Hoy, es un día como otro cualquiera, todo sería normal de no ser porque
por fin voy a conocer a mi ídolo. Al único que ha conseguido sacarme una
sonrisa, hacer mi vida un poco más fácil, más llevadera desde que mi padre
murió.
Por el daría mi vida. Por el sigo luchando día a día. De el… vivo
enamorada. Porque gracias a el no he dejado de luchar y también el fue quien me
enseño el que ahora es el lema de mi vida: “NEVER SAY NEVER”.
Hoy estoy en un gran parque de atracciones, lejos del lugar en el que
vivo. Nadie sabe que estoy aquí, al menos, nadie conocido. Y prefiero que así
siga siendo. En este parque todo está lleno de cafés, restaurantes, tiendas,
jardines… y en el centro, un gran escenario que hoy será ocupado por el chico al
que he esperado conocer desde mis 14 años. Dado que ahora tengo 17 puede
decirse que llevo gran parte de mi adolescencia esperando poder encontrarme con
el cara a cara. Con mi canadiense.
Hoy dará lugar en este parque el concierto más esperado del año, de la
década… y miles de carteles adornan la ciudad.
“15 DE ENERO, PARQUE DE ATRACCIONES STREETPARK, CONCIERTO, GRAN CONCIERTO.
EL CONCIERTO QUE TODOS ESTÁBAIS ESPERANDO. JUSTIN BIEBER EN VIVO, DESDE
STRATFORD, CANADÁ. 17:00 PM. GRAN ESCENARIO CENTRAL”.
Cuando ese cartel llego a mi ciudad y a mi conocimiento, pensé “ahora o
nunca”. Tenía que lograr verle, fuera como fuese, aunque solo lo hiciera una
vez. Las entradas ya estaban agotadas cuando pude escaparme y empezar a buscar
y además ese parque estaba a más de 6 horas de mi ciudad. Pero no me importó, y
ahora… estoy aquí.
Miles de beliebers ocupan ya sus asientos, aunque nadie puede permanecer
sentado. Están nerviosas y aguardan sus últimos momentos antes de cumplir su
sueño. Al igual que yo. Con una diferencia: Que yo no estoy entre el público.
No salto. No grito entre ellos. Yo no tengo entrada, por lo que no hay un lugar
para mí entre esas personas.
Gracias a una llamada y unos cuantos favores pendientes que alguien debía
a mi padre, que en paz descanse, ahora yo estoy a punto de ser la persona más
feliz del planeta. Estoy en el escenario, nadie puede verme puesto que no estoy
visible al público, sino en una manta sentada en uno de los laterales del
escenario. Yo veo a las fans enloquecidas, pero nadie puede verme a mí. Me
siento privilegiada.
*Flaskback*
-Tienes que hacerlo, Will –le dije al encargado casi en un estallido-
necesito que lo hagas por mi –nadie contestó al otro lado- por mi padre
–susurré.
-Alisson, soy el encargado del parque pero no puedo colarte en ese
concierto –suspiró antes de volver a contestar- lo siento.
-Le debes mucho a mi padre Will, solo te estoy pidiendo que hagas la vista
gorda para que pueda entrar –me tiré sobre la cama intentando contener el
aliento- nadie va a darse cuenta, te lo prometo.
Miré al fondo de la habitación sin llegar a ver nada mientras aquel
hombre, Will, el que había sido un segundo padre para mi desde la muerte del
verdadero ahora se negaba a hacerme uno de los favores más simples pero a la
vez mas importantes de mi vida.
-Will –repetí intentando mantener la calma- solo quedan unas semanas para
el concierto y será el único en años en esta ciudad.
-Lo sé Alisson –dijo él, con tono firme.
-Mi padre iba a llevarme cuando Justin viniera a Estados Unidos ¿sabes? –Tragué
saliva- ya te he contado miles de veces lo importante que es esto para mí.
-Aliss... –noté que su voz ahora era más cálida y sentí una punzada de
esperanza en mi interior.
-¿Si?
-No puedes estar entre el público porque este es un concierto demasiado
grande. Va a durar muchas horas dado que es uno de esos tributos que unen
varios conciertos en uno.
-Sé lo que va a ser esto, Will.
-Pues bien, sabes que no puedo colarte entre el público porque la
vigilancia va a ser muy extrema –suspiró- pero puedo intentar que estés en otro
lugar…
-¿Dónde? –me levanté de repente.
-En… -guardó silencio- en el escenario.
Eso sonaba surrealista. ¿El escenario? ¿Will me estaba diciendo que yo
podría estar en el escenario junto a mi ídolo? Esto no podía ser real.
-El escenario de Streetpark es muy grande y podrías meterte en la parte
derecha, donde queda hueca. No molestarías al cantante y tampoco nadie te vería
–su voz no sonaba demasiado segura- pero eso si Alisson –me advirtió- no puedes
levantarte, cantar, chillar ni nada de lo que creas que podrías hacer en un
concierto.
-Yo… yo… Will –las lágrimas corrían por mis mejillas- nadie se enterará de
que estoy allí. Lo juro.
-Alisson –dijo firme- no te puedo prometer nada puesto que no se si
lograré hacerlo, pero intentaré todo lo posible –pude notar que sonreía tras el
teléfono.
-Will –llevé mi mano sobre el pecho- muchas gracias, de verdad.
-Te llamaré dentro de unos días si consigo algo, pero ese día yo no estaré
allí por lo que si pasa algo… yo…
-Nadie va a enterarse de que tu estas metido en esto.
-Gracias –repitió el.
*Fin flashback*
Después de años y promesas, de esperar lo que nunca llegaba hoy estoy
aquí. Más cerca de él de lo que nadie podría estar. El reloj que hay en esa
gran pantalla ha empezado a hacer la cuenta atrás y casi ha llegado al minuto.
Vuelvo a coger aire con firmeza e intento no desmallarme mientras miles de
chicas gritan delante de mí.
Y sale.
Todos gritan su nombre y veo aparecer a mi izquierda a la razón por la cual
yo sigo viva. Al chico que me ha hecho sobrevivir a una vida complicada,
desastrosa. Sé que sin el ahora yo no seguiría viva. No me queda nadie. Mi
padre, quien era mi mejor amigo ha muerto. Mi madre entró en una gran depresión
después de eso y se refugió en el alcohol y las drogas, dejándome sola. Mis
abuelos están muertos y todos mis tíos o parientes viven fuera de Estados
Unidos puesto que yo, soy de Canadá. Me mudé aquí cuando tenía cinco años por
el trabajo de mi padre y ahora que el no está me siento más sola que nunca.
Justin, Justin Bieber, con su música consiguió que luchara por seguir adelante.
Me enseñó que después de una mala época las cosas pueden cambiar. Nunca debes
dejar de luchar por tus sueños, y gracias a él, hoy estoy aquí. Y espero poder
darle las gracias por todo lo que ha logrado hacer con mi vida sin darse
cuenta, cuando de verdad pensaba que ya nada tenía solución.
Justin Bieber está en el escenario y sostiene el micrófono mientras sonríe
al público. Yo le miro pero él no se percata de mi presencia. Suspiro y sonrío
mientras intento no hacer ruido. Me siento como un ratón escondido en una
madriguera furtiva.
Yo debería estar cantando con todas esas chicas ahí abajo. Mi padre me lo prometió.
Pero ahora ya no hay promesas que puedan cumplirse. Yo debería sonreír porque
tengo a mi ídolo a unos pasos de mí, pero no lo estoy haciendo. No lo hago
porque no es como me había imaginado verle, y no es por su voz, sino por la
expresión de su cara. El es perfecto pero yo no puedo sonreír tras ver su cara
al empezar a cantar. Le falta motivación, ganas. Su sonrisa es falsa. Algo pasa
con mi ídolo.
Justin baila mientras canta “Boyfriend” pero no con esa sonrisa que le
caracteriza. Se nota que no quiere estar ahí, y entonces todo comienza a tener
sentido. Recuerdo los rumores y también el extraño comportamiento de Justin y
su equipo. Intentando seguir adelante con los preparativos de los conciertos de
esa semana mientras que Justin no twitteaba, cosa que era muy extraña. No se le
veía pasear en su coche ni tomarse fotos con sus fans, que era lo más
importante para él. Yo si me había dado cuenta de que a Justin le pasaba algo,
pero no creía que fuera verdad. No podía serlo.
Hace una semana saltaron rumores de que Jazzy, la hermana pequeña de
Justin había sido secuestrada con tan solo 5 años para pedir una recompensa del
artista más grande y famoso del momento. Rumores que rápidamente fueron
extinguidos por el mismo Justin Bieber. Pero no me lo creí.
##
Justin se comunica con ellos a través de llamadas telefónicas pero no sabe
si su hermana está bien, si sigue viva… si de verdad se la devolverán. Está
preocupado y siente impotencia al no poder hacer nada para volver a tener con él
a lo más importante de su vida. Su hermana pequeña.
Es un concierto largo en el que se incluyen todos sus discos, desde My
World hasta Believe, por lo que hay pequeños descansos de una hora cada cierto
tiempo. El concierto comienza y todo parece ir bien, sus fans no se percatan de
que Justin no está mentalmente ahí, sino con su hermana. En uno de los
descansos la gente abandona su lugar frente al escenario y se dirigen a los
restaurantes para comer algo o para simplemente sentarse a descansar.
##
Cuando todos desaparecieron del recinto, me quedé mirando como Justin se
desplomó sin poder evitarlo tras el escenario. Sus guardaespaldas no podían
vero ya que custodiaban las vallas de la parte de atrás y su equipo estaba
hidratándose o discutiendo sobre cosas sin sentido. Nadie prestaba atención a
Justin, o puede que así lo quisieran. Puede que Justin solo quisiera estar
solo, desahogarse y llorar tranquilo sin que nadie se lo impidiera. Es
demasiado fuerte.
Sé que no debo hacerlo puesto que me expongo a que me echen del parque a
patadas. Sé que lo más seguro es que Justin llame a sus guardaespaldas en el
mismo momento en el que dé un paso para acercarme a él, pero no pienso. Solo
actúo. Me duele verle así y en ese momento todo deja de tener sentido.
Comienzo a andar hacia él y me arrodillo a su lado sin que él se percate
de mi presencia. Le miro unos segundos antes de ponerle una mano sobre su
hombro y entonces él me mira con unos ojos que jamás había visto antes. La
euforia desaparece y ahora solo quiero abrazarle como una verdadera amiga. Me
importa de verdad.
-¿Por qué estás haciendo esto? –le susurro preocupada mientras él me
observa sin saber muy bien qué hacer. Finalmente se da cuenta de que no voy a
echarme sobre sus brazos para que me dedique una sonrisa y tampoco intento que
sacarme una foto con él. Solo quiero que hablemos, pero el parece no estar por
la labor.
-¿A qué te refieres? –ahí están, las primeras palabras de Justin hacia mí.
La verdad es que no era así como lo había imaginado- Solo hago lo que tengo que
hacer. Es mi trabajo. Además –suspira- no te importa –sus últimas palabras me
duelen tanto que tengo que llevarme una mano sobre el pecho para que el corazón
no se me salga.
-Me refiero… -trago saliva e intento recomponerme del golpe. Puedo
entender por lo que está pasando y decido intentar hablarle con coherencia- me
refiero a que han secuestrado a tu hermana y tu estas aquí entreteniendo a tus
fans –sus ojos se tornan brillantes y redondos. Le ha pillado por sorpresa-
Intentas no pensar en ello pero te haces más daño Justin –recuerdo el día en el
que me dijeron que mi padre había muerto y siento el vacío en mi pecho. Le
comprendo perfectamente- se te nota demasiado.
Justin no se mueve, sigue sentado en una esquina del escenario y ahora
mira al suelo sin saber bien que decir ante esto. Sé que no creía que nadie
supiera lo de su hermana. Pero se demasiado de él como para no haberlo
descubierto.
-Ellas no han notado nada –sonríe ahora amargamente- son felices.
-Pero tú no lo eres –le digo acercándome más a él- y si ellas no entienden
que ahora no estás en condiciones de cantar es que no son tus verdaderas fans.
-¿Y tu si lo entiendes? –contraataca borde.
-Si, lo entiendo –le digo seca- y yo también lo estoy pasando mal por ti
Justin –intento que me mire a los ojos- cuando tu sonríes, yo sonrío
¿recuerdas? –Levanta su mirada- y al igual que eso, cuando tú lloras, yo lloro
también.
Justin me mira durante un momento con una expresión que creo que significa
que ha descubierto que solo quiero ayudarle. Pero me equivoco.
-Tú no sabes nada –vuelve a espetar.
Esas palabras me cabrean. Sé que no debo decirle lo que estoy pensando
pero es demasiado. Necesito que se dé cuenta de una vez por todas.
-¡Justin! –Grito- baja de tu burbuja –este me mira asombrado- sé mas de ti
que tú mismo. Sé cómo te sientes en estos momentos porque yo también lo he
sentido. He perdido a mi padre, a mi madre y a toda mi familia. Estoy sola y sé
lo que es que te falte un ser querido, pero date cuenta de una vez de que no la
has perdido. Jazzy va a volver. Ella va a estar contigo de nuevo.
En ese momento su cara se torna triste, pero no por el… sino por mí.
Supongo que al darse cuenta de que realmente estoy preocupada por él y no
quiero nada a cambio de mis palabras, el sonríe, esta vez más sincero y se
levanta tendiéndome la mano para que le siga.
-Lo siento –dice estirando su camiseta y limpiándose la cara.
-No lo hagas –le respondo sonriendo también.
Justin me mira en silencio durante un momento y después vuelve a hablar,
esta vez más animado.
-Vale, no eres una fan histérica que quiere un autógrafo –ríe- ¿Por qué?
-Lo soy, pero me importas mas como persona que como artista.
-¿Quieres tomar un café? –me dice, y sus palabras me golpean como un montón
de ladrillos.
-¿Qué? –Digo incrédula- ¿me estas invitando, tu, Justin Bieber, a un café?
-Así podemos hablar mejor –dice.
-No creo que sea bueno ni para ti ni para mí que nos vean juntos. Además
está Selena –suspiro- quiero decir… si los paparazzis te ven con otra chica,
habrá problemas con ella.
-Selena y yo ya no estamos juntos –comienza a andar hacia el otro lado del
escenario.
-¿Cómo? -le sigo.
-Aparentemente lo estamos, pero mientras que yo estoy pasando por todo
esto solo… ella está de compras en los Ángeles –suspira- lo quiere estar para
lo bueno.
Yo le observo molesta, pero decido no hacer ningún comentario al respecto.
Aunque mi cara lo dice todo. Justin se cambia tras el escenario y cinco minutos
después vuelve a reunirse conmigo, esta vez con una sudadera, gafas y capucha.
Al principio le digo que no es una buena idea, pero él insiste, por lo que
comenzamos a andar entre la gente. Me resulta extraño que no le reconozcan, y
después me imagino la imagen en perspectiva desde los ojos de la gente. Un
chico con capucha paseando con una chica insignificante y sola. No, no es
Justin Bieber.
-¿A dónde vamos? –pregunto a su lado mientras seguimos avanzando.
-A un café sin beliebers.
-Yo soy belieber –bufo.
-Tú estás conmigo –sonríe.
Llegamos a un pequeño local donde casi no hay nadie y nos sentamos en una
de las mesas más alejadas de la puerta y las ventanas. Nos sirven un café y
comenzamos a hablar sobre todo. Especialmente de él.
-¿Enserio no as a pedirme un beso ni nada? –pregunta incrédulo.
-Siempre dije que el día que besara a Justin Bieber sería porque él me lo
pidiera.
-Oh, vaya.
-No soy de esas fans, Justin –le digo seria.
-¿Cómo?
-Yo estoy enamorada de Justin, a secas. Justin Bieber para mi es un
cantante. Tú eres una persona a la que admiro. Me has enseñado mucho.
-Me gusta –sonríe ampliamente por primera vez, dejando ver sus dientes.
-A mi también –le devuelvo la sonrisa.
Seguimos hablando y nos conocemos mejor. Mejor relativamente, ya que
conozco de Justin prácticamente todo lo que se puede conocer de una persona.
Pero él se interesa por mí, por lo que le cuento todo sobre mi pasado. Al
principio me niego, ya que nunca he sido una persona comunicativa. Odio
contarle mis problemas a la gente y tampoco me interesaba contarle mi vida a
Justin, ya que no ha sido un camino de rosas. Le digo que no, pero tras
insistir, me pongo a pensar en que se lo debo, ya que por el sigo aquí, por lo
que le cuento todo. Lo de mi padre, el problema de mi madre, que estoy sola y que
gracias a él me he convertido en una persona fuerte. También le cuento como he
conseguido venir aquí y por qué estaba escondida tras el escenario en vez de
estar con las fans como cualquier persona normal, a lo que él contesta
“Definitivamente eres diferente, pero me gusta”.
-Siempre he amado tu sonrisa –le digo en un momento dado de la
conversación en el que ya no hay nada más que contar y se hace el silencio.
-Tu también tienes una sonrisa preciosa –responde- y unos ojos también.
-Si, tengo dos –río.
Al acabar el café una belieber nos descubre. Se da cuenta al entrar de que
Justin Bieber está a su lado y se acerca histérica a pedirle un autógrafo.
Justin sonríe forzadamente al darse cuenta de que hay beliebers que en realidad
es a Justin Bieber a quien quieren. En ese momento comprende lo que antes yo le
había dicho. “Es de Justin de quien estoy enamorada”. Él le da lo que quieres y
después la chica se marcha feliz.
-Ya lo entiendo –me dice.
-¿El qué?
-La gran diferencia entre “Justin” y “Justin Bieber” –sonríe- cuando me lo
dijiste no llegué a comprenderlo pero ahora si lo veo.
-Nunca me ha interesado Justin Bieber más que como un cantante. Mi
inspiración es Justin como persona. Y Kidrauhl como luchador –le miro y veo que
él no tiene intención de responder a eso más que con una sonrisa, por lo que
miro de reojo el reloj de la cafetería y vuelvo a la realidad-. Justin, en diez
minutos acaba tu descanso –le digo, captando su atención, que ahora se ha
perdido en sus pensamientos.
-Oh –suspira- es verdad ¡camarero! –Levanta su mano- la cuenta.
Cuando el camarero se acerca y extiende su mano para recibir el dinero,
saco rápidamente un billete de mi bolsillo y me dispongo a dejarlo sobre su
mano, pero Justin es más rápido. Lo coge y en su lugar deja caer uno más
grande.
-Aquí tiene –sonríe el- quédese con el cambio.
-¿Por qué has hecho eso? –le digo molesta observando mi billete, que
reposa otra vez sobre la mesa.
-¿Pedirle que se quede el cambio? –sonríe.
-No.
-¿No puedo invitar a una chica a un café?
-No –repito intentando mantener mi enfado, pero la verdad es que ha
desaparecido tras su sonrisa.
-Toma –sonríe- y vuelve a meter el billete en mi bolsillo- vamos,
regresemos al escenario.
-Ya no podré decir que invité a Justin Bieber a un café –me burlo, y comenzamos
a andar.
El concierto prosigue y Justin está cantando “That should be me” mientras
una sonrisa ahora menos forzada recorre su cara. Yo también sonrío al verle
así. Creo que poder contarle a alguien como se siente realmente sin tener miedo
de cómo reaccionará le ha venido bien. Además, creo que de verdad confía en mí,
cosa que es extraña dado que solo nos conocemos de una hora. Aunque el lleva
formando parte de mi vida mucho tiempo.
Está llegando al final de la canción cuando su expresión cambia radicalmente.
No puede dejar de cantar y eso lo sabe, pero veo que siente la necesidad de
salir corriendo cuando saca el móvil de su bolsillo y mira la pantalla. En
lugar de eso, me mira y acto seguido me lanza su móvil. Yo lo cojo en el aire
mientras la lucha por intentar que su voz no se rompa. Por un momento no
entiendo a qué viene tanta tensión, y entonces lo comprendo. Son ellos.
-¿Si? –respondo asustada.
El silencio se hace durante un rato y después una voz ronca suena al otro
lado.
-Tenemos el dinero que enviaste –silencio- todo correcto –más silencio-
dentro de diez minutos en el descampado que acaba en el Streetpark. Ve solo,
por tu bien –y cuelgan.
De repente siento unas ganas enormes de salir corriendo e irme por donde
he venido. Estoy asustada y no sé qué hacer. Siento que mis músculos se
contraen y no me dejan moverme. Me falta y aire. Levanto la vista y veo a
Justin, que me mira de reojo mientras canta otra canción. Intento no parecer
preocupada, por lo que le sonrío y me guardo su teléfono en el bolsillo de mi
pantalón. Esa llamada significa que los secuestradores eran de Estados Unidos y
que pretenden hacer el intercambio de Jazzy aquí mismo. Me entra el pánico al
pensar en sus últimas palabras “ve solo, por tu bien”. Comienzo a recordar esas
películas de secuestros que veía con mi padre cuando era pequeña. Siempre me
habían dado pánico. Y ahora estaba aquí, esto era real. ¿Y si Justin acude allí y le pasa algo? ¿Y si lo matan? ¿y si se lo
llevan a el? No, no puedo permitirlo. Es demasiado importante.
Sin decir nada más me levanto por instinto tras este ultimo pensamiento y
salgo corriendo de allí dejando atrás a Justin. Sé que me observa, pero no
puede hacer nada. Espero que no haga una estupidez. Espero que no me siga.
Kenny, no le permitas irse de ahí. Cuídale.
Me dirijo al lugar en el que me han citado y al llegar veo que todo está
vacío. No hay nadie excepto una furgoneta negra de cristales tintados que me
espera. Me acerco temblorosa luchando contra mis músculos, que se niegan a
responder. Cuando estoy lo bastante cerca cuatro hombres se bajan de ella. Me
paro frente a ellos y observo que uno lleva una pistola y ahora me está
apuntando. Mierda.
-¡¿Quién eres tú?! –grita enfadado. Se me había olvidado que no era a mí a
quien esperaban.
-S-soy… me…v-vengo de… -trago saliva- de parte de Justin.
-¿No ha tenido valor de venir a por su hermanita en persona y manda a una
furcia a que haga su trabajo? –dice otro.
-Está dando un concierto –intento parecer dura- el no sabe que vine.
-Qué bonito –se burla el otro- intenta protegerlo y muere en el intento.
Bonita historia.
-Tenéis el dinero. Dadme a Jazzy y marchaos –espeto.
-Tal vez si secuestramos a su novia nos de otro par de millones –ríe otro
de ellos.
-Si –sonríe el de la derecha ante la propuesta de su amigo.
-No soy su novia, y nadie daría nada por mi –suspiro- no ganaríais nada
conmigo.
-Furcia y sin valor –reprocha el de antes.
El hombre que había permanecido callado todo el tiempo comienza a
acercarse a mí lentamente. Parece el jefe. Se para a unos pasos de mí y saca un
cuchillo. Ya está. Me va a matar. Esto se ha acabado. Estoy muerta. En ese momento no pienso en
nada. Miro el cuchillo y al hombre con cara de pocos amigos. Pienso en Justin y
en qué habría pasado si él hubiera venido a buscar a su hermana y entonces me
alegro de ser yo quien muera hoy, y no el. Al fin y al cabo nadie va a llorar
mi muerte. En realidad creo que nadie se dará cuenta de que he muerto hasta que
la basura comience a acumularse frente a mi casa o mi madre decida volver de
uno de sus viajes y me busque para darme un par de bofetadas para desahogarse.
Vuelvo a pensar en Justin y sonrío. Me alegro de poder morir por él, de
salvarle la vida.
El hombre se acerca un poco más y me mira a los ojos antes de hacer un
movimiento rápido que no acabo de captar. No sé que me ha clavado el cuchillo
hasta que veo que retrocede extendiendo el brazo y veo el cuchillo
ensangrentado. Siento una punzada, seca y dolorosa en el abdomen pero no digo
nada. No puedo gritar. No puedo moverme. Mi cuerpo no responde y yo necesito
correr. Caigo al suelo sin poder evitarlo y me muerdo el labio al caer.
-Dile a tu novio que esto es por no haber venido personalmente.
Yo sigo allí tirada, sin poder articular palabra. Quiero maldecir a esos
hombres, decirles que ojala se pudran en el infierno, total… ya estoy muerta.
Uno de ellos retrocede hasta el coche y vuelve con una niña en brazos. Le deja
en el suelo y esta comienza a correr hacia mí. Los hombres se meten en la
furgoneta y en cuestión de segundos desaparecen. Jazzy sigue corriendo hacia mí
y ahora puedo verla.
-Jazzy –la llamo con un hilo de voz todavía tirada en el suelo- Jazzy ven,
soy amiga de Justin –instintivamente llevo mi brazo hacia el vientre y me rodeo
con el tras sentir una punzada de dolor- ¿quieres que te lleve con él? –repito
intentando disimular el dolor en mi voz.
-¡Si! –Grita ella- vamos, vamos –se agacha y me tira del brazo.
-Espera, espera –hago una mueca de dolor- despacio –intento sonreír.
A primera vista Jazzy parece no haber estado nunca secuestrada. Está
limpia y sonríe. No tiene ninguna marca, por lo que me alegro.
-Jazzy ¿te han hecho algo? ¿Estás bien? –digo cogiendo su mano e
intentando ponerme en pie.
-Si, han sido buenos conmigo –responde sin más.
-Oh, me alegro –intento bromear pero de pronto noto un pinchazo dentro de mí.
El costado me duele mucho, siento como la sangre sale pero es invierno y
llevo varias chaquetas. La más superficial es un chaquetón negro bastante
grueso por lo que la sangre aún no se ve. El móvil de Justin suena y entonces
veo que es mi número. ¿Cómo puede estar llamando mi móvil si yo estoy aquí? Sin
dar más vueltas contesto luchando para que mi voz salga de la garganta sin
quebrarse.
-¿S-si?
-¡Alisson! ¡Alisson! –Grita una voz masculina al otro lado- ¿Dónde estás?
¿Qué ha pasado? ¡Te has ido! –Su voz suena histérica- ¿estás bien?
-Justin –sonrío- tranquilo. Tu solo espera tras el escenario –trago saliva
unas cuantas veces para aclarar mi garganta- tengo algo para ti –cuelgo sin
darle tiempo a contestar.
Acompaño a Jazzy como puedo hasta el escenario y le digo que espere unos
metros atrás. Intento cubrir mi mano con la manga de la chaqueta para que la
sangre no se vea y me reúno con Justin. No quiero estropearle el momento.
Justin aparece y creo que no se da cuenta de que mi mano aprieta
fuertemente mi abdomen para frenar el dolor y la sangre, aunque no funciona. Ya
casi no puedo andar y me arrastro como puedo hasta el.
-¡Alisson! –Vuelve a gritar abalanzándose sobre mi- ¿Dónde estabas? ¿Por
qué has hecho eso? ¿Qué han dicho esos hombres? ¿Sabes algo de mi hermana?
–parece nervioso.
-Tengo una cosa para ti –ignoro todas esas preguntas que me bombardean. Mi
cerebro no puede pensar con claridad y solo quiero ver su cara al encontrarse
con su hermana para poder cerrar mis ojos e irme de una vez. Casi no puedo
hablar y mis palabras se convierten ahora en susurros.
Justin no dice nada, se queda callado y me observa sin entender nada.
-¡Jazzy! –Grito lo más fuerte que puedo- ¡ven a ver a Justin! –levanto una
de mis manos hacia su dirección.
El me mira sin comprender que pasa y entonces la pequeña niña aparece
detrás de nosotros, corriendo con una sonrisa en la cara hacia su hermano. La
niña se echa sobre los brazos de su hermano y Justin se queda inmóvil durante
un segundo sin creerse que su hermana esté ahí. De repente Justin comienza a
llorar y la agarra fuertemente. Pasan unos minutos y yo siento que he cumplido.
Me siento en paz conmigo misma y estoy feliz de que muera viendo a Justin de
nuevo feliz. Siento que mis ojos se cierran sin poder evitarlo y cuando estoy a
punto de dejarme caer la voz de Justin vuelve a despertarme.
-¡Alisson! –Grita ahora corriendo hacia mi- ¿c-co-como? No puedo… no puedo
creerlo –está feliz.
Se abalanza sobre mí y sin poder reaccionar a tiempo me da un tremendo
abrazo. Siento sus brazos rodearme y ejercer presión hacia el. Me pierdo en sus
brazos e ignoro el tremendo dolor que siente en ese momento. Sin importarme nada,
estoy desorientada pero feliz. Y así, sin más, dejo la mente en blanco… y me
dejo ir.
#Narra
Justin.
No
creía lo que estaba pasando. Alisson me había traído a mi hermanita. La chica a
la que conocía de tan solo unas horas me había devuelto a mi hermana pequeña.
No podía creerlo. Estaba de nuevo conmigo.
Corro
hacia Alisson y la abrazo. La tomo sobre mis brazos y la abrazo lo más fuerte
que puedo. La abrazo para agradecerle todo lo que ha hecho por mí y por mi
hermana. Por mi familia entera. Nunca podré pagarle esto, un impulso me incita
a besarla pero me resisto. No quiero estropearlo. La abrazo aún más fuerte y
hago que nuestros cuerpos se fundan. De repente la noto suspirar y siento que
ya no ejerce fuerza sobre mi espalda. Ha dejado de abrazarme pero no se mueve,
no se aleja y tampoco dice nada. En ese momento comienza a caer hacia abajo. Ha
perdido el conocimiento.
Rápidamente
la cojo y caigo arrodillado al suelo junto a ella. Intento coger su cabeza para
que no choque contra él. Ella cae acostada boca arriba sobre mí y veo que tiene
los ojos cerrados. No se mueve, incluso parece que su respiración ha parado. Se
ha ido. Esto no tiene sentido. No tiene esa sonrisa en la cara que me encanta,
su luz se ha apagado y veo que la palidez se ha apoderado de su cara.
Asustado
comienzo a balancearla, aprieto su pecho en busca el latido de su corazón pero
no escucho nada. Muevo su cara, cojo su mano pero no siento el calor en su
piel. Me aparto unos centímetros para mirarla detenidamente mientras los ojos
se me llenan de lagrimas y vuelvo a sentirme impotente por no saber qué le
pasa. Busco marcas, cortes, lo que sea que haya podido hacer que se desmalle
pero no veo nada. Y de repente, al coger su mano veo que esta está llena de
sangre. Me asusto y retrocedo, pero inmediatamente me echo sobre ella para
abrazarla e intentar que despierte. En ese momento mi camiseta se llena de
sangre y veo que su abrigo está empapado. ¿Cómo no me había dado cuenta?
Justin, eres un imbécil. Quito su chaqueta y la tiro a un lado. Veo entonces
que toda su ropa está empapada y no puedo creer que esto esté pasando. Esos
cabrones la han matado. Han matado a la única chica que se ha ganado mi
confianza. A la única que me ha sacado una sonrisa en semanas. A matado a la
chica que ha salvado a mi hermana.
Comienzo
a llorar desconsoladamente sobre ella. No entiendo cómo puede dolerme tanto
esto, ya que prácticamente no la conozco. Y aún así me ha demostrado más que
todas las personas que conozco desde siempre. Comienza a dolerme el pecho y me
falta el aire. No sé qué hacer.
-Vamos
Alisson, despierta –susurro en su oído- no puedes morir, tu no.
Pienso
en que todo esto es por mi culpa y me siento como una autentica mierda. No
debería haberle dado el teléfono. No debería haberla dejado ir. Yo tendría que
estar ahí tirado y no ella. Me siento la persona más despreciable del mundo.
-¡Jazzy!
–Grito entonces, volviendo a la realidad- ¡dame el móvil! –ella, que lo tiene
en la mano, corre hacia mí y me lo entrega.
Llamo
a una ambulancia. Sigo presionando la herida que he encontrado en el abdomen y
desesperado lloro junto a ella mientras Jazzy nos observa sin saber qué hacer.
Le ordeno que no se acerque y ella se queda quieta. De repente oído la sirena
de una ambulancia cada vez más cerca de mí. Un grupo de médicos baja de ella y
me apartan de un empujón mientras la llenan de oxigeno y la inmovilizan para
meterla en la ambulancia. Sin pensarlo dos veces cojo a Jazzy y me monto con
ella en la parte de atrás. No voy a dejar que muera sin que yo esté cerca. Es
lo mínimo que se merece.
Nos
dirigimos a toda prisa hacia el hospital y al llegar 5 médicos de urgencias la
trasladan al interior. Han recibido un aviso de chica adolescente en estado crítico.
Prácticamente la llevan a rastras hacia el interior. Yo les sigo con Jazzy en
brazos pero al llegar a la sala de urgencias una enfermera me detiene.
-No
puedes pasar, espera en aquella sala.
-¡Quiero
ir! –grito, y mis lagrimas vuelven a salir.
-No
–dice cortante, y comienza a correr de nuevo.
Voy
hacia la sala de espera y resignado me tiro sobre una de las sillas poniendo a
Jazzy sobre otra a mi lado. Entonces veo pasar a otra enfermera.
-¡Enfermera!
–grito, y ella se acerca- mi hermana ha estado una semana fuera de casa, ¿puede
hacerle una revisión para asegurarse de que está todo bien?
-Claro,
-dice ella, cogiendo a Jazzy sin más preguntas mientras observa como lucho por
seguir respirando y mis lagrimas caen sin parar- Vamos bonita –la coge de la
mano.
Yo
me agacho para mirarla.
-Cariño,
esta señorita va a hacerte unas pruebas ¿vale? Te esperaré aquí.
Y
entonces mi hermana me mira a los ojos y me dice algo que me deja totalmente en
shock.
-La
quieres mucho ¿verdad? –sonríe con sus cinco años de edad.
-¿Qué?
-A
Alisson, la quieres mucho –repite- estas llorando, pero se va a poner bien. Me
gusta más que Selena. Tenéis que estar juntos –me dedica una última sonrisa y
se va dando saltitos.
Yo
me quedo allí sentado, pensando en lo que Jazzy me acaba de decir, y tiene
razón, una pequeña niña acaba de dejar al descubierto sentimientos que ni
siquiera yo sabía que tenía. Y es que no se cómo, pero me he enamorado de
Alisson.
Pasan
unas horas y entonces veo a uno de esos médicos salir corriendo y coger un
aparato de paros cardíacos. Después habla y los altavoces que hay por todo el
hospital se ven interrumpidos por su voz.
-Atención,
tenemos un código rojo. Necesitamos un donante de sangre cero positivo para una
chica de diecisiete años. Urgente.
El
médico deja el micrófono y vuelve a correr hacia la sala de urgencias. Nadie
más aparece por lo que o no hay donantes o se niegan a ayudarla. Veo como una
de las enfermeras que hay tras el mostrador le habla a otra y consigo leer en
sus labios “necesitamos un milagro”. Estoy en shock. No puedo creer que esa
chica este muriendo por mi culpa y yo no pueda hacer nada. Es ridículo. Acaban
de decir que Alisson se muere y nadie se digna a donar un jodido litro de
sangre. Yo soy el que debería estar allí dentro y no ella. Puede que si yo
estuviera allí hubiera alguien con mi grupo sanguíneo que pud… ¡Espera!
De
repente me pongo en pié y casi sin darle tiempo a mis pies comienzo a correr
como puedo hacia la sala de urgencias. Esquivo todo lo que se me pone por
delante, desde médicos, enfermeras, guardias, hasta camillas. Logro entrar en
la sala y literalmente me abalanzo sobre ellos.
-¡No!
–Grito- ¡Yo soy cero positivo! ¡Sacadme sangre! ¡Vamos joder! –Estoy histérico-
¡rápido! –Vuelvo a gritar- ¡vamos!
Los
médicos se quedan mirándome sin saber qué hacer, asustados e incrédulos. No
entienden como he podido lograr llegar hasta aquí.
-¿A
qué coño estáis esperando? –Vuelvo a interrumpir- ¡Se está muriendo! ¡Sacadme
sangre ahora!
Por
fin reaccionan y una enfermera tira de mi brazo arrastrándome hacia una silla
que está al lado de la cama de Alisson. Entonces la miro. Miro su cara pálida y
sus ojos cerrados y me la imagino tan solo unas horas antes. Tan guapa. Tan
llena de vida. Tan perfecta. Noto entonces una aguja entrar en mi vena y no me
resisto. Sigo mirándola y veo que le han colocado todo tipo de tubos. No puede
respirar por ella sola y esta enganchada a una maquina. Necesita sangre. Ahora.
La
enfermera mete el otro extremo del tubo de plástico en la vena de Alisson y
abre una válvula dejando pasar la sangre de mi cuerpo al suyo. Me doy cuenta de
que estoy sin camiseta pero no me importa. Entonces uno de los médicos me mira
y como si se hubiera dado cuenta de repente sonríe.
-¿Eres
Justin Bieber? –me mira incrédulo- ¿Justin Bieber? ¿Qué haces aquí?
Sus
palabras me golpean como puñetazos y siento la necesidad de partirle la cara.
Alisson se está muriendo a mi lado y este imbécil me pregunta quien soy en vez
de ayudarla. Le miro, le miro con odio y deseo matarle en ese mismo instante.
-¿Y
qué? –escupo.
-No
puedes donar sangre, eres Justin Bieber.
-Escúchame
bien, ahora soy Justin. Solo Justin –miro a Alisson a la cara y recuerdo sus
palabras mientras siento un tremendo dolor en el pecho al saber que ella es la
única persona que me ha tratado como Justin, a secas- ¡Y quiero salvar a esta
chica! –grito.
-Vale,
vale, está bien, vamos –dice, como si de repente hubiera comprendido que la
vida y la muerte están presentes en esta habitación.
Miro
el tubo y veo como la sangre sigue pasando a su cuerpo. Me siento mejor. Me
alegra saber que puedo ayudar en algo, serle útil. Y rezo. Rezo por que mi
sangre le sirva de algo.
Los
médicos esperan preocupados, miran su cara y después hacia el monitor que marca
el pulso y los latidos de su corazón. Mi sangre sigue entrando en su cuerpo y
ella no se mueve.
-¿Qué
pasa? ¿está mejor? –digo preocupado.
-No
responde, todavía no –dice una enfermera.
-Pues
seguid –miro la cara de Alisson.
-No
podemos seguir sacándote sangre… ya has donado demasiada. Podría ser peligroso
para ti.
Uno
de ellos se dispone a parar la transfusión.
-¡No!
–Grito de repente- ¡quietos! No quiero que paréis ¿entendido? ¡No! Dadle toda
la maldita sangre que necesite.
-Podrías
desmallarte –dice otro.
-No.
Me. Importa –ladro.
Y
mi sangre sigue saliendo durante otros cinco minutos más.
-Ya
está, su pulso esta estable –y dan por terminada la transfusión.
Uno
de ellos me quita la aguja y me tiende un algodón para presionar.
-¿Seguro?
–digo aún tenso- puedo darle más.
La
verdad es que estoy un poco mareado pero no me importa. Los médicos me dicen
que me vaya a la sala de espera y esté allí durante un rato, tome un bocadillo
y un refresco, y después volverán a llamarme si necesita un poco más.
La
miro una vez más antes de salir de la habitación y entonces lo confirmo. Estoy
seguro. Me doy cuenta de que realmente me he enamorado de esa chica como no lo
había hecho nunca. Nunca me ha pasado algo parecido. No en tan poco tiempo. No
tan intenso. La quiero.
Vuelvo
a ocupar mi asiento con la manta que me han dado en urgencias sobre los
hombros. Entonces mi móvil vibra dentro de mi bolsillo. Lo saco y me doy cuenta
de que no es el mío, sino el de Alisson. Es un mensaje. No quiero leerlo. Me
resisto pero no sirve de nada, es de una tal Emma.
“Eh
Liss, ¿Cómo estás? ¿Has salvado ya la vida de tu futuro marido? ¡Algún día te
costará la vida una de tus locuras! ¿Cómo se te ocurre irte sin decirle nada a
nadie? Tu madre te matará. Te quiero”.
¿Así
que se ha escapado? ¿Por eso no ha venido nadie? Por eso estaba sola. Cierro el
mensaje y veo su fondo de pantalla. Es ella, sale preciosa.
Cojo
mi móvil y voy a imágenes. Abro la última foto y la observo. Somos nosotros
dos. En el café. Parece que nos conocemos de toda la vida. Es extraño.
Alisson
me gusta tanto porque me mira y ve a Justin, al Justin de Canadá. A Justin Drew
y no a Justin Bieber. Porque ha sido la única chica que me ha sabido ver mas allá
de mi fama, de mi dinero y de la estrella de pop.
-¡Justin!
–Gritan sacándome de mis pensamientos- ¿Dónde está Jazzy? –una mujer corre
hacia mi- ¿estás bien?
-Si
mamá, estamos bien –digo sin ganas.
-¿Por
qué no llevas camiseta? ¿Te han sacado sangre? –Mira mi brazo- ¿Qué le ha
pasado a tu hermana?
-No
le ha pasado nada. Ella está bien.
Ahora
se relaja.
-¿Y
tú? –se sienta a mi lado, comprendiendo que algo va mal.
No
puedo contenerme. Intento no estallar pero cuando mi madre me mira a los ojos comienzo a llorar como un niño
pequeño.
-Se
llama Alisson.
Mi
madre lo comprende todo al instante. Me coge la mano en silencio y escucha.
-Ella
ha sido quien ha traído a Jazzy mamá, ella la rescató y por mi culpa… -trago
saliva- por mi culpa ahora está luchando por sobrevivir –una lagrima corre por
mi mejilla- tendría que ser yo quien estuviera ahí y no ella –miro al suelo
desesperado- y ya no podré decirle lo que siento. No podré decirle que la
quiero.
-Justin,
no digas eso –dice mi madre con tono firme- Si lo ha hecho es porque le
importas. Porque no dejaría que te pasara nada. Debes darle las gracias y
apoyarle. Eso es todo. Sabes que tus fans darían la vida por ti.
Su
último comentario me molesta, aunque no sé muy bien por qué.
-Ella
no es una fan.
-¿Qué?
-Ella
me demostró que quería conocer a Justin, a secas.
-¿Enserio?
–sonríe.
-Voy
a quedarme con ella hasta que despierte. Tengo que darle toda la sangre que
necesite.
-No
tienes que hacerlo.
-¡Quiero
hacerlo! –grito.
-Justin…
-Tu
llévate a Jazzy –le digo- llama a todo el mundo y diles que está bien.
-La
prensa querrá hablar contigo.
-Me
da igual –reprocho.
En
ese momento Jazzy sale corriendo hacia mi madre y ambas se encuentran con un
abrazo caluroso. Jazzy llora y mi madre también. Tras unos llantos y miles de
preguntas deciden irse, ya que no van a convencerme para que las acompañe.
Pasada
una hora el médico sale y yo comienzo a rezar a medida que se acerca a mí para
que con el traiga buenas noticias. Empiezo a notar un dolor en el estomago y
suspiro angustiado.
-Justin
–dice serio, y yo me asusto- no te preocupes –dice ahora- Alisson está bien.
Fuera de peligro. Ha pasado lo peor.
Y
sonrío. Siento ganas de correr y saltar. Quiero gritar de alegría. Mi sangre le
ha salvado la vida. Ella es fuerte.
-La
hemos pasado a la habitación –vuelve a decir el médico- todavía no ha
despertado. Habrá que esperar –dice serio y guarda silencio.
-¿Qué
pasa?
-Necesita
un poco más de sangre, pero…
-Vamos
–me levanto al instante- sin peros.
Me
conduce hacia su habitación y al entrar la veo. Vuelve a estar acostada. Tapada
hasta la cintura y tiene mejor cara. Ha recuperado el rubor de sus mejillas e
incluso parece que sonríe. Me acerco rápido a ella y cojo su mano estrechándola
contra la mía.
-Gracias
–la miro- gracias por quedarte conmigo –susurro- te quiero.
La
misma enfermera hace de nuevo la transfusión y al acabar me siento en uno de
los sillones de la sala, que arrastro hasta la cama de Alisson para volver a
sujetar su mano. Los enfermeros salen y me quedo solo con ella. No quiero estar
lejos. No quiero irme porque sé que si lo hago volverá a alejarse de mí. Pienso
mientras miro su cara en cómo es posible sentir tantas cosas por alguien en tan
poco tiempo.
De
repente la puerta se abre y Selena aparece en la habitación.
-Justin
¿se puede saber dónde has estado todo el día? –dice con su voz chillona.
-Aquí
–contesto seco sin soltar la mano de Alisson.
-Pues
vámonos –mira hacia la cama- ¿y esta quién es?
-No.
Me quedo con ella. Y se llama Alisson –Selena ríe.
-¿Qué
pasa? ¿No tiene familia y ahora tú tienes que hacer de niñera?
-Eres
despreciable –suelto sin pensar- ella casi muere por protegerme. Me ha salvado
la vida a mí y a mi hermana mientras tú no te has dignado ni una sola ver a
preguntar por ella.
-¿Y
qué?
-¿Y
qué? –la miro con odio- que te largues.
¡¿Qué?!
–grita.
-Shhh,
no grites –Miro a Alisson para asegurarme de que sigue bien- esto es un
hospital, por si no te has dado cuenta.
Selena
suelta una risa irónica.
-Fuera
–le ordeno.
-Pero…
-F-U-E-R-A
–escupo.
Al
fin consigo echarla. La odio. Vuelvo a mi sillón y permanezco al lado de
Alisson. Es casi media noche y estoy durmiendo cuando siento que alguien
aprieta con fuerza mi mano. Abro los ojos rápidamente, sobresaltado, y la veo.
Está
despierta.
Me
mira.
Sonríe.
Pasan
unos segundos hasta que reacciono y entonces una sonrisa ilumina también mi
cara. Vuelve a estar conmigo.
-Hola
–digo dulce- ¿Cómo estás?
-B-bien
–susurra- ¿y tú? –intenta bromear.
-Enserio
Alisson, casi mueres.
-Estoy
aquí ¿no? –estrecha más mi mano.
-Estaba
preocupado –entrelazo mis dedos con los suyos y un escalofrió recorre mi
cuerpo- ¿Por qué lo hiciste? –y mis ojos se llenan de lagrimas.
-No
iba a dejar que 25 millones de de chicas se quedaran sin su ídolo. Además, yo
soy fuerte. Nada puede conmigo –bromea- ¿Cómo está Jazzy?
-Está
en casa, con mi madre.
-Bien.
Ahora
todo se queda en silencio. La miro sin comprender como puede intentar bromear y
sonreír cuando acaba de despertar de la muerte. Esta chica es increíble.
-No
vuelvas a hacer una cosa así. Nunca –siento que no puedo más.
-Eh,
Justin Bieber… ¿estás llorando? –se incorpora.
-Justin
–la corrijo- solo Justin –sonrío y limpio mi mejilla.
-Solo
Justin –repite.
-Pensaba
que te perdía –digo al cabo de unos minutos.
-Bueno,
el mundo no se habría perdido gran cosa –suspira.
Ese
comentario me molesta. Mucho.
-¿Pero
que estás diciendo? –digo serio.
-Nada,
nada –sonríe.
-El
mundo se habría perdido a la mejor persona que he conocido en mi vida. A mi
chica perfecta –logro reunir fuerzas para decir esto último.
Ello
solo sonríe y me dedica una de sus intensas miradas. Siento ganas de besarla,
pero tengo miedo. Intento cambiar de tema para desviar mi deseo.
-¿Te
has escapado de casa? –digo seco.
-Si.
-¿Si?
¿Y lo dices así? ¿Sin más?
-Si
–repite.
¿Dónde
vives?
-A
6 horas de camino… más o menos.
-¿Y
tu madre?
-Apuesto
a que no se habrá dado cuenta de que no estoy. Solo se acerca a mí para pegarme
cuando está irritada porque no le queda cerveza.
En
ese momento una punzada de dolor atraviesa mi pecho. No sé qué decir a eso. No
puedo llegar a comprender como una chica tan delicada e increíble ha podido
pasar por una vida así.
-¿Pero
sabes? –Dice, percatándose de mi cara- he conocido al chico de mis sueños. Esa
es la parte positiva –sonríe- además te he salvado la vida, Bieber.
-Y
yo he conocido a la chica más preciosa.
-Oh
–hace una mueca- que bonito.
-Lo
digo en serio –suspiro- antes de que tu llegaras nadie podía verme con los ojos
con los que tú me ves. Como una persona normal. Y llegas tu, y rompes los
esquemas. Te da tres pepinos que sea famoso y te da igual que te de o no un
beso cuando todas matarían por un segundo conmigo. Y vas… y me salvas la vida.
Como Justin, a secas.
-Te
equivocas –dice.
-¿En
qué?
-No
me da igual que me des o no un beso –ríe.
Yo…
esto… -me pongo nervioso.
-Simplemente
se mirar más allá de las apariencias, eso es todo –cambia de tema al verme
tartamudear.
-Te
quiero –le suelto.
-Y
yo –dice ella.
-No,
me refiero a que… me he enamorado de ti.
Y
entonces ella se calla, guarda silencio durante unos segundos. Piensa, medita y
vuelve a sonreír.
Yo
también, Justin a secas.
-¿Puedo
besarte? –digo perdiéndome en sus labios.
-¿Preguntas?
-Dijiste
que tendría que pedir permiso si Justin Bieber te besaba.
-No
eres Justin Bieber –susurra mirándome a los ojos.
Y
así, sin más. Me acerco y la beso. Acaricio lentamente su cara y respiro su
aliento segundos antes de que nuestros labios se unan para buscar el placer.
Mis labios húmedos rozan los suyos y acto seguido mi lengua entra en su boca
para buscar la suya y unirse así en EL beso. Siento calor. Calor y adrenalina
corriendo por mis venas. Uno de los peores días de mi vida acaba en uno de los
mejores días de mi existencia. Y así, tan simple como eso, como el destino que
te aguarda, como una sonrisa o una mirada puede hacerte cambiar, mi vida cambia
por completo y me siento feliz. Entero. Enamorado.
---------------Fin.
Guau.
ResponderEliminarDios,me has echo llorar.es precioso
ResponderEliminarEste relato tiene continuación? Porque es fantástico! :)
ResponderEliminarEnhorabuena, de verdad!
Te gusta escrbir y eso se nota... ^^ No dejes de hacerlo.
Un abrazo y un beso.
precioso! *.*
ResponderEliminarMUY BONITO.... CREO QUE DEBERIAS CCONVERTIRLO EN RELATO
ResponderEliminarJopé,tu relato y tu novela son ASHJKLASJKAHKAJHSAKASL.Enserio,sigue así,nunca dejes de escribir,porque por mí,has ganado una lectora,y eso que no soy belieber,pero tus historias son geniales,de verdad.
ResponderEliminarUn beso.<3
Joder, estoy Llorando!
ResponderEliminarFantastico, no sería suficiente para describirlo,
Gracias por brindarnos este maravilloso relato :')
noveladejustinbieberandyou.blogspot.com
❀υna вelιeвer con мυcнo ѕwag :D❀║16.03.13║
Me he emocionado. Dios, me encanta.
ResponderEliminarVale, lloro. Yo también me he enamorado. Pero de la novela.
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