

Todos guardamos silencio durante unos interminables minutos y entonces algo dentro de mi cabeza se ilumina.

-Está bien –digo, y automáticamente todos los ojos se clavan en mi- la única forma de salir de aquí es con la autorización de un tutor ¿cierto? –Miro a Tresh- el único modo es que alguien…

Intento acabar la frase pero antes de poder hacerlo Justin suelta mi mano y la introduce en el bolsillo de su pantalón. Extrae el móvil y marca un número. Acto seguido comienza a caminar de un lado a otro de la habitación y tan solo puedo escuchar algunas palabras de su conversación.

“Si… no… necesito que entres… si… exacto… ¿lo tienes? Perfecto… avísame cuando esté arreglado… gracias”.

-¿Qué está pasando? –Murmura Mark, desorientado- todo esto es muy confuso.
-Está bien, necesito algo de tiempo. Unos diez minutos. Creo que será suficiente –anuncia Justin- ¿podéis mantenerles ocupados hasta entonces? –dice, dirigiéndose hacia los tres, pero centrando su mirada en Tresh, tal vez porque salta a la vista que es el cerebro del grupo, o tal vez porque es la única a la que no arde en deseos de partirle la cara.
-¿Lo dudas? –bufa ella.

Tresh agarra a los dos chicos del brazo y los arrastra hasta el pasillo. Antes de cerrar la puerta Ian se vuelve y me mira.

-Sweden… -musita.
-Está bien Ian, ve –sonrío para intentar darle tranquilidad.

Él suspira y cierra la puerta dejándonos solos de nuevo. Justin y yo. Una vez más solo nosotros y nadie más en el mundo.

-¿Qué has hecho? –pregunto, cogiendo de nuevo su mano y tirando de él hasta llegar a la cama, donde ambos nos sentamos, mirándonos de frente y a pocos centímetros.
-He llamado a… -se detiene de golpe frunciendo el ceño- espera. No quiero volver a cagarla, Swed, pero… -suspira- ¿puedes repetirme qué pasa con ese tío? Está pidiendo a gritos que le patée el culo.

Yo sacudo la cabeza y lo miro directamente a los ojos.

-¿Por qué no puedes dejar los celos a un lado, Justin? Dentro de unos minutos nos iremos y todo esto habrá acabado.
-¿Pero tú quieres… irte?
-Quiero ir a donde tú vayas.

Su rostro se relaja y clava la mirada en nuestras manos entrelazadas.

-No soy perfecto. Nunca lo he sido y nunca lo seré –murmura- pero te quiero como no quise a nadie en mi vida, tanto que duele.
-¿Qué te hace pensar que yo no siento lo mismo?
-¿Te ha besado? –alza la vista cansado.
-Justin…
-Por favor… solo responde. Si o no.

Noto que la angustia lo llena desde dentro y siento la necesidad de quitársela. De que vuelva a la paz. De que sonría.

-No.

Sus ojos encuentran los míos y sonríe.

-Lo siento.
-Te dije que solo somos amigos, ¿por qué lo dudas?
-Puede que para ti solo sea eso, Swed, pero he visto como te mira –hace una mueca- y también como me mira a mí. Me odia. Realmente me partiría la boca si pudiera –sonríe- porque yo te tengo y él no.
-Nunca tuvo una oportunidad –musito- tampoco lo intentó.

Mi mente viaja durante un segundo en un repaso por los días que hemos compartido y me doy cuenta de que lo que notaba raro en él era que siempre tenía una sonrisa cuando estábamos juntos mientras que estando con los demás, pero…

-No puedo culparlo –ríe para sus adentros- eres increíble.
-Justin…
-Me has dicho que por qué estoy tan celoso si únicamente sois amigos.
-Sí.
-La respuesta es… -Toma aire y lo expulsa lentamente- que tu y yo también empezamos siendo solo amigos, y ahora te has convertido en mi vida.

Sus palabras me alcanzan desprevenida y me quedo mirándolo en silencio buscando algo que pueda tranquilizarlo, pero lo cierto es que tiene razón. En algún momento nosotros no éramos nosotros, sino él… y yo. Sonrió ante la idea de que ahora seamos una única palabra.

-Mírate ¿ves a lo que me refiero? –Suspira- tantas sonrisas en el mundo y la tuya es la única que me enamora.
-Por Dios, Justin –murmuro- sabes que soy tuya.

Su sonrisa se hace más amplia y se inclina dándome un beso sobre la frente.

-Me encanta que digas eso.
-Bien, porque es la verdad.

Él me mira fijamente durante un rato y nadie dice nada. Finalmente pasa sus brazos hasta mi espalda y me envuelve entre su pecho.

-Odio la idea de que alguien más te tenga.

Cierro los ojos y asiento, sabiendo perfectamente a qué quiere referirse, pues ese mismo pensamiento me inundó la mente y arrancó la respiración de mis pulmones cuando Natalie apareció.

-Eso es algo por lo que no tienes que preocuparte, Justin.
-A veces me pongo a pensar ¿sabes? –Dice, ignorándome, perdido dentro de su cabeza- y me da miedo. Tengo miedo de que mires a otra persona y encuentres lo que no puedes encontrar en mi –su voz suena rota- algo mejor.
-No hay nada mejor que tú.
-Lo hay. Hay normalidad, hay estabilidad, hay la opción de amar a alguien sin tener miedo a lo que pasará cuando os despidáis, de si podrás verle al día siguiente, de cuál será la próxima vez que tengas que pelear para que todo salga bien, para que no os destruyan.
-Eh, escúchame –digo, deshaciéndome de su abrazo y agarrando su cara entre mis manos para obligarlo a que mire a mis ojos- No hay nada de interesante en lo normal. Elegí amarte a ti sin importar lo que pasara. Sabía quien eras y sabia donde me estaba metiendo, pero te quiero, a ti, simplemente tú.

Su sonrisa aparece en su cara, esta vez con un atisbo de paz en sus ojos. Abre la boca para decir algo, pero entonces la puerta vuelve a abrirse a la vez que su teléfono suena. Ambos nos ponemos en pie, él descuelga el teléfono y comienza a andar, pero se detiene cuando mi mano no avanza con él.

-¿Swed?
-¿Puedes esperar un momento en el pasillo? –Digo, mirando a los tres chicos que me observaban ahora serios en la entrada- necesito arreglar unos asuntos –Justin sonríe y cierra la puerta tras él.

Y allí me encuentro, plantada frente a las únicas personas que he podido considerar alguna vez amigos. A los únicos que han estado ahí cuando hasta la esperanza me abandonó. Avanzo hasta ellos y veo en sus ojos la tristeza. Saben que es el final, pero a pesar de ello me niego a aceptarlo.

-Volveremos a vernos –afirmo- lo prometo.
-Oh dios, maldita chica nueva –musita Tresh echándose a llorar.

Acto seguido ella se abalanza sobre mí envolviéndome entre sus brazos y los otros dos chicos no dudan en seguirla. Y así, nos encontramos más juntos que nunca momentos antes de estás más lejos de lo que podamos imaginar alguna vez. Me obligo a separarme, pues odio las despedidas, y los miro por última vez.

-Os voy a echar de menos –susurro- no me olvidéis ¿vale?
-Imposible, nena –sonríe Mark.

Ian sin embargo se mantiene alejado, en silencio y con la mirada fija en el suelo sobre sus zapatos.

-Maldita sea, no puedo con esto, –gime Tresh- llámame ¿quieres? O iré a buscarte y te daré una patada en el culo.
-No tienes mi número –río.
-Ian tiene el de tu novio, que por cierto es Justin Bieber, maldita sea –bufa ahora- no sé cuando pensabas decírmelo.
-¿Importaba?
-¡Es Justin Bieber! –grita, indignada.
-Está bien, vale –río, y volvemos a abrazarnos.

Tresh sale de la habitación y Mark la sigue. En cambio Ian se queda donde estaba. Suspiro y cuando escucho la puerta cerrarse me acerco hasta él.

-Eh, ya lo has oído, estaremos en contacto.

Él alza los ojos y me busca.

-Realmente esto es una jodida mierda –se queja.
-Ian…
-Está bien –murmura- ya que te vas… -se calla durante un momento y después vuelve a coger aire, como si estuviera peleando con su cabeza- al diablo, voy a soltarlo –da un paso adelante y agarra mi mano- Mira Sweden, antes de que pusieras un pie en este maldito sitio era un desgraciado. No tenía esperanzas, no tenía ilusiones… -sus labios se tensan y se detiene para aclarar las ideas- odio dar discursos así que iré al grano. Me has devuelto las malditas ganas de vivir. Te debo mucho ¿vale? Y… Dios mío, sé que soy un egoísta pero ahora mismo juro que saldría ahí, mataría a tu novio y te mantendría aquí para siempre.

Sus declaraciones hacen que mi cerebro entre en una explosión de ideas y pensamientos y me quedo paralizada. No quiero creer que está diciendo lo que está diciendo y rezo para que se detenga ahí, pero no lo hace.

-Me gustas –susurra- me gustas mucho, pero creo que eso ya lo sabes.

Instintivamente doy un paso hacia atrás al notar de repente nuestra proximidad y me pongo tensa. Él se ríe y sacude la cabeza.

-Lo sé, lo sé. No vas a quedarte por mi –musita- estás enamorada de él.
-Siempre fue él, Ian.

Él junta las cejas en una mueca y aprieta los labios.

-Es un jodido idiota con suerte –suelta, y después avanza hasta acortar nuestra distancia y extiende sus manos para envolverme en un abrazo. Al principio mi cuerpo se tensa por la sorpresa y la cautela, pero entonces me doy cuenta de que él es un verdadero amigo, de que es Ian.
-Sé feliz ¿vale? –me pide.
-Solo si tú lo eres.


Cierro la puerta a mi espalda y al escuchar el ruido Justin se incorpora. Guarda el teléfono en su bolsillo, el cual permanecía apagado por lo que supongo que únicamente daba vueltas entre sus dedos. Me mira y se acerca cautelosamente.

-Tardaste mucho –dice.
-Fueron buenos amigos –murmuro- tenía que despedirme.

Él coge mi mano y comenzamos a caminar por el pasillo.

-¿Qué te dijo él?

Lo miro con el ceño fruncido pero sé perfectamente a quién se refiere y lo que quiere oír, sin embargo lo pienso durante un momento y prefiero que Justin no sienta el impulso de volver y darle un puñetazo ¿Para qué pelear si podemos matarnos a besos? En su lugar, simplemente digo:

- Que tendrá que enfrentarse solo a Mark y Tresh en Crash Spot de aquí en adelante –sonrío- y es un coñazo porque yo era muy buena.


Recorremos los viejos y desgastados pasillos del edificio sin señal de ningún guarda. Me pregunto como habrán conseguido librarse de ellos y entonces suelto una carcajada, porque al fin y al cabo… son mis chicos.

-No me respondiste –digo, mientras cruzamos el último pasillo hasta la puerta.
-¿Sobre qué?
-No me has dicho que piensas hacer para que podamos salir.

Él sonríe y giramos una vez más. Llegamos al mostrador y Justin aprieta mi mano para transmitirme tranquilidad. En ese momento observo que una mujer de baja estatura y pelo castaño está rellenando unos papeles mientras la señora tras la pantalla del ordenador la observa. Entonces la reconozco.

-Oh… simplemente mi madre será tu tutora –dice, con una voz totalmente tranquila y segura.

La mujer entrega los papeles y se vuelve hacia nosotros con una sonrisa. Avanzamos hasta ella y Justin le pone una mano sobre el hombro en señal de agradecimiento. Entonces ella me mira directamente a los ojos y sonríe.

-Me alegro de verte, cariño –dice ella con un tono dulce en su voz.

-Hola, Pattie –sonrío- no sabes cuánto te eché de menos.
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RT aquí  si leíste los dos nuevos capítulos de TSUS. Siento haber estado tanto tiempo sin publicar, pero intento escribir cuando puedo y últimamente me cuesta escaparme para hacerlo. Quería aclarar que no he dejado la novela y tampoco lo haré. Tendrá un final, así que solo... tened paciencia. Estaría bien que comentarais en twitter o aquí si os ha gustado, viene bien saber que seguís aquí. Gracias. 

2 comentarios:

  1. Ups te comenté en el anterior porque este no me salió hasta después jaja
    Ha sido un capítulo precioso, por fin los dos juntos de nuevo:) aunque me da penita Ian jaja pero bueno, seguro que él encontrará a otra chica.
    Espero impaciente el siguiente capitulo ^^

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  2. mmm no me da buena espina Ian ¡¡ JAJA
    AINSS QUE LINDOSSS ELLOS ¡¡
    siguiente

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